Aviones fuera

Los Gobiernos europeos y sus órganos intergubernamentales están echando balones fuera cuando se les pregunta sobre los vuelos fletados por la CIA que tocaron sus aeropuertos para transportar a personas detenidas en la llamada guerra contra el terrorismo, con algo más que una sospecha de que en bastantes casos fueron enviados a países que utilizan la tortura en los interrogatorios. La Europa que se proclama defensora de los derechos humanos se encuentra ante una profunda contradicción moral.

El informe provisional de Claudio Fava, ponente de la comisión nombrada por el Parlamento Europeo para investigar estos hechos, cita a Italia, Macedonia, Bosnia y hasta la supuestamente pura Suecia. No a Alemania, pero allí ya es sabido que el Gobierno de Schröder, que se opuso a la invasión de Irak, estaba al tanto de lo que pasaba en sus aeropuertos civiles o militares.

El paso por el aeropuerto de Palma de Mallorca de aviones fletados por la CIA fue desvelado hace más de un año por el Diario de Mallorca, cuyo periodista Matías Vallés ha testificado ante el Parlamento Europeo. Estas investigaciones de Vallés, Felipe Armendáriz y Marisa Goñi les han hecho acreedores del Premio Ortega y Gasset de Periodismo, que otorga EL PAÍS y que hoy recibirán en Madrid. Sin su tesón, la existencia de estos vuelos habría pasado inadvertida.

Junto al Parlamento Europeo, cuyo informe pone al descubierto un millar de registros de vuelo y que ha de ser discutido en sesión plenaria en junio, el Consejo de Europa investiga también estas acciones de la CIA, aunque ambas instituciones cuentan con mandatos demasiado limitados. Requerido por el Consejo de Europa, no deja de ser contradictorio que el Ministerio español de Asuntos Exteriores conteste que estas informaciones corresponden al CNI (Centro Nacional de Inteligencia), si bien el Gobierno no ha autorizado a su director, Alfredo Saiz, a comparecer en Estrasburgo, ni ante la Comisión de Secretos oficiales del Congreso en Madrid. En noviembre fue el titular de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, el que informó sobre el asunto, pese a que el CNI no depende de su departamento, sino de Defensa, cuyo anterior titular, José Bono, escurrió el bulto. Es necesario saber al menos lo que desde España se sabía, que puede no ser mucho, lo cual también sería preocupante.

En cuanto a Bruselas, el alto representante para la Política Exterior y de Seguridad, Javier Solana, ha insistido en su "desconocimiento oficial" y su "incapacidad institucional" para investigar estos vuelos en la UE. Formalmente es así, pero, como señala el informe de Fava, es "inverosímil" que "ciertos Gobiernos europeos no tuvieran conocimiento de lo que sucedía". Ya en diciembre pasado, cuando la secretaria de Estado Condoleezza Rice viajó a Bruselas, sorprendida por el escándalo, dio a entender que muchos Gobiernos estaban al tanto, aunque no necesariamente de las torturas que la Administración de Bush sigue negando. ¿Quiénes y qué sabían? Gracias a algunas instituciones, jueces, ONG y medios, se acabará sabiendo.