EE UU abre la vía para regularizar a 12 millones de inmigrantes 'sin papeles'
Senadores republicanos y demócratas logran un acuerdo para reformar la ley
Los líderes republicanos y demócratas del Senado anunciaron ayer un compromiso que abrirá la vía de la legalización de millones de indocumentados y ordenará la inmigración en Estados Unidos. "Es un excelente acuerdo", aseguró Bill Frist, líder de la mayoría republicana. El demócrata Harry Reid coincidió, aunque con cautelas, a la espera de que se cierre el pacto, pero su presencia en el grupo de senadores de los dos partidos que hizo el anuncio dio la imagen de que el acuerdo, que también refuerza la seguridad en la frontera, está al alcance de la mano.
El compromiso, forjado durante la noche por dos republicanos, Mel Martínez y Chuck Hagel, se basa en una fórmula que refuerza las medidas de seguridad en la frontera, amplía el cupo anual de visados temporales y organiza por categorías el proceso de legalización para los 12 millones de indocumentados que se calcula que hay en Estados Unidos:
- Los que lleven más de cinco años en el país
serían legales y aspirantes a conseguir la ciudadanía después de pagar una multa (la cantidad que se baraja es de 2.000 dólares, 1.629 euros) y ponerse al día en los impuestos no cotizados. Además, tienen que tener un empleo y comprometerse a estudiar inglés. Este grupo, según Frist, abarcaría el 60% de los indocumentados actuales.
- Los que lleven de dos a cinco años -unos tres millones de personas- tendrían que salir brevemente de EE UU y volver a entrar con un status de trabajadores temporales. A partir de ese momento, podrían iniciar el proceso de ciudadanía.
- Los que llegaron después de 2004 -entre uno y dos millones de personas- tendrían que volver a sus países y ponerse a la cola de los que solicitan un visado de trabajador temporal.
"Es una gran oportunidad para que le demos a los norteamericanos lo que estaban esperando y lo que merecen", dijo Frist. Por su parte, el presidente, George W. Bush, mostró su satisfacción por el principio de acuerdo y felicitó a los demócratas y republicanos implicados en la negociación. El presidente también asumió que faltaban flecos y animó a los senadores a cerrar el acuerdo antes de las dos semanas de vacaciones parlamentarias que empiezan a partir de mañana. Entre los detalles que no se dieron a conocer ayer, porque estaban aún negociándose, están la penalización que tendrán los empresarios que contraten a indocumentados y el tamaño de los cupos de temporales. "Todavía hay obstáculos", admitió John McCain, uno de los principales motores del acuerdo y cuyo perfil de presidenciable por el Partido Republicano para 2008 cada vez crece más.
Posteriormente, habrá que conciliar el proyecto de ley que finalmente salga del Senado con el que aprobó la Cámara de Representantes en diciembre. El proyecto pedía la construcción de una verja de más de mil kilómetros en la frontera entre México y EE UU y criminalizaba a los indocumentados y a los empresarios que les dieran trabajo, sin aportar ninguna solución para los 12 millones de ilegales.
La pasada semana, sin dar su brazo a torcer a pesar de las críticas, los líderes anti inmigración, que tildan de amnistía el proceso de legalización, volvían al ataque: "A cualquiera que vote por una amnistía tendrían que marcarle con una A escarlata", bramó Steve King, de Iowa; Dana Rohrabacher, de California, no se quedó atrás y se le ocurrió proponer que sean los presos, en lugar de que los indocumentados, los que recojan las cosechas de frutas y verduras.
Los congresistas republicanos que apoyen la ley del Senado corren riesgos -también los demócratas- porque el asunto es manipulable con vistas a las elecciones legislativas de noviembre, sobre todo en los Estados del suroeste, en los que la inmigración se contempla como un problema de seguridad. La demagogia puede provocar la abstención entre los votantes más conservadores y la derecha religiosa, y tal como se perfilan las elecciones, eso podría suponer un maremoto político en las legislativas.
En el otro lado de la balanza, está el apetitoso voto hispano. Los latinos, que han llevado a cientos de miles de personas a las calles de Los Ángeles, Chicago y otras ciudades en las últimas dos semanas, han convocado una jornada nacional el próximo lunes, con la manifestación central en Washington. Trabajadores y empresarios, estudiantes y grupos religiosos están convocando los actos a través de los medios en español, una de las bases del éxito de las recientes concentraciones.
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