La población reclusa catalana alcanza su mayor cifra en 15 años con 8.830 personas encarceladas

Las cárceles catalanas albergan más presos de los que permite su diseño original. Este es ha sido panorama de los últimos años y la situación ha llegado a un punto que ayer el secretario de Servicios Penitenciarios de la Generalitat, Albert Batlle, la calificó de "difícil". El sistema penitenciario absorbe a diario 3,8 nuevos reclusos y ayer mismo la población de presidiarios alcanzó su récord en los últimos 15 años con 8.830 internos. Batlle propone a los jueces la aplicación de condenas "alternativas", con "mayor rigor que ahora", con el objetivo de reservar las cárceles a los casos "realmente graves".

En lo que llevamos de año, las cárceles catalanas han ingresado más de 500 personas, y 2006 terminará con 1.400 reclusos más de los que había el 31 de diciembre pasado, de continuar el ritmo actual. Son datos del Departamento de Justicia que ponen de manifiesto la masificación de las cárceles. En la de Tarragona, donde la Generalitat organizó ayer una jornada de puertas abiertas con la prensa, los reclusos duermen en celdas de nueve metros cuadrados con cuatro camas, dispuestas una encima de la otra. "Cuatro presos en una celda es muy bestia", comentó Batlle durante la visita.

Fuentes de Justicia señalaron que desde 2002 la progresión ascendente de la población reclusa ha sido constante hasta alcanzar una situación "muy por encima" de lo razonable. Al margen de la masificación, las cárceles catalanas son viejas -"obsoletas", dijo Batlle- y por eso la Generalitat ha elaborado un plan de equipamientos que prevé la apertura de nuevas cárceles más modernas en los próximos años.

Como solución a la masificación, Batlle propuso que los jueces apliquen condenas "alternativas" a los presos cuyos delitos no sean de especial gravedad. "Nos tenemos que plantear si hay delitos para los que podamos buscar penas alternativas y reservar la prisión para los casos realmente graves", señaló Batlle.

La inmensa mayoría de los reclusos están condenados por delitos relacionados con los robos o el tráfico de drogas a pequeña escala, y apenas el 10% de los internos cumplen condena por homicidios, asesinatos, tráfico a gran escala o delitos contra la libertad sexual.

A juicio de Batlle, la situación en las prisiones genera un "círculo vicioso" en el que el delincuente común, proveniente de ambientes marginales y familias desestructuradas, pasa unos años en la cárcel y poco cambia su situación al salir, de modo que es probable que reincida. De hecho, el 37% de los presos reincide.

Batlle dio a entender que la aplicación de políticas de reinserción más claras, con regímenes abiertos para más casos, sería igualmente positivo para solventar la saturación del sistema penitenciario y para favorecer la integración de los internos.

Por otra parte, la nueva prisión de Tarragona, en fase de tramitación administrativa, abrirá sus puertas en 2009. Con 65.000 metros cuadrados situados en El Catllar, la cárcel albergará entre 500 y 700 reclusos y podrá absorber la población penitenciaria que genera la provincia.

La cárcel actual -la última, junto con la Modelo de Barcelona, en la que el franquismo ejecutó una pena de muerte al garrote vil, el 2 de marzo de 1974- tiene 384 presos, 115 de los cuales sólo van a la prisión a dormir de lunes a jueves. Su capacidad es para 250 reclusos.