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El petróleo y la crisis nuclear centran hoy la reunión de Bush y Hu

El presidente de China acude a Washington con una balanza comercial favorable a su país

¿Cómo tratar a un país rival e imprescindible al mismo tiempo? George W. Bush recibe hoy a Hu Jintao en la Casa Blanca con una agenda amplia y complicada que refleja los intereses en ocasiones contradictorios de ambos. Se hablará de los programas nucleares de Irán y Corea del Norte, pero también de los problemas causados por la sed infinita de China por el petróleo -la bebida favorita de los estadounidenses- y por el desequilibrio en la balanza comercial entre los dos países.

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EE UU necesita una mayor sintonía con China en la escena internacional y en las relaciones económicas y comerciales. China quiere mantener su independencia estratégica y su crecimiento. Los dos se necesitan; Bush y Hu lo saben, y se conocen bien. En 2005 se vieron cinco veces; este año coincidirán al menos en cuatro ocasiones. Eso no evita la desconfianza, que repercute en el protocolo: para China, ésta es una visita de Estado; para EE UU, se trata de una visita.

"La relación entre EE UU y China es uno de los retos más importantes del siglo XXI", según un alto funcionario de la Casa Blanca, que recordó ante los corresponsales en Washington que China, tercer socio comercial más importante de EE UU, es "un protagonista responsable en la escena internacional", al tiempo que lamentó la lentitud en la liberalización económica y el déficit en las libertades: "Bush le dirá a Hu que no es posible que la gente experimente cada vez más la libertad de comprar, vender y producir y que se le niegue el derecho de reunión, de expresión y de la religión que prefieran".

Bush pedirá a Hu que le ayude a controlar las ambiciones nucleares de Irán y Corea del Norte; en el primer caso, con una actitud más firme que desemboque en sanciones a través del Consejo de Seguridad, una tarea difícil, como se ha demostrado en Moscú; en el segundo, para que convenza a los norcoreanos de que vuelvan a la negociación a seis bandas. Hu usará como moneda de cambio su deseo de que Washington reduzca su compromiso con Taiwán y no interfiera en la negociación de la política de una sola China, y lidiará con promesas vagas el debate sobre las libertades. En deferencia a su invitado y para evitarle embarazosas preguntas, la Casa Blanca ha accedido a no organizar la habitual conferencia de prensa.

En la energía, Bush, que planteó en enero la necesidad de que EE UU disminuya su dependencia del petróleo, pedirá a Hu que China no acapare a cualquier precio el crudo, una de las razones que ha puesto el barril a más de 70 dólares y el precio de la gasolina por las nubes, para indignación del consumidor estadounidense.

Uno de los objetivos del viaje, según The New York Times, es un compromiso sobre las necesidades energéticas de los dos países. Otra de las tareas de Bush es tratar de disminuir el desequilibrio comercial. Pero, según Jing Huang, de la Brookings Institution, no se pueden esperar grandes cambios, por la situación en China: "El desarrollo es muy desequilibrado, y las prioridades de Jiang Zemin han cambiado: de cantidad a calidad, de la costa al interior, y de la creación de riqueza a su distribución".

Hu Jintao brinda con el presidente de Microsoft, Bill Gates (izquierda), ayer en la casa de éste en Seattle.
Hu Jintao brinda con el presidente de Microsoft, Bill Gates (izquierda), ayer en la casa de éste en Seattle.EFE

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