El frío fue determinante
El Gran Premio de Australia sorprendió a todas las escuderías porque nadie imaginaba que se disputaría en unas condiciones de tanto frío. El cambio de fechas tuvo su influencia y durante el fin de semana no hizo calor e incluso apareció la lluvia en varios momentos. Nadie estaba preparado para todo eso y lo que acabó siendo determinante en la carrera fue conseguir que los neumáticos delanteros adquirieran la temperatura adecuada para dar estabilidad a los coches y coger agarre. El problema no era tan grande en los traseros porque soportan el peso del motor y se calientan mucho más rápido.
Sin embargo, incluso en eso Renault fue el mejor. Y ya viene siendo habitual que la escudería francesa acierte en casi todo y ofrezca a sus dos pilotos un coche ganador. Mientras ellos se dan cuenta de que han acertado en todas las elecciones que están haciendo desde la pasada temporada, en la que lograron el título de pilotos y el de marcas, las demás firmas siguen buscando el mejor camino para igualarse al equipo francés y dar armas a los suyos para que puedan luchar contra Alonso y Fisichella.
La distancia entre McLaren y Renault no es tanta en estos momentos, contrariamente a lo que ayer pudo parecer. Alonso le sacó muchos segundos a Raikkonen, pero en parte fue porque el finlandés, más metido en el tráfico, tuvo problemas con el alerón delantero y debió cambiarlo en una de sus entradas en los boxes.
Sin embargo, lo que más diferencia ahora mismo a los dos equipos es la seguridad con la que actúa Renault. Saben que han hecho otro gran coche y su motor V8 les está dando un rendimiento incluso superior al que ellos mismos esperaban. Todo el equipo está motivado, pero más por su propio trabajo, por lo bien que lo han hecho hasta ahora, que por las victorias de Fisichella y de Alonso. Su mentalidad es muy positiva. Saben que, cuando salen a la pista, tienen dos coches y dos pilotos que son capaces de ganar tanto si parten desde el primer puesto de la parrilla como si lo hacen desde el cuarto o el quinto. Creen en sí mismos y se arriesgan en sus decisiones, lo cual les convierte en más competitivos. Cuanto más ganan, más difícil les resulta perder. Y a todo ello se une un piloto como Alonso, con una tremenda seguridad en sí mismo y en un momento pletórico de confianza, que se ha situado por méritos propios un peldaño por encima de Fisichella.
A nivel de velocidad, son bastante similares. Pero Fisichella parece algo más inestable. Ayer pudo comprobarse porque pareció hundirse mentalmente cuando le falló el anti-stall -un aparato que evita que el motor se pare- y perdió su posición en la primera línea de la parrilla para tener que salir del pit-lane y el último. Tuvo problemas con la telemetría, según dijo, pero le faltó agresividad hasta las últimas 15 vueltas, cuando las entradas del safety car le colocaron en situación de sumar puntos. Eso no le ocurre a Alonso. Nunca tira la toalla y siempre mantiene su mentalidad ganadora, lo que le distingue de todos los demás.
McLaren mejorará en las próximas carreras y estoy convencido de que Ferrari, con Michael Schumacher a la cabeza, renacerá en Imola porque tiene buenos neumáticos y la escudería trabajará intensamente en aquella carrera, que se disputa muy cerca de su casa. Pero para que el Mundial se anime es necesario que estos dos equipos u Honda consigan por fin romper la hegemonía de Renault y resquebrajar la firme mentalidad y la confianza que ahora mismo tiene el equipo francés.
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