Viento en popa
El vicepresidente del Gobierno para asuntos económicos adelantaba esta semana en el Senado su previsión de crecimiento de la economía española durante el primer trimestre del año: un 3,5% interanual, la misma tasa estimada por el INE para el último de 2005. Efectivamente, la información disponible hasta el momento avala dicha estimación, incluso podríamos decir que, siguiendo su natural carácter de prudencia, el vicepresidente ha podido quedarse corto, y que lo mismo podía haber avanzado un 3,6%.
Si analizamos los indicadores de producción, vemos una recuperación notable de la industria durante la segunda mitad del pasado año, que se ha intensificado en enero y febrero (gráfico izquierdo). La causa de ello es el tirón de la demanda externa debido a la recuperación de las economías europeas y al fuerte dinamismo del resto del mundo. A pesar de que hayamos perdido competitividad, nuestras exportaciones se ven beneficiadas del dinamismo del comercio mundial, lo que explicaría en parte el fuerte repunte de las mismas en enero y febrero (otra gran parte obedece a elementos erráticos tan característicos en los datos mensuales del comercio exterior). La construcción vuelve a sorprendernos y, lejos de desacelerarse, muestra una renovada fortaleza: los indicadores de demanda de vivienda nueva (visados, iniciaciones, crédito hipotecario) registran un crecimiento sostenido o incluso una aceleración en los meses más recientes, y la obra civil va a más. El sector de los servicios es el que parece perder algo de ritmo en este inicio del año, si bien muchos de sus indicadores se ven afectados por efectos de calendario laboral y de Semana Santa.
En el ámbito del empleo, los datos confirman que la economía española no ha perdido fuerza
La composición del crecimiento del PIB por el lado de la demanda parece mostrar una desaceleración de la demanda nacional, siguiendo la tendencia de los últimos trimestres, y una contribución del saldo exterior menos negativa (lo que no impide que siga aumentando el déficit de la balanza de pagos por cuenta corriente). El consumo de los hogares muestra mayor fortaleza de la que cabría esperar, apoyado en la creación de empleo. La pérdida de poder adquisitivo, provocada por el nuevo repunte del precio de la energía, se hará notar más adelante, en la segunda mitad del año. La mayor sorpresa la proporcionan los datos de comercio exterior, con una fuerte recuperación de las exportaciones, aunque habrá que esperar a tener más datos; los de enero y febrero parecen incorporar un elevado componente errático.
Por último, queda la prueba del algodón, es decir, la marcha del empleo. En este ámbito los datos -mucho más robustos y fiables que los del resto de estadísticas- confirman que la economía española no ha perdido fuerza. La EPA del primer trimestre, aunque se ha valorado negativamente por los medios de comunicación en función del aumento del paro (explicado básicamente por factores estacionales y, sobre todo, por el fuerte aumento de la oferta de trabajo), ha vuelto a superar las previsiones en cuanto a creación de empleo, manteniéndose el aumento interanual en el 4,9% (907.500 nuevos ocupados netos en los últimos cuatro trimestres). Lo mismo indica la afiliación a la Seguridad Social.
Si el INE confirma o mejora el avance del vicepresidente, los analistas nos habríamos quedado cortos por enésima vez (el último Panel de Previsiones de FUNCAS preveía un aumento del PIB del 3,4% en el primer trimestre del año), lo que significa que muchos de nosotros tendremos que revisar al alza las previsiones para 2006.
Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.