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Detenido el autor del disparo que mató a un rumano en Nochevieja

La policía llegó al sospechoso tras analizar la muerte por bala de un perro en la misma zona

El misterioso crimen de Nochevieja ha sido resuelto. La policía ha detenido a Andrés B. G., de 36 años, como presunto autor del disparo que entró por la ventana y mató a L. M. F., un ciudadano rumano de 23 años que celebraba el Año Nuevo con unos amigos en un piso en Carabanchel. La muerte de un perro, ocurrida en el mismo barrio y por una bala del mismo calibre, ha sido la pista que ha llevado a la policía hasta el detenido.

L. M. F. vivía en Jaén, pero había venido a Madrid a celebrar la Nochevieja con unos amigos en el quinto piso del número 8 de la plaza de la Rendición de Breda. A las 3.45, tras asomarse a la ventana, cayó a plomo sobre el suelo de la vivienda y una gran mancha de sangre empezó a teñir su camisa.

La bala, del calibre 22 Magnum, cruzó el ventanal del salón antes de entrar por el hemitórax izquierdo del fallecido. La policía empezó una investigación que se antojaba compleja y que aún generó más alarma en el barrio cuando se supo que otras tres viviendas cercanas habían recibido impactos de bala en Nochevieja.

Lo que más llamó la atención de los investigadores, sin embargo, fue la muerte de un perro sucedida varios meses antes en la misma plaza de la Rendición de Breda también por un disparo de origen desconocido. La comparación de las dos balas arrojó un resultado inquietante: eran del mismo calibre y muy probablemente habían sido disparadas desde una vivienda cercana.

El Grupo V de Homicidios de la Brigada de la Policía Judicial ha estudiado en los últimos cuatro meses a los vecinos de la plaza que tuvieran licencia de armas. Uno de ellos es Andrés B. G., que también posee autorización para dos carabinas y un rifle.

Cuando la policía acudió a su domicilio con una orden judicial para confiscar las armas, el sospechoso se puso nervioso y ofreció informaciones contradictorias. Aunque admitió que era titular de dos de las armas, se resistió a mostrarlas con el pretexto de que parte de las piezas estaban en manos de su padre, que tuvo que intervenir para que las entregara a los policías.

Sobre la tercera, una carabina del 22 WMR, dijo que se la habían robado del coche la mañana del 31 de diciembre. A nuevas preguntas de los agentes, añadió que no había presentado denuncia, pues estaba temeroso de tener complicaciones ante la publicidad que había adquirido la muerte del rumano por un arma del mismo calibre que la que le habían robado. Los policías le preguntaron entonces cómo sabía el calibre si las primeras publicaciones hablaban de uno similar pero no del mismo, ante lo que el detenido no supo qué contestar.

Los agentes de Homicidios detuvieron a Andrés B. G. por ésta y otras contradicciones. No tiene antecedentes y el juez ha decretado su ingreso en prisión.

Los investigadores establecen un nexo de unión entre la muerte del perro y del rumano: el ruido. En la fiesta en la que murió L. M. G. la música estaba tan alta que numerosos vecinos afirmaron al día siguiente que podía escucharse desde la calle y desde varios edificios de distancia.

En el caso del animal, los investigadores recuerdan que había sido atado por su dueño frente al bar en el que entró a tomar algo, que estaba muy inquieto y que no paraba de ladrar.

Los investigadores, en cambio, no relacionan la muerte de L. M. F. con los disparos encontrados en otras tres viviendas del barrio, según fuentes policiales. La hipótesis que toma más fuerza es que estos disparos fueron obra de otra u otras personas que accionaron armas de fuego desde la calle. Estas mismas fuentes explicaron que las investigaciones siguen abiertas por si el detenido pudiera estar implicado en otros hechos delictivos.

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