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Reportaje:UN GIRO AL VOLANTE IV | El sistema informático

El 'gran hermano' de la circulación

Elsa Granda

Los únicos que notarán el próximo 1 de julio que el nuevo permiso por puntos ha echado a andar serán quienes sean denunciados ese día, y los responsables de la Dirección General de Tráfico (DGT). Los primeros lo sabrán porque en sus boletines de denuncia el agente ya incorporará los puntos que se les descontará al conductor si la sanción finalmente deviene firme. Y los segundos, porque el corazón del nuevo permiso por puntos, un complejo entramado informático, comenzará a latir después de más de un año de puesta a punto.

El carné por puntos ha obligado a Tráfico a revisar algunos procedimientos y a automatizar otros. Poner a punto todo el sistema sancionador y de gestión de puntos ha sido el mayor reto, y ha costado 1.235.000 euros. Todos los trabajos de adecuación los está finalizando Fujitsu, que ganó en abril de 2005 el concurso abierto para llevar a cabo el análisis, desarrollo, implantación y el mantenimiento del sistema por un periodo de 24 meses, y que en esta última fase del proyecto emplea a tres técnicos de sistemas y tres analistas programadores.

Tráfico calcula que cada año 160.000 usuarios perderán algún punto y 60.000 el carné
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Básicamente, el carné por puntos es una gran base de datos, un sistema de gestión y recuento del saldo de cada conductor, ya que el carné físico que posee cada usuario seguirá siendo el mismo. Esa base de datos se ha alimentado con el contenido del Registro de Conductores e Infractores. Y en ella se anotarán a partir de la entrada en vigor del nuevo permiso las sanciones graves y muy graves que sean firmes en vía administrativa, que son las que acarrearán el descuento automático de puntos y el pago de la correspondiente multa. (ver gráfico).

Sólo los organismos que tienen competencia sancionadora -las jefaturas provinciales de Tráfico, las diputaciones, los servicios de Circulación de Cataluña y el País Vasco, y los ayuntamientos- podrán introducir nuevos datos. Hasta ahora, todos ellos estaban autorizados a consultar los historiales de los automovilistas, pero sólo las jefaturas de Tráfico podían grabar las sanciones.

Según el jefe de proyecto de Fujitsu, Miguel Ángel Cubero, este cambio ha sido, junto a las medidas de seguridad que se han establecido para proteger el sistema de ataques o sabotajes, uno de los principales retos con los que se han encontrado. "Se han establecido tres sistemas de anotación para facilitar la introducción de las sanciones firmes dependiendo del sistema informático del organismo que quiera acceder, de forma que esos datos, una vez enviados, se almacenen automáticamente en el Registro de Conductores e Infractores", comenta.

Una sencilla herramienta informática de gestión oculta una programación extremadamente compleja que ha tenido que prever todas las excepciones y plazos previstos en la ley, para que tanto las comunicaciones al infractor, como el trasiego de puntos se realicen de forma automática. Por ejemplo, todas las notificaciones a los automovilistas, en las que se les informa de la pérdida de puntos se generarán de forma automática, así como las comunicaciones de pérdida de vigencia del permiso de conducir por acumulación de sanciones. Cuando se agote el saldo de 12 puntos (ocho en el caso de los conductores noveles), el sistema alertará a la jefatura provincial de Tráfico correspondiente al domicilio del infractor, para que ésta proceda a la suspensión del derecho a conducir del conductor. Los antecedentes se cancelan a los tres años.

"Si el sistema detecta cualquier incoherencia a la hora de introducir los datos no permite la anotación de la sanción", señala Ramón Ledesma, subdirector de Normativa y Recursos de la DGT. "En eso hemos puesto mucho rigor". También se ha previsto que los centros de formación, que han logrado la concesión para impartir los cursos de reeducación y sensibilización, puedan introducir sus datos en el sistema, y que los puntos recuperados tras superar los cursos se anoten automáticamente.

Por último, se ha desarrollado un sistema para facilitar el acceso de cualquier conductor, a través de Internet, en la página de Tráfico (www.dgt.es), a su saldo de puntos. Para ello bastará con introducir el número del documento nacional de identidad y la fecha de expedición del carné de conducir. Si lo que se desea es obtener una copia de todo su historial, el interesado debe solicitar la firma electrónica a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre.

Los primeros días de funcionamiento serán especialmente sensibles, porque se espera que, por curiosidad, se produzcan muchas conexiones para consultar el saldo de puntos. "Pero el verdadero reto para el sistema informático comenzará a partir del mes de septiembre, cuando se resuelvan los primeros expedientes sancionadores" y comience a producirse el trasiego de puntos, señala Miguel Carro, jefe de sección de sistemas informáticos de la DGT. Tráfico calcula que 160.000 conductores pierdan al año algún punto, y que 60.000 se queden sin carné.

El cerebro informático -que vigila a los conductores, les descuenta los puntos y registra sus antecedentes al volante- no se oculta en un oscuro sótano. Tampoco es una mole cibernética. Es simplemente un bloque formado por tres pequeños servidores marca Fujitsu, de color azul y negro, instalados en la segunda planta, de 800 metros cuadrados, de un edificio, cuya ubicación, Tráfico mantiene en secreto por seguridad.

En esa planta se puede hacer un recorrido de la historia tecnológica de la DGT: un mastodóntico equipo de 12 años que ya no funciona; un servidor de cuatro años, que está a punto de jubilarse... Y a su lado, los flamantes equipos, que frente a éstos se hacen aún más insignificantes, pero que son infinitamente más potentes.

El Registro de Conductores e Infractores existe desde que, en septiembre de 1900, la reina María Cristina estableciera por real decreto la obligación de obtener un permiso para conducir un vehículo. Entonces, obtenerlo costaba 15 pesetas y sólo se podía circular a 28 kilómetros por hora, siempre que se hiciera por terreno llano y despoblado; y a 12 kilómetros por hora en travesías. A su manera, la reina regente también creó una especie de permiso por puntos, al establecer que si en el periodo de un año el conductor cometía dos faltas graves, se le retiraría la licencia.

En los años ochenta todos los documentos de registro de Conductores e Infractores, que se almacenaban en papel, comenzaron a informatizarse. Y desde los noventa se anotan en ese fichero las faltas graves y muy graves cometidas por cada conductor, las que dentro de dos meses serán la pesadilla de los reincidentes.

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