¿Qué fue de la gripe aviar?

Hace apenas dos meses, pocos dudaban de la inminente llegada del virus H5N1 a España a través de las rutas migratorias procedentes de África. Ha pasado el plazo de máximo peligro y el H5N1 no ha hecho su aparición. No faltarán voces que digan que esta ausencia prueba el alarmismo que cundió en torno a este tema. Sería precipitado. El riesgo, como reconocen los principales especialistas, sigue latente. Un movimiento migratorio de aves enfermas es mucho más lento que el de sanas. Este factor explicaría la posibilidad de un retraso. Pero aunque esta temporada el H5N1 no haga su aparición, queda el otoño, con la vuelta de las migraciones. El propio Ministerio de Agricultura considera que España se mantendrá en situación de riesgo durante al menos tres años. Y siempre cabe la posibilidad de que cualquier pato infectado de Francia traiga la enfermedad.

Bajar la guardia ahora, mecidos por una momentánea sensación de tranquilidad, equivale a olvidar la vertiginosa progresión del virus. Desde 2003 se ha propagado por 60 países, 40 de ellos en los dos últimos meses. Y allí donde ha sido detectado ha traído consigo una crisis veterinaria, cuando no sanitaria. Ejemplos los tenemos en países tan cercanos como Francia e Italia. Las autoridades españolas afirman que los más de 16.000 exámenes realizados en aves son suficientes para certificar que el virus no ha tocado España. No hay motivos para dudar de la fiabilidad de las pruebas, pero tampoco sería aconsejable desmantelar los dispositivos de seguridad ni olvidar que el peligro sigue acechando. Más vale estar preparados.