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Reportaje:Entre Europa y África / 2 | INVESTIGACIÓN Y ANÁLISIS

El vecino rico de África

Las Canarias son el territorio más desarrollado de una zona geográfica empobrecida y el imán que atrae a sus emigrantes tras el cierre de salidas por el Estrecho

Vivir en España significa hacerlo en un país 5,5 veces más rico que Marruecos, 13 veces más que Mauritania o 14 más que Senegal, según los datos del producto interior bruto por cabeza facilitados por el Banco Mundial en "paridad del poder de compra" (PPA). Mientras el diferencial entre España y Francia se ha reducido a 1,2 (Portugal es 1,3 veces más pobre que España), la presencia frecuente de malienses en las piraguas que buscan las islas Canarias se explica, entre otras razones, por una muy fácil de comprender: Malí es 26 veces más pobre que España.

Los emigrantes de Malí cada vez tienen más dificultades para instalarse en Francia, donde ya viven más de 100.000 de ellos. Va a ser difícil convencer al resto (11 millones de habitantes) de que se queden tranquilamente en casa. España carece de frontera directa con Malí, pero de este país (menos de 1.000 dólares PPA de renta por cabeza frente a los 23.000 de España) procede un tercio de los inmigrantes que han llegado vivos a Canarias en las travesías desde el norte de Mauritania, entre enero y mediados de abril.

Los planes de la UE y del G-8 para África son una oportunidad para las islas por su posición estratégica
Un tercio de los inmigrantes llegados a Canarias viene de Malí, 26 veces más pobre que España

"Es imposible que un país sea mucho más rico que su vecino sin que pase nada", afirma Íñigo Moré, de 38 años, director de la consultora Mercados Emergentes. "Si el rico no comparte su riqueza, el pobre es el que comparte su miseria. Lo que no puede pretenderse es que toda esa gente de los países empobrecidos se quede allí, mirando", argumenta el especialista.

La diferencia de riqueza entre España y Marruecos es de 5,5 veces en paridad de poder de compra. Ese diferencial entre los dos países fronterizos supera el que existe entre México y Estados Unidos. El PIB por cabeza en la primera potencia del mundo resulta 3,9 veces mayor que el del país de habla hispana (en los términos de paridad de poder de compra establecidos por el Banco Mundial).

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En todo caso, el escalón entre Marruecos y España "es el más agudo de cualquier frontera de la Unión Europea", advierte Moré, que midió esa desigualdad en 2003 en un informe difundido por el Instituto Elcano (www.realinstitutoelcano.org). No obstante, la frontera mítica de la atención informativa mundial sigue siendo la de México con Estados Unidos, incluso en los medios españoles. Los demás países del África Occidental se encuentran en el fondo de una sima económica todavía más profunda que la hispano-marroquí, con la excepción de Cabo Verde.

En los últimos años se han producido hechos -sequías, plagas de langosta- que pueden haber acelerado los movimientos migratorios. Pero no se trata sólo de una cuestión de miseria extrema. Las migraciones en el África occidental "también lo son de personas que buscan oportunidades de alcanzar cierto bienestar", explica Luis Padilla, una de las personas que mejor conoce el continente como director de relaciones con África del Gobierno canario.

A su juicio, hay una vinculación estrecha entre el cierre de los portillos de salida de emigrantes hacia Ceuta, Melilla y el Mediterráneo y la oleada de cayucos que ha llegado a Canarias en los últimos meses. "Cuando se cierra un paso, el agua siempre busca otros caminos. Si cierras en el norte, la corriente trata de ir al sur", describe gráficamente. Por eso, apenas cambia de tono cuando el teléfono móvil suena en su bolsillo: "Ha llegado otro cayuco", cuenta con aire resignado.

Marruecos, país emisor de inmigrantes y también de tránsito de subsaharianos, está empezando a dar resultados como Estado-tapón de la corriente migratoria hacia España, tanto en el Estrecho como en la costa atlántica. Mauritania, país de tránsito para la inmigración subsahariana, también lo está intentando a partir de una urgente reacción del Gobierno de Rodríguez Zapatero. Pese a haber condenado el golpe de Estado que se produjo en ese país en el verano pasado, dos altos cargos -los secretarios de Estado de Exteriores y de Seguridad, Bernardino León y Antonio Camacho, respectivamente- fueron catapultados a Mauritania hace poco más de un mes, junto con el consejero de Presidencia del Gobierno canario, para negociar con la junta militar que dirige el país durante la transición a la democracia.

De ahí salieron las promesas de cesión de barcos guardacostas para un "patrullaje conjunto" y la instalación de un campamento en Nuadibú por un destacamento de militares españoles. Un total de 820 personas han sido detenidas desde entonces en Mauritania cuando intentaban embarcarse hacia Europa, se supone que con destino a Canarias. Todos los detenidos han recibido atención de emergencia por parte de Cruz Roja Española, según Olga Martín, de 30 años, delegada de Cruz Roja Española en Mauritania y responsable del apoyo a la Media Luna Roja en las comisarías. También han sido atendidos 29 mauritanos y 170 subsaharianos devueltos desde Canarias. A medida que los inmigrantes detenidos son trasladados a Malí o Senegal, pierden esa cobertura mínima -que incluye el coste de dos llamadas telefónicas por cada detenido-.

Canarias se encuentra muy cerca de los focos críticos: a tres horas de navegación desde Tarfaya, en el continente africano, y a dos días de la costa de Cádiz. Lo cual no es evidente para las generaciones que han estudiado mapas en los que el archipiélago español del Atlántico figura dibujado justo por debajo del Algarve portugués y del golfo de Cádiz. Técnicamente no es erróneo, porque en ellos aparece indicada la ruptura de la escala; culturalmente, sin embargo, esto ha sembrado una semilla de distorsión de la realidad "en la Península", según varias de las personas consultadas en Canarias.

Basta pasearse por las islas para descubrir signos del dinamismo económico provocado por el turismo. Reducido al frío lenguaje contable -es el único modo de comparar con algún rigor-, Canarias alcanza 18.879 euros de PIB por habitante, según datos de la Contabilidad Regional de España ( 2005). No llega aún a la media de la Unión Europea, pero es el territorio más rico de la geografía de África occidental. Si se trazan los paralelos en que se encuentran Gibraltar y Ciudad del Cabo (Suráfrica), y los meridianos cero y otro que deje Canarias al oeste, casi la totalidad de la franja del globo terráqueo marcada por esas coordenadas es más pobre.

Por el contrario, Canarias dispone de centros de investigación oceanográfica de primera línea, dos universidades potentes y unidades de trasplante de órganos. La llegada de fondos de la Unión Europea les ha ayudado a reducir las diferencias sociales y disponen de un régimen económico-fiscal con figuras tributarias como la reserva para inversiones, que permite tributar al 5% por los beneficios obtenidos si se reinvierten en la generación de nuevas actividades, en vez del 35% como se paga en la Península. La subvención al transporte de los residentes y otras ventajas están vinculadas a la solidaridad con zonas alejadas, como las que tienen Baleares, Ceuta y Melilla.

Noventa millas náuticas le separan del suroeste de Marruecos, un país con 4.200 dólares por cabeza (PPA). A 450 millas del archipiélago se encuentra Mauritania, que acaba de descubrir petróleo y prevé extraer 75.000 barriles diarios; una empresa australiana se encuentra ya manos a la obra, y el grupo español Repsol y el francés Total disponen de concesiones de exploración. A la espera del desarrollo que esto pueda generar, el PIB de Mauritania ha permanecido estancado en 1.800 dólares por cabeza (PPA) durante los dos últimos años. España ocupa el puesto 21 en el Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas, clasificación en la que Marruecos aparece en el 124 y Mauritania en el 152. Más abajo aún, Gambia, Guinea, Costa de Marfil o Malí (véase gráfico).

Todo ese panorama escalofriante podría engendrar una oportunidad para Canarias, en el supuesto de que se concreten sendos proyectos concebidos por la Unión Europea y por los países agrupados en el G-8 para volver a introducir a África en la economía mundial. La situación del archipiélago le coloca en una posición estratégica como plataforma de Europa y de América en África. La mera reducción del abismo económico que separa a los países vecinos ya sería un respiro, aunque no conviene llamarse a engaño: la hipótesis de Moré es que Marruecos necesitaría 130 años para alcanzar a España, suponiendo que el crecimiento español baje al 1% y el de Marruecos siga un ritmo del 2,3%.

De los dos proyectos internacionales, el europeo fue aprobado hace dos años bajo la idea de ejecutar políticas "de gran vecindad" a través de las llamadas "regiones ultraperiféricas" de la UE. Sin embargo, el Consejo Europeo todavía no ha definido el reparto de fondos económicos que permitan materializarlo.

La otra propuesta fue presentada por Gordon Brown y Tony Blair en la cumbre del G-8 celebrada en Gleneagles (Escocia), el verano pasado. La reunión representó el comienzo de las negociaciones para un proyecto a 10 años, basado en condonaciones de deuda de hasta 45.000 millones de dólares y otro tanto de inversión nueva, todo ello dirigido por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y otras instituciones internacionales. Suponiendo que este esfuerzo gigantesco se ponga en marcha, las empresas o entidades encargadas de ejecutarlo necesitarían bases. Por eso, las fuerzas vivas de Canarias piensan en la hipótesis de convertir las islas en una plataforma "tricontinental".

A la espera de lo que resulte de ambas iniciativas, el Gobierno de la comunidad autónoma mantiene proyectos de cooperación con países africanos, ciertamente modestos, aunque en crecimiento: de 3,3 millones de euros en cooperación para el desarrollo en 1995 se ha pasado a 14,3 millones en 2006, según Luis Padilla, el director de relaciones con África del Gobierno canario. Una empresa local acaba de recibir la concesión para construir el puerto de Tarfaya, en la costa marroquí, se ha proyectado un servicio de ferry y también hay nuevos enlaces aéreos en preparación. Mauritania, Cabo Verde y Senegal son los tres países con más proyectos de cooperación gestionados desde Canarias.

La eventualidad de una larga crisis inmigratoria ensombrece esas perspectivas. Nada bueno puede esperarse de un largo forcejeo en el mar entre las fuerzas de seguridad españolas y las organizaciones dedicadas al contrabando de personas, aunque algunos intereses puedan buscar un precio en vidas humanas. El sistema de pateras y cayucos encaja con el tipo de migraciones que el especialista francés Sami Naïr llama "anárquicas" en su reciente libro Y vendrán..., en el que aboga por "la movilidad organizada, en lugar del caos de la inmigración ilegal" y defiende "el codesarrollo" aplicado a los flujos migratorios.

Es urgente que las fuerzas políticas españolas tomen conciencia del problema que aguarda a España, si se confirman las sospechas de los servicios de inteligencia sobre la reconversión del tráfico de inmigrantes, efectuado hasta ahora básicamente en piraguas y pesqueros. El catalizador de la evolución del contrabando de personas hacia un tráfico organizado sería un nuevo momento de inestabilidad de África. Los mafiosos tienen armas en su mano: la voluntad de los jóvenes africanos de escapar a su suerte y el poder de las imágenes. Los que vivieron la evacuación norteamericana de Saigón, en 1975, recuerdan la huida de los survietnamitas antes de que las tropas de Vietnam del Norte entrasen en la capital del sur. Sólo unos cientos consiguieron subirse a los últimos helicópteros que partieron desde el tejado de la Embajada estadounidense; en los meses siguientes, millares de personas vagaron por el mar de China a bordo de barcos que nadie aceptaba. Nació así la leyenda de los boat people, los fugitivos rechazados cuando intentaban refugiarse en alguna parte. En los años noventa, las llegadas de inmigrantes albaneses a Italia, a bordo de grandes barcos, reprodujeron las escenas de horror.

En el archipiélago canario se cruzan infinidad de rutas marítimas, recorridas por muy distintas embarcaciones: petroleros, cargueros, graneleros, portacontenedores, ferrys, pesqueros. El actual delegado del Gobierno en Canarias, José Segura, que fue diputado socialista durante la legislatura anterior, quiso sacar las lecciones del hundimiento del petrolero Prestige en Galicia y defendió un dispositivo de separación de tráficos en Fisterra y en Canarias, entendido como la regulación rigurosa de las rutas en la mar, tanto de subida como de bajada. La Organización Marítima Internacional (OMI) tiene en cartera la aprobación de esa iniciativa, cuyos trabajos previos ha coordinado José Segura.

El control de lo que circula necesita el despliegue de medios tecnológicos avanzados y la creación de una guardia costera que coordine los servicios dispersos por varios ministerios y actúe en estrecha cooperación con la Armada, al estilo de los organismos creados al efecto en Estados Unidos, Canadá, Japón, Australia, Reino Unido y Suecia. Este proyecto, también apadrinado por José Segura, fue aprobado como proposición de ley socialista durante la anterior legislatura parlamentaria, pero no ha sido ejecutado. La delegación del Gobierno en Canarias ha elaborado un "plan integral de seguridad", que lleva casi un año en evaluación en diferentes ministerios, al que se ha referido recientemente el jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en el sentido de que se trabaja activamente en ello.

Suponiendo que las medidas policiales adoptadas por Marruecos y Mauritania tengan éxito, los expertos dan por hecho que la corriente migratoria hacia Canarias no se detendrá de forma duradera. Sin coordinación ni recursos más amplios, será muy difícil controlar el espacio cuya responsabilidad ha sido asignada a España por la Organización Marítima Internacional (OMI), que abarca un millón de kilómetros cuadrados de lámina de agua en esa zona del Atlántico.

África es el continente donde se produce el mayor desplazamiento de poblaciones. "Hasta ahora, Europa sólo ha recibido una parte insignificante de estos flujos", afirma Sami Naïr. "Depende de las circunstancias, pero en materia de migraciones puede que aún no hayamos visto nada", corrobora Íñigo Moré, para quien "las fuerzas que engendra la desigualdad impulsarán este fenómeno, que sólo está esperando uno de los clásicos momentos de inestabilidad de África para revelarse con toda su potencia".

Se trata de un problema engendrado hace 40 años. Ahora le toca a España pagar las consecuencias del fracaso comparativo de África desde la descolonización. Antes de tener que intervenir militarmente, sería preferible que las fuerzas políticas españolas se planteasen a sí mismas un plan sensato que atenúe la extrema desigualdad y una estrategia compartida de presión a la Unión Europea para que la política inmigratoria común no se limite a la represión.

"Si quedáramos sumidos en una crisis inmigratoria, España y la Unión Europea tendrían ocasión de lamentarlo", advierte José Miguel Ruano, el consejero de Presidencia del Gobierno canario. También las islas: a nadie le gusta ir a bañarse a una playa en la que se encuentran cadáveres de inmigrantes ahogados. Además de un terrible problema humanitario, los cayucos representan un riesgo económico.

Una imagen reiterada. Inmigrantes de origen subsahariano interceptados por la Guardia Civil, en este caso cuando iban rumbo a Fuerteventura.
Una imagen reiterada. Inmigrantes de origen subsahariano interceptados por la Guardia Civil, en este caso cuando iban rumbo a Fuerteventura.EFE

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