_
_
_
_
Crítica:MÚSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un puente de Brooklyn a Leblon

Vinicius Cantuária se entusiasma al recordar su reciente concierto en el Museo del Louvre. "Un auditorio que se abría por primera vez a la música popular. Fue fantástico, sobre todo porque pude ver la Mona Lisa antes de tocar, ésa fue la mejor parte del espectáculo", asegura sonriendo.

"El nuevo disco se llama Silva porque yo soy Silva. Un disco hecho por un Silva, un pobre cualquiera. No tan jazz como los anteriores. Coloqué la parte más sencilla a un nivel muy visible y la punta del iceberg puede confundir un poco", dice Carlos Vinicius Silva Cantuária (Manaus, 1951), un músico que ha tocado con Gilberto Gil -"lo detuvieron por fumar, porque los ministros también fuman. Fui mucho a su casa mientras estuvo bajo arresto domiciliario"-, Caetano Veloso - "en el primer concierto con él había 200 personas, así que lo pillé cuando aún no era artista de multitudes. Lo respeto y lo quiero mucho"- y Chico Buarque -"otra persona increíble"-.

Moska

'Tudo novo de novo' (Dro)

Actúa el 5 de mayo en Santa Cruz de La Palma (Teatro Chico), el 6 en Vecindario, Gran Canaria (Teatro Víctor Jara), el 10 en Madrid (Clamores) y el 12 en Barcelona (Luz de Gas).

Vinicius Cantuária

'Silva' está publicado por Naïve

"Vivo como un pintor en su estudio. Trabajo a diario, experimentando. Al hacerlo con alta tecnología, puedo grabar millones de ideas y no necesito borrar nada. Mi música es muy libre. Dentro de mis canciones hay espacio para que los músicos improvisen y yo lo incentivo", asegura. "Los fabulous four son Chet Baker, Miles Davis, Bill Evans y Antonio Carlos Jobim. En realidad pienso que los cuatro son la misma persona".

Cantuária ha viajado 14 veces a Japón y habla de la devoción que hay allí por la bossa nova. "Les gustan mucho las cosas que no entienden pero que sienten. Para mí, Tokio tiene una relación muy grande con la Amazonia, una humedad increíble, llueve mucho, y los japoneses, si te fijas bien, parecen casi indígenas brasileños. El japonés es un pueblo muy sentimental y la bossa nova quizá sea la música más sentimental del mundo".

"Me había separado tras

muchos años de matrimonio e iba a hacer por primera vez un disco como si fuese una película, con un guión. Pensé titularlo A dor (el dolor). Sólo canciones que hablaban sobre lo difícil que es una relación, convivir, separarse, pero cambié de idea porque ahora hay una nueva mujer en mi vida que me da mucho placer y cosas buenas".

También Moska (Río de Janeiro, 1967) acababa de separarse. "Me sentía muy mal. Durante la gira, que coincidió con el inicio de la guerra de Irak, no conseguía salir de los cuartos de hotel. Con lo que me gusta pasear y conocer personas. No podía leer y empecé a sacar fotos con una cámara digital que había comprado en Nueva York tres días antes del 11-S. Fotografías de mi rostro, reflejado y distorsionado en los objetos de metal de los cuartos de baño. Cuando ya tenía unas quinientas apareció una muy bonita a la que puse nombre: lágrimas de diamantes". Un mes más tarde se le ocurrió la letra de una canción inspirada en aquel título: "Llevaba seis meses sin poder escribir. Sólo daba conciertos y lloraba. Comencé a buscar en las fotografías otros títulos para forzarme a escribir poemas y componer canciones. Y, poco a poco, aquel personaje triste que estaba dentro de los objetos empezó a sonreír".

El disco incluye una versión al portugués de La edad del cielo, de Jorge Drexler, y Moska canta a dúo con el uruguayo Dos colores: blanco y negro. "La primera vez que oí La edad del cielo fue un puñetazo. En aquel momento de tristeza profunda la escuchaba como si fuese un mantra: "No somos más que una gota de luz, una estrella fugaz (...), calma, todo está en calma".

"En el grupo de teatro de la escuela cada niño tenía que imitar a un animal distinto y cuando me tocó ya se habían agotado los más obvios. Alguien gritó 'imita a una mosca', yo hice una mueca y un zumbido con el que todo el mundo se puso a reír. Y se me quedó el apodo", cuenta. Moska -antes firmaba como Paulinho Moska- se formó como actor y estudió filosofía con un discípulo de Deleuze. "No soy el mejor músico de mi calle, ni el mejor cantante de mi ciudad, tampoco el mejor fotógrafo ni el mejor actor, lo que me interesa es una singularidad múltiple. A veces me defino como cantautor, pero prefiero artista contemporáneo".

Tudo novo de novo, su séptimo disco, "habla de la magia del arte para transformar nuestra vida. Cuando miras la Mona Lisa no sientes lo mismo si sabes lo que hay detrás. El cuadro sale de la pared y entra en tu espíritu".

Moska, en un autorretrato.
Moska, en un autorretrato.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_