_
_
_
_
_

Irán autoriza a las mujeres a acceder a los estadios de fútbol

Ángeles Espinosa

El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, sorprendió al autorizar que las mujeres puedan acceder a los estadios de fútbol y a otras competiciones deportivas entre hombres, aunque separadas de éstos. Esa prohibición, impuesta a raíz de la revolución islámica de 1979, venía siendo largamente contestada por las jóvenes. El gesto no significa, sin embargo, un giro sustancial en los derechos de las mujeres. "En contra de la percepción y la propaganda, la experiencia prueba que una gran presencia de familias y de mujeres en esos lugares públicos refuerza la castidad y la ética", explicó Ahmadineyad en un correo dirigido al vicepresidente de Educación Física, Mohamed Ali-Abadí.

Ahora tal vez pueda estrenarse dentro del país la película Fuera de juego, en la que el director Yafar Panahi narra el intento de un grupo de muchachas, que se disfrazan de chicos, para poder asistir a un partido de la Copa del Mundo entre Irán y Bahrein. Sin llegar a tanto, muchas ya llevaban tiempo luchando por ello. En 1997, cerca de 5.000 mujeres forzaron su entrada en el estadio Azadí de Teherán para recibir a la selección nacional de fútbol tras su clasificación para la Copa del Mundo. Desde entonces ha habido algunas excepciones.

El imperio de la 'sharía'

La noticia, sin duda bien recibida por las iraníes, no deja de ser simbólica. La legislación, basada en la sharía, sigue discriminando a las mujeres en materia de matrimonio, divorcio, custodia de hijos o herencia. Su testimonio vale la mitad que el de un hombre y no pueden ser jueces.

Un aspecto visible de esa discriminación es la obligatoriedad de respetar un código de vestido islámico, que exige que las mujeres se cubran la cabeza con un pañuelo y las formas del cuerpo con un guardapolvo. Durante los años en que gobernó el reformista Mohamed Jatamí (1997-2005), un ambiente social más relajado permitió que muchas mujeres urbanas cambiaran los colores oscuros y las batas largas por prendas cada vez más ajustadas y pañuelos mínimos de todos los colores.

El hecho de que los sectores más conservadores se sintieran molestos con ese cambio hizo temer que, tras su llegada al poder el pasado junio, Ahmadineyad impusiera una vuelta atrás. No sólo no lo ha hecho, sino que el pasado domingo intervino para calmar los ánimos ante el anuncio, por el jefe de la policía de Teherán, de una campaña contra las mujeres que enseñen los tobillos, lleven pañuelos escuetos o chaquetas cortas. Ahmadineyad manifestó que la exigencia de que las mujeres se cubran completamente la cabeza y el cuerpo "no debe imponerse por la fuerza". Sin embargo, pocos ven en estos gestos un verdadero cambio de actitud hacia las mujeres. Queda por ver cómo va a llevarse a cabo la nueva instrucción presidencial, ya que además de necesitar la instalación de aseos femeninos en los estadios, requerirá habilitar entradas separadas para hombres y mujeres.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_