Nuclear, no, gracias, ¿o sí?
La clausura del complejo coincide con el nuevo debate sobre la energía atómica, alentado por la subida del precio del petróleo
El cierre de la central nuclear de Zorita llega cuando parece que comienza a resurgir la energía nuclear: Finlandia construye una nueva central; Holanda alarga la vida de la suya; Tony Blair plantea en el Reino Unido recurrir a la energía nuclear, y George W. Bush la define como renovable.
En España, el debate se celebra en una mesa de diálogo que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero -que se definió como "el más antinuclear del Gobierno"-, anunció como foro para el cierre de las centrales. Zorita es seis veces más pequeña que el resto de nucleares: es irrelevante para el abastecimiento. Y tiene una explicación.
En la década de los sesenta España era parecido a lo que actualmente es Irán. "La demanda eléctrica crecía al 10% al año, España era una dictadura que no había firmado el tratado de no proliferación de armas nucleares y apostó por la energía nuclear", recuerda Víctor Sola, director de Generación de Unión Fenosa, la eléctrica dueña de la central.
Industria dice que no se cerrarán las centrales; Medio Ambiente está en contra de ellas
Unión Eléctrica Madrileña, una de las empresas que luego dieron lugar a Unión Fenosa, envió varios ingenieros a Estados Unidos a estudiar "esa energía que utilizaba uranio" y creó la empresa Tecnatom. En 1965 comenzó la construcción y en 1968 arrancó con la presencia de Franco. Una placa a la entrada de la central recuerda que el 12 de diciembre de 1968 el Caudillo vio cómo "la patria" entraba "en la era atómica industrial". En ocho meses estaba conectada a la red.
Pero el camino no fue sencillo. "EE UU firmó un contrato por el que cedía la tecnología y el uranio para la central pero una cláusula obligaba a enviar fuera de España el uranio gastado". Aunque es muy difícil utilizar el combustible gastado para fines militares, EE UU no quería uranio en manos de Franco para evitar que intentase la bomba, apunta Sola. Zorita envió el combustible usado al Reino Unido hasta 1982. Desde entonces lo almacena en la piscina donde se enfría lentamente con agua del Tajo.
La planta se diseñó para abastecer a Madrid y por eso es pequeña. La central tiene una potencia instalada de 150 megavatios. La de Garoña (Burgos), que abrió en 1970, tiene 466 megavatios y las restantes rondan los 1.000. La central produjo el 75% de la electricidad consumida por la provincia de Guadalajara y un 0,5% de lo que consume España.
Por eso es sencillo cerrarla sin crear problemas de suministro. Por eso a Red Eléctrica, la empresa que se encarga de repartir la electricidad y de que no haya apagones, no le preocupa que la central deje de funcionar. "El cierre es irrelevante para nosotros y eso quiere decir que no supondrá un problema para el suministro eléctrico", explican fuentes de Red Eléctrica.
La compañía señala que sería distinto se cerrase otra central de más potencia. El ex ministro del PSOE y actual presidente de Red Eléctrica, Luis Atienza, ha reconocido el papel de la energía nuclear para que no haya apagones. "Dependemos demasiado de que haya agua en los embalses para generar electricidad hidráulica o de que haga viento. Además, el 80% del gas que usamos para producir electricidad llega en barco y eso también está sujeto a imprevistos meteorológicos. La energía nuclear nos aporta estabilidad", señala un portavoz de la empresa. España depende en un 80% del extranjero como fuente de energía y la demanda ha crecido un 6% al año en la última década aunque en 2005 se ralentizó.
Se puede prescindir de la central de Zorita que hoy se cierra, pero difícilmente de la energía nuclear, que aporta el 23% de la electricidad (varía según las lluvias) en España. El programa electoral del PSOE habla de "sustitución gradual" de la energía nuclear y en campaña Jesús Caldera, actual ministro de Trabajo, habló de cerrar las centrales en un plazo de 20 años.
Si la decisión del Gobierno es firme se verá con la central de Garoña (Burgos), que tiene permiso para funcionar hasta 2009 y que este año pedirá autorización para hacerlo 10 años más. En 2004, el Ministerio de Industria, ya en manos del PSOE, concedió una década más de permiso a la de Trillo.
El departamento de Jesús Montilla, que pretende asegurar el suministro energético, ha afirmado que no hay planes para cerrar las instalaciones nucleares hoy en funcionamiento.
Por su parte, el Ministerio de Medio Ambiente se pronuncia públicamente en contra de las centrales.
A la espera de la decisión, y en medio de las diferencias entre ambos ministerios, ecologistas, verdes y pronucleares presionan en direcciones contrarias. La energía nuclear vuelve al debate.
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