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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Entre ecología y economía

Instado por una cita del filósofo Javier Echevarría, el también filósofo Jorge Riechmann aborda en este amplio ensayo los que considera "temas de nuestro tiempo". Se trata, según sus propias palabras, de "situarme a la altura de esa responsabilidad cívica (y también filosófica) profundizando en el análisis de algunas cuestiones". Y las cuestiones de nuestro tiempo son, a juicio del autor, sobre todo las ambientales, las ecocuestiones, seguidas de la creciente desigualdad social planetaria y, por último, "los desafíos planteados por la tecnociencia".

La biomímesis es, para Riechmann, "imitar a la naturaleza a la hora de reconstruir los sistemas productivos humanos, con el fin de hacerlos compatibles con la biosfera". Aclara el autor que, después de todo, "no se trata de descubrir mediterráneos", puesto que las ideas que expone son ya conocidas o intuidas por quienes defienden idearios ecologistas. Se trata de "ordenar estas ideas de una manera nueva, alrededor de una categoría -biomímesis- que me parece esclarecedora, potente y persuasiva".

BIOMÍMESIS. Ensayos sobre imitación de la naturaleza, ecosocialismo y autocontención

Jorge Riechmann

Los Libros de la Catarata Madrid, 2006

368 páginas. 20 euros

No está claro, la verdad, que sea tan persuasiva. Sobre todo porque en los análisis de Riechmann, que tratan básicamente de las personas y nuestra huella sobre lo que nos rodea, faltan algunos componentes económicos necesarios para hacerlos más creíbles. Se trata sin duda de un libro cargado de buenas intenciones, pero la economía tiene razones que el bueno del sentido común, tan cortoplacista como la economía, no siempre comparte.

Esta especie de vuelta a la naturaleza, o a lo natural, este mirar al rededor para tratar de conseguir "una reinserción de la sociosfera y la tecnosfera dentro de la biosfera", propuesto por el autor, choca si no con la esencia del ser humano, que siempre ha tratado de imponerse al medio, al menos con su comportamiento más habitual. Que nuestra especie es una depredadora terrorífica cuya potencia destructora depende únicamente del tipo de tecnología de que dispone en cada momento en la historia es un hecho incontrovertible. Si el ritmo al que hoy desaparecen las especies por nuestra causa es más alto que nunca es porque somos capaces de destruir más rápido que nuestros antepasados, no porque seamos peores.

La prosa de Riechmann, au-

tor de varios poemarios, es clara y convincente, porque habla con pasión de aquello de lo que está convencido. Hacer que el desarrollo económico sea sustentable no debería ser tan complicado de compartir por cualquiera que sea capaz de ver más allá de pasado mañana. Sin embargo, es probable que no consiga convencer a tantos como sería preciso para lograr "en cierta medida la cuadratura del círculo: cómo hacer socialmente aceptable el doloroso apretarse el cinturón ecológico que parece más inexcusable cada día que pasa, cómo hacer una revolución económico-ecológica sin que nadie pierda". Sin embargo, la claridad de la prosa se ve oscurecida por otros textos que acompañan o explican el mensaje central. Resultan un poco incómodos para la lectura y, en algunas páginas, la dificultan claramente.

Estamos, pues, ante un interesante tratado que pretende cambiar la dirección del mundo. Una empresa más difícil de lo que pudiera imaginarse, porque, por ejemplo, "no se trata de pensar sencillamente en sustituir las energías fósiles (y la energía nuclear) por energía solar, dejando lo demás como está: simultáneamente ha de aumentar radicalmente la eficiencia energética (y reducirse su consumo), modificarse cualitativamente el uso de la energía, cambiar los sistemas de transformación, reconstruir la cultura". Ahí es nada. Resulta una tarea compleja, primero porque no tenemos instrucciones claras para hacerlo, y segundo, porque quizá esa reconstrucción de la cultura sea más complicada que, sencillamente, dejar obrar a la naturaleza y esperar un par de millones de años, por si aparece otra especie inteligente mejor encarada.

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