A la Embajada de Estados Unidos
Yo también espero, como dice el señor Law, portavoz de la Embajada de EE UU, que la suya sea la última respuesta. Adelanto que la mía lo es. Concluía mi artículo Del espionaje, las torturas y otros métodos imaginativos (EL PAÍS, 3 de abril de 2006) con una amistosa y educada declaración de identidad no hostil hacia la sociedad norteamericana, confiando en que -ausente de argumentos- la Embajada declarara un alto el fuego permanente.
Esfuerzo inútil. He aquí los argumentos del señor Law: "Todas las leyes, políticas y actividades del Gobierno están sujetas a la revisión del Congreso y actividades del Gobierno y de los tribunales". Pues claro, afortunadamente. De ahí las tribulaciones de la Administración Bush. Gracias a esa función de control, la Administración comienza a dar marcha atrás. Lo increíble es que haya llegado tan lejos. Bush y Rice "han dejado muy claro cuál es la política de Estados Unidos respecto al trato a los detenidos". En efecto, lo han dejado muy claro. Tanto que al poco de declarar Rice "No se tortura", el 28 de abril de 2004 se publican las espeluznantes fotos de Abu Ghraib.
Sigue el señor Law: "EE UU investiga y enjuicia a los responsables". No a todos, no a los más importantes. "La lucha contra el terrorismo internacional supone capturar e interrogar a terroristas". De acuerdo, pero no con métodos humillantes que atentan contra la dignidad humana, que violan las leyes internacionales y que, en ocasiones, llevan al así interrogado a declarar haber matado a Abraham Lincoln. "EE UU no ha trasladado a los detenidos a otros países en los que se cree que serán torturados". Falso. El propio primer ministro egipcio señaló en 2005 que Washington había trasladado, sólo a Egipto, entre 60 y 70 detenidos y "un antiguo agente de la CIA cree que cientos de detenidos han sido enviados por EE UU a prisiones de Oriente Medio. EE UU ha reconocido la captura de unas 30 personas de alto valor, cuyo paradero es desconocido" (Informe de Amnistía Internacional Estados Unidos: debajo del radar, vuelos secretos a la tortura y la desaparición, 5 de abril de 2006).
El señor Law termina recomendando que "considere los hechos y no la política". Yo he optado por denunciar una política -no a un país ni a un pueblo- que lleva a cabo hechos vergonzosos para la humanidad y para los genuinos valores norteamericanos.
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