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Los madrileños abandonaron más de 6.200 perros en la región el año pasado

Economía impuso 138 sanciones de 2.406 euros cada una por esta falta muy grave

Oriol Güell

La ilusión del paseo diario se tornó en la pesadilla del abandono para 6.290 perros en la región en 2005, una media de 17 animales dejados cada día a su suerte en calles de polígonos industriales o en cunetas de carreteras. Estos son los datos de la Dirección General de Agricultura -que depende de la Consejería de Economía, cuyo titular es Fernando Merry del Val-, basados en los perros acogidos en los albergues de protección animal. Suponen casi uno de cada 100 de los 692.352 perros censados en la región.

Agricultura admite que se ve incapaz de frenar esta "lacra". "Toda la sociedad debe tomar conciencia del problema", afirma el director general de Agricultura, Luis Sánchez Álvarez. "De todos los maltratos, el abandono es uno de los más crueles, ya que se deja a un ser vivo fuera del entorno en el que ha crecido y sin recursos para adaptarse a la nueva situación. Abandonar un perro es muchas veces condenarlo a una muerte cruel", añade.

Las cifras de abandono no invitan al optimismo. Los 6.290 que registró Agricultura el año pasado sólo son ligeramente inferiores a los 6.357 de 2004. "El descenso es muy pequeño, y esto a pesar de que la labor de inspección y sanción desde la consejería crece cada año", afirma un portavoz de Agricultura.

Este departamento impuso el año pasado 283 sanciones graves o muy graves por infracciones de la Ley de Protección de Animales Domésticos. De ellas, 138, casi tres semanales, fueron por abandono de perros, falta considerada muy grave y que acarrea para el sancionado una multa de 2.406 euros. La mayoría de los perros abandonados son identificados por el chip que la normativa regional obliga a aplicar a los animales domésticos.

Otros 72 dueños fueron sancionados también con 2.406 euros por no tener la licencia para perros potencialmente peligrosos -las razas pitbull, staffordshire bull terrier, american staffordshire terrier, rottweiler, dogo argentino, fila brasileiro, tosa inu y akita inu, y demás perros de peso superior a 20 kilos, perímetro torácico comprendido entre 60 y 80 centímetros, y altura a la cruz entre 50 y 70 centímetros-.

El único dato positivo de 2005 es el aumento de personas dispuestas a adoptar un perro abandonado de los albergues de protección animal: 4.256 en 2005, un 7,3% más que el año anterior. Además, 1.775 animales perdidos pudieron ser recuperados por sus dueños gracias al microchip implantado.

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"Hemos aumentado el control sobre los perros extraviados, y la colaboración con el Seprona y las sociedades protectoras de animales es cada vez más estrecha", explica Sánchez Álvarez. Éste, sin embargo, admite que "las sanciones son una herramienta de control, pero por sí solas serán siempre insuficientes". La normativa regional de protección animal -la Ley 1/1990, de 1 de febrero- establece tres tipos de faltas en materia de protección animal: leves, graves y muy graves.

Las muy graves son, además del abandono o la tenencia de perros peligrosos sin licencia, los malos tratos. Cinco personas fueron sancionadas en 2005 por este motivo con 2.406 euros.

Agricultura impuso también el año pasado 73 multas por faltas graves, sancionables con entre 1.200 y 2.400 euros. De ellas, 11 fueron por llevar perros peligrosos sin control o bozal por la calle o parques públicos, 20 por tener animales en condiciones inadecuadas, y 42 fueron para tiendas veterinarias por irregularidades en la venta y el trato de los animales.

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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