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Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

'La grande bouffe'

Ni rastro de la xocolata amb melindros, ni siquiera un efluvio proustiano menor. Esta Cataluña d'esquerres i catalanista (GEC) es una mezcla de gastronomía del morro fi, noucentisme, música barroca, nuevos consejeros con prognatismo y ex consejeros con la sonrisa llena de dientes congelada. Maragall El Magnífico consigue meter en la olla todos estos ingredientes, agitarlos y servirlos bien calentitos. Y los comensales tragamos, vaya si tragamos.

El acto institucional del palacio de Pedralbes podía, en efecto, enfocarse así, como una gran gincana de la andorga, con instrucciones de juego repartidas a la entrada. El programa de este singular desayuno de Sant Jordi marcaba sobre plano dónde se hallaban los puestos de rosas -de la Federació Catalana d'Associacions d'Ajuda al Drogodependent, la Associació Retorn y la cooperativa Drecera-, dónde los puntos de música -un cuarteto de cuerda a la entrada, que interpretaba a Mozart, y un cuarteto con flauta barroca, tiorba, violonchelo y clavicémbalo en el ala izquierda del palacio, que ofrecía suites de Robert de Visée, compositor francés de principios del XVIII- y dónde los lugares en que restaurarse. Lugares variados, marcados con colorines en el plano e identificados con las siguientes empresas: El Celler del Roser (Lleida), El Celler de Can Roca (Girona), Miracle (Mataró), Plat a Taula (L'Ampolla, Baix Ebre), Mas Folch (Constantí, Tarragonès), Sala (Berga) y Associació Gastronòmica La Xicoia (Sort, Pallars Sobirà). Siete restaurantes para siete veguerías, según se encargó de subrayar Maragall, siempre tan polisémico.

El recorrido de quien escribe empezó de forma un tanto desprevenida por el área de la izquierda, según se mira la fachada. "Una calçotada", dijo serio el camarero, alcanzando una copa trifásica de la que sobresalía una especie de cañita gratinada. Íbamos fuertes, aún no habían dado las once de la mañana. "Calçot en tempura, con salsa romesco, allioli y una gelatina de vermut Izaguirre", detallaba Daniel Aixelà, junto con su hermano David, responsable del restaurante Mas Folch, de Constantí. Pues venga esa calçotada. Slurp.

En el puesto siguiente los de Plat a Taula, de L'Ampolla, ofrecían en cuchara una anguila marinada con verduritas cortadas finas, y apenas unos metros más allá La Xicoia, asociación gastronómica de Sort que agrupa a una veintena de restauradores, tentaba al personal con su filet de vedella bruna amb salsa de formatge tupí. Ñam, ñam.

A esas alturas se imponía un vasito de vino. Los bufetes de la empresa de catering Miracle de Mataró ofrecían un muy bebible Mas Rabell de 2004, tinto hecho con garnacha, mazuelo y merlot y denominación de origen Catalunya -así, con ene e y griega- y nota de cata en castellano (¿normalización made in GEC, ni pa' ti ni pa' mí?).

Miquel Márquez, del restaurante Sala de Berga, se quejaba unos metros más allá de que el tiempo fresco impedía degustar en toda su amplitud de matices su excelente flan de reducción de bolet del Berguedà con butifarra negra. "Con dos o tres grados más de temperatura ambiente hubiera estado en su punto", aseguraba, cuando ya su creación corría agradablemente esófago abajo de los invitados.

Que no decaiga. El Celler de Can Roca de Girona proponía un níspero relleno de foie con trufa, vi onyé -una especie de moscatel- y un vivo toque azul proporcionado por una flor de borraja -¡una pasada!-, mientras que el Celler del Roser (Albert Cogul a los fogones) invitaba a pecar con su no menos espectacular bacalao traginer con patata, cebolla, tomate y pimiento confitados y una muselina de peras, por aquello de que son gente de Lleida.

De postres, pastisset de Sant Jordi, dulces y cava. Y todo ello sin olvidar las bandejas que corrían entre los invitados, con brioches de jamón en dulce, cruasanes y ensaimadas, o el variado plateau de quesos en los puestos del Miracle. ¿Desayuno o almuerzo? Pues brunch, que para eso lo ofrecía un Gobierno catalanista i d'esquerres, posmoderno donde los haya: eso de diferenciar las comidas por géneros es una antigualla propia del xocolata amb melindros. Ahora el modelo es el de la grande bouffe.

Alguna nota social para terminar. La ex consejera Caterina Mieras guardó cola pacientemente para el besamanos. Lo cortés no quita lo valiente. Y a ella ya nadie podrá quitarle haber sido la consejera en plaza cuando regresaron a Cataluña los papeles de la Dignidad, que permanecían indignamente en Salamanca. Ningún otro consejero se atrevió a tanto. A Josep Maria Rañé se le veía relajado, con ganas de reírse de todo, pero no guardó turno para saludar al jefe. Siurana, Milà, Solà y Carretero optaron por no acercarse por Pedralbes. Tampoco lo hicieron muchos altos cargos del aparato del PSC. ¡Este GEC, la de sorpresas que aún puede guardarnos!

Sí se vio a Ferran Mascarell, completamente metido en harina de consejero de Cultura. Estuvo departiendo largo rato con unos periodistas llegados de Alemania, sin duda preparando el terreno para el aterrizaje catalán en la Feria de Francfort de 2007. "Yo no soy independentista, me siento cómodo dentro de España, que concibo de manera federal", se le escuchaba decir con paciente voluntad pedagógica. También se vio, y mucho, a Xavier Vendrell, el nuevo responsable de Gobernación. Hubo un momento en que se puso a hablar por el móvil bajo un porche del palacio, elevado un par de peldaños por encima del nivel de jardín. Su traje claro -el mismo que llevaba el día de la toma de posesión- y su ademán duro en contraste con la gracilidad del adorno de rosas que ornaba el porche recordaban una escena de película ambientada en Italia, ahora no sabría decirles cuál. Apunte humano final: Maragall, con su nieto Nuno en brazos, hizo amago de dirigir una de las suites de De Visée.

A la salida, el GEC todavía obsequiaba a los presentes con un libro de textos publicados hace 100 años -de Eugeni d'Ors, Prat de la Riba, Joan Maragall, Mosén Costa i Llobera y Josep Carner, entre otros-, seleccionados por Narcís Comadira, con ilustraciones del mismo poeta. Lo dicho: la grande bouffe.

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