Puntos básicos de una cámara digital
5 MEGAPÍXELES SON SUFICIENTES
Lo que más atrae de una cámara digital es su número de megapíxeles, millones de píxeles. Es una característica que realmente hay que tener en cuenta, pero con ciertas reservas. Si no se necesita ampliar las fotografías a tamaños superiores a 18 por 24 centímetros, con 5 o 6 megapíxeles tiene más que de sobra; no es necesario pagar más por más píxeles. Sí es muy importante el tamaño, tanto del propio sensor como el de los píxeles. En ambos casos, a mayor tamaño, aunque el número de píxeles sea idéntico, mayor calidad. Se trata de un dato al que no se presta mucha atención y, sin embargo, no debería pasarse por alto.
El ZOOM, QUE SEA ÓPTICO
Una buena cámara sin una buena óptica no es una buena cámara. Un objetivo de calidad es fundamental, aunque la cámara sea digital. Las mejores ópticas suelen ser las de mayor diámetro, las más luminosas, las que tienen mayor apertura, esto es, el diafragma con un valor menor, por ejemplo 2,8. Todos los objetivos de las cámaras digitales suelen ser del tipo zoom (distancia focal variable). Hay dos tipos de zoom, el óptico y el digital. El primero es el que realmente merece la pena, ya que es el propio objetivo el que mueve las ópticas para conseguir aumentar o disminuir la distancia focal, mientras que el digital es una simple ampliación, o un recorte, de una zona del sensor, por lo que disminuye progresivamente la calidad de la fotografía. Hay que fijarse sólo en el zoom óptico.
PANTALLA DE 2 PULGADAS, POR LO MENOS
Con la llegada de las cámaras digitales se ha impuesto una nueva forma de encuadrar las fotos antes de disparar: mirando la pantalla en vez de hacerlo de la forma tradicional, a través de un visor. Cada vez hay menos cámaras digitales compactas con visor y eso provoca más fotografías movidas y menos concentración en el encuadre por la necesidad de mantener la cámara a una cierta distancia del ojo y así ver la pantalla. Si tienen visor, mejor, aunque sea digital. Y también es fundamental que la pantalla sea grande. Las de dos pulgadas es normal, pero ya las hay de tres pulgadas. Y la diferencia, para cegatos o no, es notable.
CON ESTABILIZADOR DE IMÁGENES
Una de las últimas características de las cámaras compactas, heredada de sus hermanas mayores las réflex, es el estabilizador de imagen. Con él se evita sacar fotografías borrosas debido al movimiento o vibración que se produce al apretar el botón de disparo, o cuando hay poca luz y la velocidad de disparo es muy lenta, y también cuando se está utilizando un teleobjetivo muy largo. Hay estabilizadores mecánicos que van en el objetivo -los mejores, pero los más caros- y los que actúan como parte del programa que lleva la propia cámara.
UNA SENSIBILIDAD ALTA
Aunque todas las compactas suelen llevar flash, puede que interese no utilizarlo, aun en condiciones de iluminación bajas, ya sea por discreción o simplemente porque así la fotografía parece más creativa. En estos casos, tener un rango de sensibilidades alto, del tipo 800 ISO, 1.600 ISO o más le facilitará mucho el trabajo. Además, el flash consume mucha energía y hará que se acabe antes la batería.
TARJETAS DE MEMORIA Y ENVÍO
El tipo de tarjetas de memoria, sobre todo la que viene incluida con la compra de la cámara, es un dato que hay que tener en cuenta, en especial si ya tiene otros aparatos que utilizan la misma tarjeta, ya que podrá intercambiarlos y utilizar un único lector. Algunas cámaras llevan una memoria interna, pero suele ser pequeña comparada con una tarjeta, que no debe tener menos de 256 megas. La transferencia de las fotos suele hacerse con un cable USB enchufado a la propia cámara o a un soporte donde se coloca, pero ya las hay con tecnología Wi-Fi, que evita el uso del cable.
BATERÍA MEJOR QUE PILAS
Sin energía, las cámaras digitales no funcionan y, además, consumen mucha. Una cámara con batería recargable y de larga duración es lo más aconsejable. Las hay que admiten las tradicionales pilas, pero se consumen muy rápidamente, son más lentas y siempre se acaban en el momento más inoportuno. Si se viaja a menudo, lo mejor es comprar una batería de recambio y llevar las dos siempre cargadas.
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