Una campaña plagada de insultos al contrario

Llamar coglioni (gilipollas) a los votantes del centro-izquierda sólo fue la última salida de tono de Silvio Berlusconi, quien ha dedicado sus esfuerzos a imaginar insultos destinados a su adversario, Romano Prodi. "Tonto útil", "hombre de paja", "desgraciado", "cura bonachón"... La lista de calificativos atribuidos por el presidente del Gobierno italiano al líder de la oposición sólo es superada por los cumplidos que Berlusconi se ha atribuido a sí mismo: "Jesucristo de la política" o liberador de los comunistas "como Churchill nos liberó de los nazis". Il Cavaliere sólo se siente superado por Napoleón, aunque precisó: "De todas formas, yo soy más alto que Napoleón". Berlusconi, quien mide 1,70 metros, declaró también no saber "si Prodi es más alto [que él], pero no cabe duda que es más gordo".

Aunque no renunció a responder a las burlas, Il Professore lo hizo con su estilo, algo más fino e irónico. "Las únicas grandes obras que ha realizado Berlusconi han sido su lifting y sus implantes capilares", declaró por ejemplo Prodi. Durante el último debate, utilizó la firma de un célebre autor de teatro, George Bernard Shaw, para decir que su oponente "se agarra a los números como un borracho a una farola, no para que le ilumine, sino para sostenerse".

En su lucha contra la izquierda, que, dijo, "es como la mala hierba, infecta todo y es difícil extirparla", y los comunistas, que en la China de Mao "hervían a los niños para abonar los campos", Berlusconi ha contado con el apoyo de sus socios. Alessandra Mussolini, nieta del dictador, declaró: "Más vale ser fascista que maricón". Pero en el terreno de las promesas nadie ha superado a Il Cavaliere, quien no dudó en afirmar que si los ciudadanos volvieran a votarle, podrían "esperar vivir 100 años".