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Reportaje:Historia del Arte

Arte contemporáneo

EL PAÍS presenta mañana, sábado, por 9,95 euros, el decimoctavo volumen de la Historia del Arte

Muchos creen que el arte ha de ser bello. Pero algunos reclaman que sea, además, moral o socialmente útil. A mediados del siglo XX, tras el horror de la II Guerra Mundial, cambió el mundo y el concepto del arte. La actividad artística pasó a formar parte de la sociedad de consumo. El valor tenía que ver con la belleza, con la notoriedad del autor y, en suma, como objeto de inversión. Son los artistas quienes imponen su propio arte, sin etiquetas, y hay quien crea con un depurado estilo figurativo, mientras otros exponen las instalaciones más desfiguradas. Nuevas disciplinas como la fotografía y el vídeo son ya arte contemporáneo. De todo ello trata la nueva entrega de la Historia del Arte de EL PAÍS.

A partir de los años cuarenta, las galerías y museos, y la incorporación al mercado de la figura del coleccionista, activan la difusión de las nuevas tendencias. Durante los años sesenta se produce una ruptura total de las fronteras entre la pintura y la escultura y entre la vida y el arte. El arte norteamericano se apropia de casi todo lo nuevo. El hiperrealismo y la nueva figuración amplían los caminos y desaparecen los grandes maestros de las primeras vanguardias.

El diseño será una de las claves de la renovación del arte contemporáneo. La experiencia que mejor interpretó y materializó la confluencia intelectual entre arte e industria fue la que llevó a cabo la Bauhaus, la gran escuela creada en 1919 en la República de Weimar, en Alemania, por Walter Gropius. La Bauhaus revolucionó el diseño, la arquitectura y el arte de la época y contó hasta el fatídico año 1933 en el que Hitler se hizo con el poder con los mejores artistas: Kandinsky, Klee, Moholy-Nagy, Josef Albers y el arquitecto Mies van der Rohe, el último director de escuela. La Bauhaus definió una nueva estética para los objetos cotidianos y la arquitectura, y se convirtió en el emblema del pensamiento progresista de los años veinte.

Nuevos estilos como el arte conceptual tienen su origen en el happening norteamericano, un espacio-espectáculo a medio camino entre la plástica, la música y el teatro. Un arte-acción en contraposición con otro estilo pictórico, el land art, que regresó a la naturaleza por el camino contrario a la vivencia urbana y consumista del pop art. El minimalismo fue otro de los movimientos plásticos de origen estadounidense que afectó de manera determinante tanto al arte norteamericano como al europeo. Donald Judd y Sol Lewitt serían las figuras clave de este movimiento.

En 1967, el crítico de arte italiano Germano Celant dio nombre a uno de los movimientos artísticos que mayores consecuencias tendría en el arte de finales del siglo XX, el arte povera. Pistoletto, Kounellis, Merz son, entre otros, los encargados de oficiar la ruptura sociocultural con los materiales más heterogéneos y más efímeros, recreándolos o transformando sus apariencias. Cuando en 1969 Kounellis mostró 11 caballos vivos en una sala de exposiciones de Roma, lo hizo como una bofetada simbólica al carácter comercial del arte al hacer de los caballos el propio objeto.

La escultura del siglo XX adopta las líneas curvas y los volúmenes planos del cubismo. Desmantelaron la forma compacta, alternaron lo cóncavo y lo convexo y aplicaron el principio de los "vacíos activos". Brancusi, Arp y Moore; el español Julio González, Calder, Marino Marini y sus célebres jinetes, o Alberto Giacometti, otro de los escultores más originales con sus obras longuilíneas y planas, sin volumen.

El siglo XX asiste también a la renovación del arte hispanoamericano, una síntesis entre las vanguardias europeas y las culturas autóctonas, como la del muralismo mexicano en el que destacan los Tres Grandes: Orozco, Diego Rivera y Siqueiros. Sus obras colosales en los edificios públicos tienen un contenido profundamente indigenista. En Uruguay, Joaquín Torres García fue el precursor del arte abstracto hispanoamericano con su teoría del universalismo constructivo. La pintora mexicana Frida Kahlo es un fenómeno aparte, con sus pinturas cargadas de dramatismo y sus autorretratos tan próximos al surrealismo y llenos de símbolos de la cultura popular.

<i>Marina City </i>de Bertrand Goldberg, rascacielos realizado en Chicago en 1964.
Marina City de Bertrand Goldberg, rascacielos realizado en Chicago en 1964.

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