Santa Coloma cambiará su perfil con un gran complejo residencial y de ocio
Tres torres, una de ellas de 24 plantas (será la más alta de la ciudad), un parque sobre unos multicines y un aparcamiento para 690 plazas surgirán en 2009 del centro de Santa Coloma de Gramenet. La propuesta es arriesgada porque la altura y la forma de las torres modifican por completo el perfil de la ciudad, pero los arquitectos encargados del proyecto, que la promotora Proinosa ha bautizado como Alta Coloma, lo consideran fundamental "para casar y coser" el núcleo antiguo con el barrio de Singuerlín.
El proyecto, cuyas obras se iniciarán a principios de junio, es singular por diversos motivos. Uno de ellos es que se trata de la primera colaboración entre los arquitectos catalanes Robert y Esteve Terradas -autores del nuevo edificio de Cosmocaixa, que hace dos días fue elegido el mejor museo europeo de 2005, y del Aquàrium de Barcelona, entre otros proyectos-, y el portugués Eduardo Souto de Moura, autor de Estadio Municipal de Braga, que recibió el pasado año el FAD de arquitectura. Otro motivo, el principal, es que el conjunto resulta insólito en el contexto urbanístico y arquitectónico de Santa Coloma.
Los arquitectos Robert y Esteve Terradas colaboran en el diseño con el portugués Souto de Moura
El conjunto pretende "coser" el núcleo antiguo de la ciudad con el barrio de Singuerlín
El proyecto incluye tres torres y una de ellas, con 24 plantas, será la más alta de la ciudad
"Puede parecer un proyecto fuera de lugar, pero es todo lo contrario ya que lo que busca es comunicar las distintas zonas, coser ambos barrios para que sea fácil el trasvase de gente sin que existan las barreras que hubieran implicado los edificios de baja altura dispuestos en horizontal", indica Robert Terrades. "Es verdad que hay un elemente simbólico ya que en cierta manera estos edificios son la nueva puerta a la ciudad, pero lo que nos interesaba más era buscar la conexión urbana no a través de la continuidad, sino de esta concentración en altura que permite que lo que existía y lo que existirá dialoguen manteniendo la individualidad de cada barrio".
Los elementos más visibles del proyecto, en el que también participa el arquitecto Daniel de Castro Lopes, son las tres torres singulares en forma de paralelepípedo que comparten forma exterior y un gran voladizo en la parte baja que busca crear espacio urbano. La torre más baja será el hotel, de 7 plantas y 146 habitaciones dobles. La torre más alta, de 24 plantas, tendrá 107 viviendas de entre dos y cuatro dormitorios de renta libre, y la otra torre, de 14 plantas, contará con 100 viviendas de uno y dos dormitorios de promoción pública.
También habrá unos multicines con siete salas con capacidad para 1.600 butacas, locales comerciales y de ocio, un aparcamiento, numerosas zonas ajardinadas que buscan conectar el parque que incluye el complejo con los jardines sobre la B-20 y el parque de Can Zam, y en el mismo entorno, pero con otros promotores, un edificio de viviendas tuteladas para ancianos y un centro de día.
"La idea es crear un espacio urbano simbólico a través de estos tres edificios que tienen una relación muy especial con el suelo, porque los tres tienen un gran voladizo que funciona como logia y espacio de encuentro que busca dar unidad al conjunto en planta", comenta Souto de Moura. "Las fachadas, además, responden a un criterio arquitectónico muy estricto", añade Robert Terradas. "Ahora todos lo arquitectos se centran sólo en la piel, en el acabado formal, y nosotros decidimos que la estructura tenía que ser muy sincera, que tenía que ser ella la que nos diera la forma que nos ayudara a solucionar el problema del voladizo en la planta baja", insiste Souto de Moura.
La estructura, explica Terradas, es una malla de hormigón en fachada que recoge las fuerzas, de forma que el edificio se sostiene por la fachada y la estructura central, que incluye el ascensor y las escaleras. Se ha buscado que en las viviendas todas las habitaciones, excepto los baños, sean exteriores, y ademas cada vivienda -cuya planta es libre y sin pilares, lo que permite todo tipo de distribución- está situada en una esquina de la torre, lo que posibilita vistas dobles. "Los dos edificios de viviendas son iguales exteriormente, sólo cambian los acabados del interior y el tamaño de las viviendas", comenta Esteve Terradas.
Para los arquitectos, esta intervención responde a un problema que no ven extrapolable a otras ciudades del área metropolitana. "Nosotros no queremos cambiar el mundo, queremos hacer esto bien y sobre todo que el proyecto genere cambios positivos para Santa Coloma", señala Souto de Moura. "No tenemos vocación paternalista. El proyecto está ya definido y ahora estamos trabajando en los detalles, no para hacer una cosa chic, sino para ver si podemos sistematizar puertas, ventanas y otros elementos de manera que sean reproducibles y aplicables a las distintas torres, tanto las de protección pública como las de renta libre, porque queremos aumentar los criterios de calidad. Y esta solución sí puede ser ejemplar".
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