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Un comando israelí entra en Ramala y mata a cuatro palestinos

El reguero de muertes prosigue en Palestina. En Ramala (Cisjordania), una fiera y desigual batalla campal entre soldados israelíes y civiles acabó con cuatro cadáveres palestinos en los hospitales. En Gaza se encadenan los asesinatos de milicianos de Al Fatah y Hamás y de oficiales de policía.

Un comando de las Fuerzas Especiales del Ejército disfrazado de palestino se adentró en Ramala para detener a Mohamed al Shubaki, un dirigente de Yihad Islámica liberado el año pasado tras cumplir casi dos años de condena en una cárcel israelí. Pero los soldados fueron descubiertos en las cercanías de la plaza Menara, en el centro comercial de la ciudad, y la lluvia de pedradas y el lanzamiento de escombros desde los tejados se desató de inmediato.

Cuatro palestinos murieron, durante la hora que se prolongó la refriega, por el fuego de los militares, y varias decenas resultaron heridos por disparos o por balas de caucho. Mientras, en Jerusalén, a 15 kilómetros de Ramala, comenzaban los fuegos artificiales para conmemorar -según el calendario judío- la unificación de la ciudad; es decir, la conquista de la parte oriental en la guerra de junio de 1967.

No se producía un altercado semejante en la capital de Cisjordania desde 2002, cuando la Intifada alcanzaba su apogeo y el Ejército israelí tomó las principales ciudades palestinas. "El Gobierno y el Ejército de Israel están haciendo todo lo posible para aumentar la tensión, destrozar la tregua y evitar la reanudación del proceso de paz", afirmó Nabil Abu Rudeina, portavoz del presidente palestino, Mahmud Abbas.

Violencia interna

La violencia también continuó, un día más, entre los cuerpos policiales dependientes de Al Fatah y de Hamás y sus milicias en Gaza. Nabil Hohhod, jefe del Servicio de Seguridad Preventiva en el centro de la franja, murió en un atentado con coche bomba en la ciudad de Gaza. Antes, de madrugada, milicianos de Al Fatah habían secuestrado a tres activistas islamistas en Jan Yunis; después los tirotearon y los abandonaron en una gasolinera. Uno de ellos falleció horas más tarde.

Los crímenes de ayer son un eslabón más de la cadena de venganzas que las enfrentadas autoridades palestinas son incapaces de atajar. El ataque contra Hodhod, oficial leal al presidente Abbas, se produjo poco después de que líderes de ambos partidos anunciaran un acuerdo que pretende poner fin a la lucha que mantienen desde comienzos de este mes por el control de los organismos de seguridad.

El sábado fue abortado un supuesto atentado contra el máximo jefe de la Seguridad Preventiva, Rashid Abu Shabak. Y el jefe del espionaje palestino, Tarek Abu Rajab, resultó herido de gravedad el domingo tras una explosión en un ascensor de la sede del servicio de inteligencia.

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