En el centro musical

El centro político es ese espacio que por no estar ni lejos ni cerca parece que siempre se encuentra a mano. Situarse en el centro fue precisamente la fórmula que supieron explotar los Eagles en los años setenta, cuando se convirtieron en el grupo más vendedor del mundo. Con raíces en el country, leves toques de rock sureño, el uso de hasta tres guitarras y una suavidad de rock confortable y sin sobresaltos idónea para el matiz de la frecuencia modulada, la banda californiana logró conectar con un inmenso nicho de mercado que se reconforta mecido por los sonidos más algodonosos. Ese centrismo musical, country para las masas, sin aristas ni polvo, rock en los antípodas de la estridencia, con denominación de origen norteamericana y delicadas armonías vocales, fue lo que les convirtió en una máquina de vender discos.

Sólo mostraron su cara más radical en su segundo álbum, un Desperado en el que posaban ataviados como forajidos. Fue una visión fugaz, porque la banda, hoy formada por Glenn Frey, Don Henley, Joe Walsh y Timothy B. Schmit, logró el cenit alojándose en un hotel en el que hospedaron canciones largas incluso con arreglos orquestales. Hotel California les supuso el cénit, convirtiéndose de paso en uno de los álbumes más vendidos de la historia del rock. Y, al igual que los políticos que al encontrar una buena frase la repiten hasta la saciedad, la canción Hotel California se ha reiterado hasta casi convertirla en un lugar común. A pesar de que, o quizá debido a que, es innecesariamente larga. Claro que igual que el cine en blanco y negro parece más serio, las canciones largas tienen más empaque en el mercado musical del centro, donde Eagles tocaron el cielo con un disco muy definitorio de lo que representa el grupo: un grandes éxitos. Y ahí siguen Eagles, 30 años después.