"No hay tabúes" sobre la mesa, afirma la canciller

La canciller Angela Merkel (CDU) tuvo ayer que abandonar el papel de árbitro que ejerce desde que preside el Gobierno de gran coalición con los socialdemócratas (SPD). El objetivo de la cumbre de anoche en Berlín era iniciar el debate para elaborar hasta finales de 2007 un plan energético para Alemania que tenga validez hasta 2020. La idea de Merkel era barrer debajo de la alfombra el tema conflictivo de la energía nuclear y acordar la creación de diversos grupos de trabajo sobre inversiones, innovación, exportaciones, seguridad del abastecimiento, precios y eficiencia energética.

Los políticos en Berlín se desayunaron con dos andanadas de los jefes de los dos grupos energéticos más fuertes de Alemania. En Bild Zeitung, Utz Claassen, de la Energía de Baden-Württemberg (EnBW), se despachaba con que "los políticos tienen la culpa de los altos precios de la electricidad" y echaba la culpa del elevado coste de los kilovatios en Alemania al 40% de impuestos.

En el conservador Die Welt, el jefe de E.ON, Wulf Bernotat, se preguntaba: "¿Cómo vamos a hablar de la combinación energética si excluimos la energía nuclear con la que se produce la cuarta parte de la energía que necesitamos en Alemania?" Tajante, concluía: "Tenemos que hablar de energía nuclear y lo haremos".

Con rapidez Merkel captó el mensaje. Atrapada entre la necesidad de armonía en las filas de su Gobierno y las exigencias de la industria, Merkel cambió su discurso del fin de semana para anunciar: "No hay tabúes", y añadió: "Debemos darnos cuenta de que tenemos ante nosotros la tarea de elaborar un plan energético hasta 2020, mucho más allá de la actual legislatura", que concluye en 2009. No obstante, se curó en salud al afirmar que "todos los temas se plantearán en la mesa" y "con seguridad se intercambiarán opiniones sobre algunos puntos".