Un artista catalán alquila un robot de compañía que se dirige por Internet
Independientemente del lugar donde se encuentre, cualquier internauta puede modificar la dirección del robot y enviarle mensajes, que éste lee en voz alta
Omisa es un robot metálico, dotado de un gran ojo central para ver lo que ocurre a su alrededor y cuatro ruedecillas, que le permiten desplazarse por doquier, siempre y cuando el terreno no sea demasiado abrupto. Omisa, el nombre al revés del robot Asimo de la multinacional Honda, es una creación del artista Ricard Trigo (Palafrugell, 1980) y ha sido realizado en el marco de Container, un programa de producción de obras de net.art promovido por el IGAC (Informació Girona Art Contemporani).
Hasta el 14 de mayo, cada día de 18 a 21 horas, Omisa está a disposición del público en On Girona, que presenta las 14 producciones más relevantes del IGAC en sus tres años de vida, en el Espai F de Mataró. Sin embargo, a diferencia de su estreno en Girona, esta vez Omisa no se quedará en la sala de exposiciones, sino que seguirá al artista en su vida cotidiana: habitará en su piso, le acompañará al parque, a visitar a los amigos y al resto de sus actividades.
"En Barcelona hay muchas zona de acceso inalámbrico a Internet, de modo que Omisa funciona en la mayoría de lugares" señala Trigo, que está llevando a cabo una serie de reformas mecánicas para aumentar la movilidad de su robot de compañía.
Control externo
Independientemente del lugar donde se encuentre, durante las horas preestablecidas, desde la página del proyecto, cualquier internauta puede modificar la dirección del movimiento del robot y enviarle mensajes, que éste lee de inmediato en voz alta. "No me interesa la interacción mecánica y previsible. Por ello, Omisa no puede contestar ni reaccionar, sino que es controlado por el público, que lo convierte en sus ojos y su voz", explica Trigo. El artista compagina los estudios de Bellas Artes en la Universidad de Barcelona con sus producciones artísticas, reunidas en el sitio Softwarelife. El robot puede ser controlado por varias personas simultáneamente, de modo que puede estar leyendo el mensaje de un internauta, mientras que otro lo mueve. Además, cuando no tiene compromisos, se alquila por 10 euros diarios.
A pesar de ser un simple paralelepípedo, sin connotaciones antropomórficas, quizá por su capacidad de hablar Omisa es tratado, especialmente por los niños, como una mascota. "La gente podía interactuar con el robot directamente desde unos ordenadores situados en el espacio expositivo y los niños pusieron a dura prueba la solidez del sistema, ya que no paraban de teclear frases que Omisa declamaba con su voz metálica, creando curiosos diálogos surrealistas entre los presentes y los que intervenían desde Internet", recuerda la comisaria Gala Pujol.
OMISA: www.igac.org/container/omisa R. TRIGO: www.softwarelife.net IGAC: www.igac.org
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