El tripartito, el huracán y la escalera

Xavier Trias está dispuesto a recorrer la distancia que sea menester para alcanzar la alcaldía de Barcelona. Ayer por la mañana fueron 8,5 kilómetros, en lo que la maquinaria de su partido bautizó como "caminata por el cambio". Arropado por más de 200 simpatizantes de Convergència i Unió, Trias partió del pie del funicular y a mediodía alcanzó su destino: la plaza de las Cascades, en Montjuïc.

"No estoy cansado", aseguró el candidato convergente a la alcaldía mientras tomaba una Coca-Cola bien fría. Lo cierto es que, más allá de la longitud, el recorrido no era demasiado exigente: desde el Tibidabo, se deslizaba hacia abajo con suaves pendientes. Las dificultades llegaron sólo en el último tramo. Dado que las escaleras mecánicas no funcionaban, los caminantes tuvieron que subir a pie hasta la plaza, frente al Museo Nacional de Arte de Cataluña. Como un pelotón ciclista cuando la montaña empieza a picar, el grupo se desmembró bajo un sol intermitente.

Un hombre de edad avanzada, con el rostro encendido y rosáceo, se acercó al candidato para denunciar el excesivo esfuerzo que le había supuesto el episodio de las escaleras. Llevaba una camiseta blanca con una manzana roja en el pecho y un lema en la espalda: "Trias por el cambio". Como a casi todos, al hombre le sobraba camiseta. Trias le contestó: "La idea era utilizar las escaleras mecánicas, pero este tripartito municipal es incapaz de hacer que funcionen". Al advertir lo simbólico de su comentario, ahondó en la crítica y entró en el terreno de las teorías conspirativas: "Seguro que Clos nos las ha desactivado a propósito", comentó entre risas.

La política municipal es diferente de la autonómica. Quizá por eso Trias tuvo que tragarse todo el recorrido y el presidente de CiU, Artur Mas, se incorporó a la marcha nacionalista ya a la altura de la plaza de Espanya. Contento y sonriente, Mas arropó a Trias y se jactó ante los suyos del fin del Pacto del Tinell y de la quiebra del Gobierno de izquierdas y catalanista. Hombre dado a las metáforas, el líder de CiU comparó al tripartito con una de las atracciones de Port Aventura: el Huracán Cóndor. En esta atracción, los visitantes suben hasta una altura considerable y después caen en picado a gran velocidad hasta casi tocar el suelo: "La diferencia es que el Huracán Cóndor tiene un sistema de frenos que funciona", señaló con guasa Mas.

Sin abandonar la metáfora -esta vez futbolera-, el jefe de la oposición se puso serio y expresó su intención de que Convergència i Unió marque tres goles en pocos meses. "Tenemos que hacer un hat-trick". El primero: un sí "amplio" en el referéndum sobre el Estatuto previsto para el próximo 18 de junio. El segundo: el acceso de la federación nacionalista al Gobierno de la Generalitat en los comicios anticipados. Y el tercero: hacer a Trias alcalde de Barcelona en 2007.

"Confío en que Cataluña estará a la altura de las circunstancias", dijo Mas en relación con la ratificación del Estatuto. El líder convergente insistió en que el nuevo texto supone una mejora del autogobierno. "Si no lo hacemos ahora, ¿con quién lo haremos?, ¿con Rajoy?, ¿con Acebes o Zaplana?". "¡Nooo!", gritaron desde las sillas. "Ya sé que no, claro, por eso mismo", tranquilizó Mas. Ayer al líder de CiU se lo aplaudieron todo, pero le chafaron las preguntas retóricas.