_
_
_
_
Reportaje:

Latinoamérica se rearma

Chile, Venezuela y Brasil lideran el gasto militar, con un salto tecnológico que puede desequilibrar la región

Jorge Marirrodriga

¿Se está produciendo una acelerada carrera armamentista en Suramérica con la excusa de una renovación del material militar obsoleto? Las cifras manejadas por diversos centros internacionales y el análisis de especialistas apuntan a que en una parte del mundo donde no se han producido graves enfrentamientos en todo el siglo XX, y donde las relaciones políticas entre los Gobiernos son en general buenas, se ha registrado en los dos últimos años una adquisición de material y un salto tecnológico que pueden llevar a un peligroso desequilibrio.

Ecuador, Chile y Colombia son los tres países que en 2005 dedicaron más porcentaje de su producto interior bruto (PIB) a gastos de defensa, según la Red de Seguridad y Defensa de América Latina (Resdal), un observatorio internacional que agrupa a académicos y expertos desde EE UU hasta Argentina. Los tres países citados están en torno al 3,5%, algo que contrasta con el 1,13% de Argentina, o el 0,43% de México.

El exceso de armas no se corresponde con las buenas relaciones entre los Gobiernos

Paradójicamente, ésta no es la época en la que los países latinoamericanos han dedicado mayor parte de su PIB a gastos de defensa. Mientras en la actualidad la cifra media gira en torno al 1,5%, durante los años ochenta llegaba en ocasiones al 6%. "No es un problema sólo de la cantidad de armas, sino de la calidad de las mismas", destaca Fabián Calle, experto en Defensa de Nueva Mayoría, un think tank argentino especializado en temas de estrategia regional.

Los países que más han gastado en compras para defensa son, de acuerdo con International Institute for Strategic Studies (IISS) y el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (Cedal), Chile y Venezuela, con 2.785 y 2.200 millones de dólares (2.221 y 1.754 millones de euros), respectivamente, seguidos por Brasil, con 1.342 millones (1.070 millones), y muy lejos de los 80 millones de dólares (64 millones de euros) invertidos por Argentina.

La gran diferencia está en el tipo de material adquirido. Mientras Chile ha optado por la tecnología más avanzada, Venezuela se ha centrado en material que permita armar a un porcentaje importante de la población civil. Brasil, por su parte, ha incidido más en medios de combate y transporte para asegurar la zona del Amazonas, y Argentina ha comprado radares y misiles de combate aéreo. "Las Fuerzas Armadas latinoamericanas disponen hoy de un armamento que no se corresponde con las teóricas relaciones políticas que existen entre los Gobiernos", advierte Rut Diamint, profesora especialista en Desarme y Defensa de la Universidad Di Tella en Buenos Aires.

Las diferencias son notables en los dos países con mayor gasto. Chile, por ejemplo, ha comprado sistemas de armamento que no existían en la región. En los dos últimos años, el Gobierno de Santiago ha adquirido, entre otras unidades, un centenar de carros de combate Leopard II a Alemania, dos submarinos equipados con dispositivos de disparo de misiles a España y Francia, 10 aviones F-16 con sistemas de misiles aire-aire de alcance medio a EE UU, y otros 18 F-16 de segunda mano a Holanda, pero modificados con tecnología israelí. El PIB dedicado por Chile a defensa nunca baja del 3,5%, y además la llamada ley secreta del Cobre otorga el 10% de los beneficios por venta de dicho metal a presupuesto de las Fuerzas Armadas. Y el cobre está batiendo récords todas las semanas en su cotización internacional...

Sin embargo, desde Chile se subraya que a la hora de medir los gastos en defensa, no todos los países utilizan la misma metodología, y esto genera grandes diferencias al poner unas cifras junto a otras sobre el papel. Según Santiago, su gasto en defensa en 2004 fue del 1,4% del PIB. "Las diferencias con cifras de otras fuentes generalmente se deben a que éstas incluyen partidas como los gastos en policía, seguridad interna, administración aeroportuaria, servicio de guardacostas y, sobre todo, la previsión del personal en retiro de las Fuerzas Armadas y los servicios policiales, lo cual lleva a más que duplicar los montos", destaca Javier Galaz, del Ministerio de Defensa chileno.

En una entrevista concedida hace tres semanas a este periódico, la presidenta chilena, Michelle Bachelet, a una pregunta sobre el gasto militar, respondió que la política de Defensa es "transparente y exclusivamente defensiva", y anunció que su capacidad militar no variará en los próximos años.

Con una estrategia diferente, pero en una situación de ingresos económicos similar a Chile, gracias al precio del barril de petróleo, Venezuela ha adquirido fundamentalmente helicópteros y aviones de transporte de tropas a Rusia y España, aviones de combate a Brasil y 100.000 rifles de asalto AK-103 y AK-104 a Rusia. "No son grandes compras para un combate tradicional, desde luego. Las corbetas adquiridas a España no van a desequilibrar una guerra, pero [Hugo] Chávez apunta más a invertir en factores poco mesurables en un conflicto, y por tanto poco controlables, como por ejemplo las milicias civiles armadas", indica Fabián Calle.

A este respecto, el presidente venezolano ya ha anunciado en diferentes ocasiones su proyecto de equipar con los fusiles nuevos a sus Fuerzas Armadas y entregar el material viejo a una milicia civil armada.

Colombia se ha gastado 100 millones de dólares (más otros 700 aportados por EE UU en el Plan Colombia) para la adquisición de carros de combate, piezas de artillería y aviones de transporte a España.

Perú ha comprado una cantidad no determinada de aviones Mig-29 rusos y Mirage 2000 franceses, además de dos fragatas lanzamisiles a Italia. Y estas cifras son sólo el gasto reconocido por los diferentes Estados. "Ésta es una región tranquila en la actualidad, pero sometida a fuertes cambios ideológicos", opina Gustavo Gorriz, director de la revista argentina DEF, especializada en temas de defensa. "Hay numerosas fuentes de crisis, y cuando uno sabe que tiene la fuerza, puede tener la tentación de utilizarla", añade.

Un gran bazar bélico

Estados Unidos, España, Holanda, Francia y Rusia son los mayores proveedores de armas a Suramérica según los datos del CEDAL (Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina) y del IISS (Instituto Internacional de Estudios Estratégicos).

Esto no significa que necesariamente el armamento que se vende sea nuevo, como sucede con los 40 carros de combate AMX-30 dados de baja en España y adquiridos por Colombia, o los 18 aviones F-16 que Holanda le ha vendido a Chile. Cabe destacar que en las compras hechas en Suramérica durante 2005 la gran mayoría del material bélico procede, o bien de Europa Occidental o de EE UU, y que las ventas rusas apenas van más allá de los fusiles de asalto y helicópteros para Venezuela.

El país que más ha diversificado sus compras es Brasil, cuyas Fuerzas Armadas han adquirido desde helicópteros Black Hawk y torpedos estadounidenses a misiles surafricanos, pasando por aviones de entrenamiento saudíes, de transporte españoles o de combate franceses. En el polo opuesto, Argentina -con un gasto de sólo 80 millones de dólares- se ha centrado en sistemas de radares bidimensionales y tridimensionales y en misiles aire-aire. "Estamos inmersos en una profunda reorganización de las Fuerzas Armadas desde el paso de la conscripción al Ejército profesional", subraya una alta fuente del Ministerio de Defensa en Buenos Aires, que pide el anonimato.

"El 80% del presupuesto militar argentino está dedicado a sueldos", asegura Fabián Calle, experto de Nueva Mayoría quien considera que el Ejército atraviesa problemas de renovación de material.

Una situación similar a la que atraviesan las Fuerzas Armadas de Perú, país que el pasado diciembre modificó unilateralmente su frontera con Chile y que se ha gastado cuatro veces más presupuesto que Argentina en armamento nuevo y de carácter ofensivo, como cazabombarderos y fragatas lanzamisiles.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_