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Rice y Straw viajan a Bagdad para impulsar la formación del Gobierno

Los partidos iraquíes presionan a Yafari para que renuncie al puesto de primer ministro

La secretaria de Estado de EE UU, Condoleezza Rice, y el ministro británico de Exteriores, Jack Straw, viajaron ayer por sorpresa a Bagdad para tratar de dar un empujón a la formación del Gobierno, un proceso estancado tres meses y medio después de las elecciones por las disputas internas y la violencia sectaria. La visita de Rice y Straw, cuyos Gobiernos tienen desplegados 140.000 soldados en Irak, aumenta la presión para que el chií Ibrahim Yafari ceda el puesto de primer ministro a otro político de mayor consenso.

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Rice y Straw se entrevistaron por separado con Yafari y con el presidente del país, el kurdo Yalal Talabani, y no ocultaron su malestar por el bloqueo de la situación tras reunirse también con otros dirigentes políticos. "La formación de un nuevo Gobierno es ahora un asunto urgente", subrayó Rice nada más pisar Bagdad, al inicio de una visita no anunciada que concluye hoy. "EE UU y Reino Unido han invertido una gran cantidad de dinero; estamos comprometidos con Irak, pero necesitamos ver progresos", añadió Straw.

Las entrevistas pusieron de relieve tanto el estado de ánimo como las intenciones de los responsables de la diplomacia de los dos países que encabezaron la invasión de Irak hace tres años: caras largas y tensas en la reunión con Yafari; sonrisas y mensajes de aliento en el encuentro con Talabani y, sobre todo, con el chií Adel Abdul Mahdi, vicepresidente y posible candidato a relevar al jefe de Gobierno en funciones.

Yafari fue propuesto candidato a primer ministro por la coalición que ganó los comicios en diciembre pasado, la Alianza Unida Iraquí, pero con una fuerte contestación interna: se impuso por un solo voto. Desde entonces, sin embargo, ha sido incapaz de sumar nuevos apoyos y ha conseguido, en cambio, el milagro de unir en su contra a chiíes laicos, suníes, kurdos y fuerzas de ocupación, que recelan de sus buenas relaciones con los radicales chiíes e Irán.

Ante la imposibilidad de lograr los apoyos parlamentarios necesarios, el Gobierno aún no ha podido formarse. Altos cargos estadounidenses han empezado a pedir en voz alta el relevo de Yafari y en el mismo sentido se han manifestado al menos dos diputados de su propio partido. Varias fuentes recalcaron ayer que Rice y Straw pidieron, en la reunión con Talabani, que se elija a un primer ministro capaz de unir al país.

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Mientras tanto, la violencia no da tregua. Al menos 17 personas, entre ellas tres niños, fallecieron ayer en varios atentados en el país. Algunas murieron al quedar atrapadas en el intercambio de fuego entre rebeldes y estadounidenses -cinco civiles en Ramadi-; otras, como consecuencia de los atentados de la insurgencia -seis en un coche bomba al sur de Bagdad- o por acciones de las tropas estadounidenses en Kirkuk y Salah el Din. La policía descubrió en Bagdad cerca de 40 cadáveres, consecuencia de la violencia sectaria, y hombres armados hicieron estallar explosivos cerca de la mezquita chií de Guba, en Baquba, al norte de la capital.

El mando estadounidense informó del hallazgo de los cuerpos de los dos pilotos del helicóptero militar estrellado el sábado en Yussifiya, al sur de Bagdad, posiblemente alcanzado "por fuego enemigo".

Jill Carroll, la periodista estadounidense liberada el jueves tras 82 días de cautiverio en Irak, expresó el sábado su ira hacia sus secuestradores, a los que calificó de "criminales". En un comunicado, Carroll recordó el asesinato de su intérprete, Alan Enwiya, se desdijo de sus frases conciliadoras y explicó que había sido obligada a grabar un vídeo y a criticar la presencia norteamericana en Irak. "Me dijeron que me dejarían ir si cooperaba", señaló. "Lo que dije no es mi opinión personal". La periodista llegó ayer a Boston.

Straw (izquierda) y Rice se reúnen con el primer ministro iraquí, Ibrahim Yafari, ayer en Bagdad.
Straw (izquierda) y Rice se reúnen con el primer ministro iraquí, Ibrahim Yafari, ayer en Bagdad.REUTERS

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