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Reportaje:

A la calle por una vivienda digna

Miles de jóvenes convocados por Internet reclaman pisos más baratos

Para que pagar un piso no se lleve más del 50% del salario; para que las hipotecas no tengan que arrastrarse 40 años; para que los jóvenes puedan emanciparse y tengan derecho a una vivienda digna. Por todos estos motivos, miles de jóvenes salieron ayer a la calle en las principales ciudades españolas en la primera gran manifestación dedicada a la vivienda. "La vivienda y la precariedad laboral se han convertido en dos problemas de primera magnitud", afirmaba Raúl Camargo, de 26 años, en la sentada de Madrid. La peculiaridad de esas concentraciones ha sido el modo de convocarlas. Los manifestantes acudieron tras recibir desde abril mensajes de móvil y correos electrónicos con una invitación a la protesta, de origen desconocido. "Por una vivienda digna, pásalo", concluía el texto enviado a miles de internautas.

Nuria Galarza, de 28 años, vive en un espacio de 20 metros desgajado del despacho de su padre

"El 25% de los pisos de la capital están vacíos y sin alquilar", explicaba Roberto Clemente, de 27 años, que vive con sus padres. "En principio, habría que gravar estas viviendas", proponía. Entre 3.000 y 4.000 personas se reunieron en la Puerta del Sol de Madrid con lemas como: "No hipoteques tu vida" y "Por favor, un nidito de amor".

Estos autodenominados "rebeldes sin casa" dicen que no les falta razón para la queja: el precio de los pisos se ha disparado más del 150% desde 1998. Una hipoteca a 25 años absorbe el 53,7% del salario de un menor de 35 años, según el Observatorio Joven de la Vivienda. Y la mitad de los jóvenes tiene contrato temporal.Lucía Solís, de 17 años, sentenciaba: "Si tengo que alquilar, prefiero ocupar".

Bajo un sol abrasador, la céntrica plaza de Cataluña de Barcelona se llenó de mileuristas y seiscientoseuristas. También de jóvenes sin salario, con nulas posibilidades de acceder a una vivienda digna. La convocatoria reunió a más de un millar de personas, según la Guardia Urbana.

El e-mail que la semana pasada recibió María, de 31 años, le llegó al alma: "En Francia los jóvenes protestan contra los contratos basura. ¿Vamos a dejar que a los jóvenes de aquí se nos conozca porque sólo nos movilizamos por un macrobotellón?". "Reaccioné de inmediato. Cancelé mis planes y pasé el mensaje a mis amigos", contaba María.

La cita no atrajo sólo a jóvenes. "Es que tienen más razón que un santo", afirmaban Enrique y Josefa, de 71 y 69 años, respectivamente. Por megafonía, uno de los concentrados emplazó a una nueva protesta para el próximo 28 de mayo en la plaza Sant Jaume de Barcelona. "Allí estaremos. No pararemos hasta que nos escuchen, como en Francia", coincidieron un grupo de jóvenes.

En Valencia, la sentada sorprendió a los participantes, que pensaban que la calurosa sobremesa de un domingo de celebraciones (se celebraba la patrona de Valencia, la Virgen de los Desamparados) auguraba un fracaso. Entre centenares de jóvenes, Nuria Galarza, de 28 años, explicaba que vive en un loft de 20 metros cuadrados desgajado de un bajo donde su padre tiene su despacho de arquitecto: "Con cuatro hermanos y un trabajo de media jornada, me he tenido que independizar en un loft subvencionado por mi padre".

La cita de Bilbao congregó a unos trescientos jóvenes. "Estoy aquí porque sigo viviendo en casa de mis padres. Tengo 31 años, un sueldo que no llega a 900 euros y no me puedo comprar una casa", explicaba María Ángeles Alonso, que curiosamente se había enterado de la convocatoria "por los periódicos". Alberto, de 24, decía contundente: "Reclamamos que se abaraten los pisos, no que den más ayudas. Ésa no es la solución".

Un joven muestra un cartel sobre el alto precio de los pisos en la concentración de Madrid.
Un joven muestra un cartel sobre el alto precio de los pisos en la concentración de Madrid.BERNARDO PÉREZ

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