"No me he sentido un dique para los nacionalistas"
Genio y figura. Al día siguiente del anuncio de su salida del Gobierno, José Bono no tiene el aspecto de un político prejubilado. Los periódicos hacen cola para entrevistarle, como la víspera las emisoras de radio, y pasear con él por Toledo es abrirse paso entre curiosos y admiradores que le demandan una foto o un autógrafo. A todos los atiende con tanta afabilidad como un candidato en campaña. Aunque ahora más que dedicarse a cazar votos se diría que los ahorra.
Pregunta. ¿Se ha cortado la coleta o ha pasado a la reserva?
Respuesta. Como socialista no me voy a cortar nunca la coleta. Dejo la actividad política, pero no el carné del PSOE ni las ideas y principios que han inspirado mi actuación.
"Cuando un país no está acostumbrado a que sus ministros dimitan, el hecho de que uno lo haga produce más sorpresa que reflexión"
"El momento más delicado de mi etapa en Defensa fue cuando un alto mando intentó desobedecer la orden de retirar las tropas de Irak"
"El jefe del Estado Mayor me ha pedido un incremento de tropas en Afganistán, y el lunes lo despacharé con mi sucesor para que decida"
"Que no cuenten conmigo como candidato para las elecciones autonómica y municipales 2007. Coo militante del PSOE, sí"
P. ¿Por qué mucha gente no se acaba de creer que haya dimitido para dedicarse a su familia?
R. Porque no es un fenómeno corriente y la gente tiende a creer sólo lo que acontece con frecuencia. Cuando un país no está acostumbrado a que sus ministros dimitan, el hecho de que uno lo haga produce más sorpresa que reflexión. Pero yo no me voy de la actividad política contra nadie. Me voy a favor de mi familia y de mis hijos sobre todo.
P. ¿Qué cuesta más: dejar la política o el tabaco?
R. A mí dejar de fumar me ha costado mucho las dos veces que lo intenté. La primera vez recaí en el vicio. La segunda llevo ya varios años sin volver... pero el otro día me fumé un cigarrillo paseando por La Moncloa con el presidente. Y me asusté.
P. ¿Por qué no ha esperado hasta el final de la legislatura?
R. Porque habíamos llegado el presidente y yo a un compromiso en virtud del cual cuando estuviesen aprobadas la Ley de la Defensa y la Ley de Tropa yo ya quedaba en libertad. Sospecho que él me puso dos retos que no pensaba que fueran a culminarse tan pronto. Que mi dimisión se produzca al día siguiente de que el Congreso apruebe por unanimidad la Ley de Tropa no diré que es un milagro, pero sí un misterio.
P. ¿Cuándo le planteó por primera vez su dimisión?
R. Creo que fue en diciembre.
P. ¿Y por qué ha tardado tanto en llevarlo a cabo?
R. Porque el presidente siempre encontraba motivos para demorar la decisión y la realidad tampoco nos facilitó hacerlo con mayor rapidez.
P. Usted le presentó una carta de dimisión a final de febrero.
R. No era una carta propiamente de dimisión, sino una serie de reflexiones de distinta naturaleza con las que me dijo coincidir plenamente; excepto en la conclusión, que era que me relevara de la responsabilidad. Yo ya le dije entonces que, aunque me veía cargado de razones, no haría como hicieron algunos ministros en el pasado y no dejaría mi cargo hasta que él lo aceptara. De las experiencias políticas que he vivido, y no han sido pocas, mi relación con el presidente en estos últimos meses es de las más enriquecedoras. Para mí, Zapatero se ha agigantado. Ahora que no tengo ningún motivo para hacerle la pelota, puedo decir que, si volviéremos al 35º Congreso [en el que compitieron por la Secretaría General del PSOE], no dudaría en darle mi voto.
P. ¿Hubo algún hecho que sirviera de detonante a su decisión?
R. Nada de lo que le ocurre a mi país ha sido ajeno para el ministro de Defensa.
P. ¿Y cuándo supo que el relevo sería el Viernes de Dolores?
R. El 26 de marzo, a mi regreso de la imposición del capelo cardenalicio a Cañizares, estuvimos juntos y el presidente decidió que sería el 7 de abril, aunque él no sabía que era Viernes de Dolores.
P. Sin embargo, ha parecido improvisado y el viaje de los Reyes a Arabia ha obligado a aplazar los relevos hasta el martes.
R. Lo que ha habido es mucha discreción. La toma de posesión se podía haber hecho hoy [por ayer], pero creo que se ha retrasado para que el ministro de Defensa pudiera despedirse mañana de los consejos superiores de los ejércitos y de la bandera.
P. ¿Se habría marchado si el presidente le hubiese encomendado la negociación con ETA?
R. Ésta es una hipótesis que no se ha dado. Decía Baltasar Gracián que es de hombres prudentes resolver los problemas que les llegan y de imprudentes salir a buscarlos.
P. Su dimisión sigue a la marcha de Francisco Vázquez como embajador al Vaticano. ¿Están en retirada quienes en el PSOE comparten su idea de España?
R, No sé si la idea que yo tengo de España es minoritaria. Lo que si sé es que España nos sobrevivirá a todos los que hoy estamos seguros de su identidad y también a los que dudan.
P. Para algunos, su presencia en el Gobierno era una garantía de que las concesiones a los nacionalistas no sobrepasarían determinados límites.
R. Nunca he tenido la sensación de ser un ministro-dique, aunque algunos nacionalistas dicen que se han alegrado de mi marcha no por aversión personal, sino por mi oposición a sus propósitos disgregadores. En todo caso, quien da continuidad a la tarea del Gobierno no es el ministro, sino el presidente, y él tiene muy claro que no se puede ceder a proyectos secesionistas.
P. ¿Qué votaría en el referéndum del Estatuto si estuviera empadronado en Cataluña?
R. Por suerte para mí, estoy empadronado en Albacete.
P. ¿Cuál fue su peor momento como ministro de Defensa?
R. Sin duda, cuando velé los cadáveres de los 17 militares que murieron en el accidente del Cougar antes de subir al Hércules que los traía a España.
P. ¿Y el más delicado?
R. Cuando recibí del presidente la orden de retirada de Irak y un alto mando, del que entenderá que no revele la identidad, intentó desobedecerme.
P. Hasta el martes, sigue siendo usted el ministro. Esta misma mañana
[por ayer] se ha producido un grave atentado en Herat.
R. Los servicios de inteligencia me informaron ayer [por el viernes], tras el Consejo de Ministros, de un aumento de las dificultades en la zona oeste de Afganistán, que es donde estamos. El Jemad [Jefe del Estado Mayor de la Defensa] me ha pedido un incremento de la fuerza y el lunes lo despacharé con mi sucesor, José Antonio Alonso, para que decida.
P. ¿Qué le hubiera gustado hacer en Defensa y no ha podido?
R. Autorizar que los militares españoles puedan ir de uniforme por la calle, aunque eso exige acabar definitivamente con ETA.
P. El viernes le llamaron miembros del PP, como Fraga y Rajoy.
R. Don Manuel Fraga me llamó. A Mariano Rajoy le llamé yo y me devolvió la llamada. Es cierto que me llamaron casi tantas personas del PP como del PSOE. Nunca me he arrepentido de tener amigos en la derecha, aunque no todos los que se dicen mis amigos lo sean. Obviamente, sé distinguir entre los elogios sinceros y los envenenados.
R. ¿Qué patrimonio tiene tras 25 años de empleos públicos?
P. Castilla-La Mancha es la única región donde los políticos publicaban sus bienes y, por tanto, pese a las múltiples calumnias que he debido soportar, la verdad patrimonial de José Bono está en el boletín oficial. Tengo un patrimonio del que puedo vivir holgadamente, aunque mi carácter no me permite vivir de las rentas y muy probablemente busque trabajo como abogado cuando pase un tiempo prudencial.
P. Usted descarta competir por la alcaldía de Madrid, pero su popularidad es un capital del PSOE.
R. El presidente ha dicho que trabajará para que mi retirada no sea definitiva, pero sabe que el éxito en esa tarea es muy difícil y no creo que lo intente por ahora.
P. O sea, que no cuente con usted para las elecciones de 2007.
R. Como candidato, no. Como militante, sí.
P. ¿Ha visto la última película de su paisano Almodóvar?
R. Volver...
P. Un título sugerente.
R. Me sugiere un poco mi vivencia en este momento, pero aún no la he visto y Almodóvar es muy capaz de sorprendernos.
P. Como usted.
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