Alexandr Zinóviev, filósofo y escritor
Desaparece una polémica y crítica figura de la vida intelectual rusa del siglo XX
El provocador filósofo, escritor y sociólogo ruso Alexandr Zinóviev falleció el miércoles en Moscú a los 83 años. Con su muerte desaparece una polémica y crítica figura de la vida intelectual rusa del siglo XX. Zinóviev, que nació en una pobre familia campesina de la región de Kostromá, ingresó en 1939 en el Instituto de Historia, Filosofía y Literatura de Moscú, donde, según él mismo había relatado, ingresó en un "grupo terrorista" cuyo fin era el asesinato de Stalin.
Por sus opiniones políticas, fue expulsado de la vida académica y arrestado, pero consiguió huir y salvarse gracias a su deambular por la URSS y a la II Guerra Mundial que le valió órdenes y medallas. Tras la contienda, concluyó sus estudios de Filosofía y cursó también estudios en la Facultad de Mecánica y Matemáticas. En 1954 fue uno de los fundadores del círculo de lógica de Moscú e hizo carrera como intelectual brillante, llegando a dirigir la cátedra de lógica de la Universidad de Moscú.
En 1976, Zinóviev publicó en Occidente su libro Cumbres abismales, una investigación crítica del régimen soviético. Caído en desgracia, fue expulsado del partido comunista, echado del trabajo y, finalmente, en 1978, deportado de la URSS y privado de la ciudadanía soviética, así como de todos sus títulos y condecoraciones.
Hasta 1999, fecha en la que regresó a Rusia para residir permanentemente en este país, Zinóviev vivió principalmente en Múnich, Alemania. A diferencia de otros intelectuales rusos en el exilio, el escritor mantuvo una actitud crítica ante la perestroika o política de reformas de Mijaíl Gorbachov, a la que denominó "katastroika", y ante los procesos que llegaron después. En septiembre pasado, durante una conferencia, el filósofo consideraba que Vladímir Putin "legitimizó el resultado del golpe de Estado" del primer presidente de Rusia, Borís Yeltsin, e insistía en que tanto Yeltsin como el presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov, y su ministro de Exteriores, Eduard Shevardnadze, deberían haber sido "colgados" por el pueblo por su papel en la desintegración de la URSS.
Zinóviev se definía a sí mismo como un investigador no apegado al marxismo, al que aseguraba haber renunciado a fines de los años treinta por tratarse de una doctrina "no adecuada para comprender la realidad" en la que le correspondió vivir. Opinaba, sin embargo, que el sistema socialista soviético no había agotado su capacidad vital y fue "bastante más efectivo que el sistema social occidental". Entre las causas de la desintegración de la URSS, el filósofo citaba una "enorme traición", de la cual culpaba a Gorbachov. El sistema pos-soviético ruso, decía, es artificial, y ha sido creado gracias al "robo" del resultado del trabajo realizado por la población soviética mientras existió la URSS. La sociedad surgida en la Rusia de hoy le parecía un "híbrido" de restos del mundo soviético, feudalismo existente en Rusia antes de la revolución comunista y préstamos occidentales. Estos elementos, que también se dan en el sistema de poder, formaban, en su opinión, un conjunto único, en concreto, "un aborto social" que puede existir por mucho tiempo.
Tras volver a Rusia, Alexandr Zinóviev impartió clases en la facultad de filosofía de la Universidad Central de Moscú, dio conferencias y continuó con sus investigaciones. Entre sus obras se cuentan La lógica de la expresión y la teoría de la conclusión (1962), Radiante porvenir (1978), El comunismo como realidad (1980), Homo Sovieticus (1982) y Occidente (1995).-
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