Ocho años de internamiento para un menor por matar a una mendiga
El joven acepta la pena máxima que le pedía el fiscal y evita el juicio
El Juzgado de Menores número 6 de Barcelona condenará a ocho años de internamiento y cinco más de libertad vigilada a Juan José M. R., de 17 años, por un delito de asesinato cometido contra la mendiga María del Rosario Endrinal, fallecida tras ser quemada viva cuando dormía en un cajero de Barcelona. La pena impuesta es la que solicitaba el fiscal, y fue aceptada ayer por el joven siguiendo el consejo de su abogado para evitar el juicio.
Xavier Gràcia, defensor del joven condenado, explicó ayer que aconsejó a su cliente aceptar la pena máxima que solicitaba el fiscal por entender que "era lo mejor", ya que de esa forma se evitaría volver a rememorar los hechos con la celebración del juicio. El menor se encuentra internado en régimen cerrado en un centro de la Generalitat por decisión judicial y, según su abogado, presente una evolución muy buena en el tratamiento de reinserción al que se encuentra sometido. De ahí que los psicólogos que le tratan le aconsejaron al abogado que evitara el juicio.
La aceptación de la pena que solicitaba el fiscal se produjo ayer en una breve comparecencia en el juzgado de menores, en presencia del implicado, su abogado, la fiscal y la juez. El resto de las defensas y acusaciones no fueron convocadas.
El crimen de la mendiga ocurrió la madrugada del 1
6 de diciembre del pasado año en una sucursal de La Caixa situada en la calle Guillem Tell de Barcelona, en el acomodado barrio de Sant Gervasi. Por estos mismos hechos están acusados también Ricardo P. y Oriol P., ambos de 18 años, a los que investiga un juzgado de instrucción de Barcelona y que serán juzgados por un tribunal popular por asesinato.
La mortal agresión a la mendiga fue grabada por una cámara de seguridad de la entidad bancaria, en la que se aprecia cómo los dos mayores de edad increparon a la mujer y le arrojaron una botella vacía de plástico y unas naranjas. Durante unos minutos, los jóvenes entraron y salieron del cajero, la insultaron y le arrojaron también un cono de grandes dimensiones de los empleados para la señalización de las carreteras.
La víctima logró deshacerse de ellos y cerró el pestillo de seguridad del cajero. Sin embargo, dos horas y media después, la grabación del vídeo recoge la llegada del ahora condenado, Juan José M. R., quien pidió a la mujer que le dejase entrar haciendo gestos de que tenía frío. La mendiga accedió porque no podía imaginar que ese joven era amigo de los que la habían increpado anteriormente. Al cabo de unos segundos, los tres jóvenes aparecen sonrientes en las imágenes y vuelven a arrojar a la mujer diversos objetos, entre ellos un tubo de cartón.
Al final de la grabación aparece el menor con una garrafa de 25 litros de capacidad parcialmente llena de disolvente. En la garrafa se aprecia una etiqueta de dimensiones considerables recordando que se trata de un producto inflamable. La siguiente imagen es una enorme mancha naranja que corresponde al fuego que se produjo en el cajero. Como consecuencia del incendio, la mujer sufrió heridas de segundo y tercer grado en el 65% de su cuerpo y falleció un día después.
Relato de los hechos
La pena de ocho años de internamiento en un centro cerrado y otros cinco de libertad vigilada es la máxima que prevé la Ley del Menor. Tras la aceptación de la culpabilidad por parte del acusado, la juez dictará ahora una sentencia aceptando el relato de los hechos de la fiscalía y la participación de cada uno de los acusados. Esa sentencia condicionará la otra investigación judicial que hay pendiente.
Juan Antonio del Moral, defensor de Ricardo P., censuró ayer la actuación de su colega. "Jamás hubiera aceptado una pena así para mi cliente. Yo habría batallado la condena para, por lo menos, arañar una rebaja, porque seguro que había elementos para hacerlo", explicó.
Durante sus declaraciones ante la policía y en el juzgado los jóvenes reconocieron los hechos. "Se nos fue la mano", llegó a decir uno de ellos. "Es un drama que hijos de familias acreedoras de buena alimentación y cobijo hayan acabado en esas circunstancias indignantes", dijo el fiscal jefe de Cataluña, José María Mena, al conocer la sentencia.
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