'El pájaro azul' recoge una antología de textos de Francisco Ayala dedicados a las aves

En el barrio granadino del Albaicín se conserva un hermoso palomar. En aquel lugar, el niño Francisco Ayala daba de comer a las palomas junto a su madre. A los dos les encantaba subir a aquel palomar para observar el vuelo de las aves, su delicada precisión y su equilibrio exacto. "Aquella mujer fue la persona más importante de mi vida", decía Ayala recientemente al referirse a su madre. Con motivo de su centenario, la Diputación de Granada ha publicado el libro El pájaro azul, una antología de pequeñas prosas de Ayala que tienen como protagonistas a las aves.

Muchos años después de aquel primer encuentro con las aves, el ya escritor famoso viajó a Damasco y conoció a un hombre que se dedicaba a cuidar a las palomas y que le hizo recordar toda su infancia. "Me sentí triste ante el recuerdo de mi madre y del niño que yo era", afirma. La relación de Francisco Ayala con los animales ha sido larga y constate. Desde un mono que su tío le trajo de África, pasando por los múltiples perros que el granadino tuvo en su infancia, a su predilección por las aves, Ayala se ha mostrado siempre como un defensor incondicional de la vida de cualquier ser vivo, y no le ha costado trabajo amar las distintas creaciones de la naturaleza.

Estas "miniaturas literarias", como señala Antonio Sánchez Trigueros, ha sido uno de los actos "que más han gustado a Ayala". El libro, que consta de una tirada de 8.000 ejemplares, recoge textos escritos en diferentes periodos y pertenecientes a géneros literarios diversos que tienen en común la presencia de las aves. De este modo, el título fue elegido al considerar a las aves como el hilo que hilvana las distintas composiciones, breves y representativas del sentido literario de Francisco Ayala, que logra mostrar una vez más su mundo imaginario en el que el pájaro está señalado desde su infancia como un paisaje común, un lugar en el que es posible reconocerse y vencer al tiempo.

Recuerdos y consejos

De este modo, el pájaro, convertido en metáfora, ofrece sus recuerdos infantiles, los consejos maternos, el amor que sentía hacia la figura de su madre y el vago recuerdo de algunos de los aspectos de la vida en aquel carmen granadino, en el barrio del Albaicín, al que había llegado para curarse de unas fiebres de origen desconocido a las que el médico sólo pudo recetar "aires de altura". Entre los títulos que presenta el libro destacan Una feria de pájaros, El gallo de la pasión, Entre palomas y ratas, Los gorriones, Las alimañas, A las puertas del Edén u Otro pájaro azul.

El centenario de Ayala, que se está celebrando en este 2006, está siendo coordinado por el poeta granadino Luis García Montero. Durante el mes de julio se celebrará en Granada un congreso internacional sobre la obra del autor de Muertes de perro al que asistirán los mayores especialistas en su obra que hay en el mundo.

La implicación de la cultura granadina en el centenario ha sido muy grande en todos los ámbitos. Pintores, escritores, poetas y periodistas se han implicado en la celebración del centenario de un defensor de la libertad. Incluso el centenario tendrá su vertiente musical. El cantante granadino Miguel Ríos está trabajando en un disco que mostrará la música preferida del escritor granadino. Si la música de Francisco Ayala es la banda sonora del siglo XX, el ambicioso trabajo en el que trabaja Ríos tiene el éxito asegurado. El disco no verá la luz antes de dos o tres meses, porque "son 100 años en la vida de un hombre y estamos viendo en qué estado están las canciones más antiguas, porque lo que existían eran pianolas y está siendo difícil resolver el problema que generan", comenta Ríos.

En un principio, el disco abordará la música popular y las saetas de su infancia en Granada, el cuplé y la zarzuela de la época de la República y, con el exilio, las canciones que le acompañaron por todos los países que visitó: Alemania, Argentina, Brasil...