De abogado a escritor superventas
Ildefonso Falcones ha vendido 250.000 ejemplares de 'La catedral del mar'
Ildefonso Falcones (Barcelona, 1959) afirma que no le duele la mano pese a que llegó a estampar centenares de firmas durante la larga diada de Sant Jordi. "Ha sido una experiencia fantástica. De locura. Me ha encantado el contacto con el lector, sobre todo con los que habían leído la novela y me decían que les había gustado. Aunque, claro, si no te gusta ya no vas a pedir la firma, ¿verdad?", comentaba ayer este amable y discreto abogado, especializado en Derecho Civil, que fue la estrella de este día de libros y rosas gracias a La catedral del mar (publicada por Grijalbo en castellano y Rosa del Vents en catalán). Fue el libro más vendido de la jornada, tanto en castellano como en catalán, un hito que no había sucedido antes y que da cuenta del sorprendente éxito de esta novela, que desde que se publicó a principios de marzo lleva vendidos 200.000 ejemplares en castellano y 50.000 en catalán, y de la que ya se están realizando nuevas ediciones y preparando la traducción a varios idiomas.
"Creo que la historia es interesante por sí misma y no hace falta añadir esoterismos"
Ambientada en la Barcelona del siglo XIV, La catedral del mar combina historia, aventuras e intriga de la mano de Arnau Estanyol, un personaje de leyenda que nace siervo y acaba señor, tras pasar por un sinfín de peripecias en la que no faltan penurias y traiciones pero tampoco tórridos amores y honestas amistades. Entre los diversos trabajos que llega a realizar a lo largo de su vida destaca el de bastaix, nombre con el que eran conocidos los estibadores que en la Edad Media cargaban y descargaban a peso los barcos que llegaban a Barcelona, cuyo puerto aún no tenía muelles. Un gremio que contribuyó, cargando a hombros gratuitamente las piedras de la cantera de Montjuïc, a la construcción de la catedral del pueblo, el nombre con el que se conocía a Santa María del Mar, la iglesia gótica más hermosa de Barcelona, que se construyó en sólo 55 años, lo que le da una unidad estilística inusual en estas construcciones.
Su construcción es el telón de fondo de la novela pero, al contrario que en Los pilares de la tierra, de Ken Follet, un referente que no le desagrada a Falcones, la iglesia no es la protagonista, sino el decorado de las aventuras del protagonista. "Ésta es una diferencia fundamental, y la otra es que la catedral de Los pilares de la tierra no es real, y en cambio Santa María del Mar existe, y he intentado documentarme todo lo mejor que he podido sobre su construcción y también sobre el contexto histórico de la época", explica Falcones, que insiste siempre en remarcar que la suya no es, en todo caso, "una novela esotérica". "Ahora están muy de moda, pero yo creo que la historia es interesante por sí misma y no hace falta añadirle esoterismos".
Su formación de abogado se nota en las muchas explicaciones que da la novela sobre el tipo de organización social de la Edad Media, pero es algo que más que molestar consigue dar verosimilitud a la historia, que, eso sí, reconoce Falcones que es ficción porque en aquella época sería difícil encontrar un caso de promoción social parecida a la que vive el protagonista.
Falcones considera que ésta es su primera novela aunque antes ya hizo sus pinitos literarios. Escrita en las madrugadas o los fines de semana -"en el despacho me prohibí escribir una sola línea"-, tardó cinco años en acabarla, y después la pulió con la ayuda de un profesor del taller de literatura del Ateneo Barcelonés y también de los expertos de la editorial. No lo esconde. Le ha servido para aprender y para planear ya nuevas historias que, afirma, no le harán dejar, al menos de momento, su despacho de abogado. Casado y con cuatro hijos, vive esta experiencia como "la realización de un sueño". "Soy un gran apasionado de la lectura y creo que a todo aquel al que le gusta leer llega un momento que quisiera escribir. Mi ambición es escribir novelas entretenidas que atrapen al lector, como las que me gustan a mí". Y, por lo que parece, también a otra mucha gente.
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