Zapatero inicia mañana una ronda con el 'lehendakari' y los partidos

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, inicia el martes una ronda con el lehendakari, Juan José Ibarretxe, a la que seguirán los líderes de los partidos con representación parlamentaria para pedirles apoyo a su política de fin del terrorismo por la vía del diálogo. En esta primera fase, el presidente informará a los partidos sobre la verificación que el Gobierno está realizando sobre el cumplimiento del alto el fuego de ETA.

El Gobierno estima que ETA está cumpliendo, hasta el momento, el compromiso que anunció el miércoles 22 de marzo con el alto el fuego permanente. El Ejecutivo interpreta que el "alto el fuego permanente" comporta el cese total de la violencia, incluido el llamado impuesto revolucionario por parte de la banda terrorista, así como de la kale borroka (lucha callejera), y así lo ha hecho constar públicamente.

Esta actitud de ETA, subrayan en el Gobierno, es meridianamente distinta a la que la banda adoptó en la "tregua indefinida" de 1998, en la que en su propio comunicado de anuncio de la misma, en septiembre de ese año, decía que se reservaba las "tareas de abastecimiento". En aquellos meses de tregua, el llamado impuesto revolucionario continuó e incluso la kale borroka experimentó un enorme incremento. "En esta ocasión, ETA está cumpliendo con su compromiso de cese total de la violencia", según señalaron ayer en La Moncloa

Zapatero, en la ronda que celebrará esta semana -tras el lehendakari acudirán a La Moncloa representantes de CiU y ERC, entre miércoles y jueves, previsiblemente, y después, IU, y los demás partidos- abordará preferentemente esta cuestión -la verificación del alto el fuego permanente-, aunque también estará atento a las sugerencias que le transmitan los partidos sobre la nueva etapa que se abre.

También recabará su apoyo para continuar en la verificación del alto el fuego permanente, aunque, previsiblemente, celebre una segunda ronda con los líderes de los partidos inmediatamente antes de comparecer en el Congreso de los Diputados, la primera semana de junio, para reclamar su apoyo para abrir oficialmente el diálogo con ETA.

El presidente del Gobierno también les informará a los líderes de los partidos que establecerá otro nivel de relación con el lehendakari, Juan José Ibarretxe, y el presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy.

Zapatero pretende contar con el lehendakari para este proceso en lo que es más específico del País Vasco, el proceso de recuperación de la convivencia de la sociedad vasca, entre nacionalistas y no nacionalistas, tras 40 años de terrorismo.

En cuanto al líder del PP, tiene con él, como representante del primer partido de la oposición, un compromiso pendiente, derivado del Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo, firmado en diciembre de 2000, entre los dos partidos con posibilidades de gobernar en España. Zapatero, que inició la ronda con Rajoy el martes de la pasada semana, ya se ha comprometido a convocar dicho pacto, antes de su comparecencia en el Congreso de los Diputados, la primera semana de junio.

Pero Zapatero pretende, sobre todo, personalizar la relación con Rajoy, con el establecimiento de un hilo fluido con él sobre todas las vicisitudes políticas que se presenten en el proceso. "La rapidez con que, con frecuencia, se desenvuelven los acontecimientos y la discreción a la que obliga la delicadeza del tema, hacen necesaria una relación personalizada. Será el principal instrumento de colaboración con el líder de la oposición", según señalan en La Moncloa.

En cuanto a los demás partidos, la hoja de ruta del proceso está trazada con la resolución parlamentaria del mes de mayo del pasado año, que apoyaron todos ellos, con la excepción del Partido Popular, según recordaban ayer fuentes gubernamentales.

En este sentido, Zapatero tiene asegurado su apoyo por anticipado, ya que aquella resolución le daba margen para abrir un diálogo con ETA para abordar la cuestión de los presos si se verificaba el alto el fuego, con la única condición de que las cuestiones políticas quedaran al margen de dicho diálogo y se traspasaran a los partidos.