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El arquitecto Lerner inicia una reflexión sobre la integración de los transportes urbanos de Valencia

El ex alcalde de Curitiba apuesta por suplir con creatividad e innovación la falta de presupuesto

Miquel Alberola

El arquitecto brasileño Jaime Lerner (Curitiba, 1937), que convirtió su ciudad natal en una referencia mundial del transporte y el medio ambiente, está reflexionando sobre algunas propuestas para organizar el transporte urbano de Valencia y aprovechar el hecho de contar con un gran potencial medioambiental. El arquitecto se ha sumergido en Valencia a instancias de la empresa de gestión de conocimiento CMC para pensar en ella como una de las ciudades claves del futuro de Europa y, con intervenciones delicadas, integrar los modos de transporte sin que se solapen y sean más operativos.

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El arquitecto Jaime Lerner ha sido alcalde de Curitiba (Brasil) en tres ocasiones (1971-1975, 1979-1983, y 1989-1992). En esos mandatos transformó la ciudad de raíz y la convirtió en una de las más sostenibles del mundo, mérito que le ha sido reconocido por la ONU, que requirió sus servicios como consultor de Asuntos Urbanos. El arquitecto, mediante el instituto que lleva su nombre, cuyo objetivo es despertar una conciencia positiva sobre el potencial de las ciudades, ha establecido una colaboración con la empresa valenciana CMC con una doble transferencia de oportunidades. Por una parte, Brasil aspira a desarrollos urbanos y turísticos en los que la tecnología española puede ser interesante. Y por la otra, Lerner puede aportar su experiencia en gestión de ciudades para pensar "de qué manera Valencia podría ser todavía mejor en materia de transporte y convivencialidad con intervenciones urbanísticas delicadas, simples y de bajo coste", según fuentes de CMC.

Tras una primera impresión, Lerner considera que Valencia, como toda ciudad en el mundo, tiene un reto de ser cada vez mejor. "Toda ciudad tiene un reto de innovación constante y se pueden hacer muchas cosas", anticipa. Define que las grandes ciudades tienen tres problemas comunes: la movilidad, la sostenibilidad y la identidad. Y añade que resolverlos es estar bien preparado para el futuro. Para el arquitecto, la resolución de esos problemas no es "una cuestión de dinero". Y lo sanciona de un modo estimulante: "Ir corto de presupuesto es lo mejor para un alcalde porque así se ve forzado a suplir esa situación con creatividad, innovación y talento".

El concepto de Lerner para la movilidad es que se puede mejorar todo: el metro, el transporte de superficie y la relación con el coche. Su ideal es buscar un punto de integración. "Si se pudiera integrar todo, ésa sería la solución de la movilidad", explica, y añade una gran condición: "Que un sistema [el metro, el autobús o el coche] no compita en el mismo espacio que el otro". "Eso no lo ha hecho ninguna ciudad en el mundo, pero va a ser una necesidad cada vez más fuerte", vaticina. El arquitecto no es partidario de cerrar completamente al tráfico el centro de la ciudad. "Para hacer vida en la ciudad hay que convivir y no ser radical. Si se saca mucho el tráfico, la ciudad tiende a quedar vacía", sostiene. "Hay que pensar en la gente, estimular sitios y pensar también en cómo llegar a ellos", propone. Cree que es bueno tener sólo peatones, pero también que no hay que dejar de tener una conexión con el tráfico, como impulsó en Curitiba a través de cinco avenidas.

Lerner, que ahora trabaja en una propuesta para la optimización del metro de Londres, valora en positivo el diseño, los servicios y las alternativas del transporte público de Valencia, aunque considera que "siempre se puede mejorar". "Cualquier ciudad puede hacer cambios para mejorar su movilidad en sólo dos años", concreta.

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En cuanto a la sostenibilidad, el arquitecto apunta cinco propuestas para mejorarla: utilizar menos el coche (para lo que se necesita una buena alternativa de transporte), separar la basura, vivir más cerca del trabajo, ahorrar el máximo y desperdiciar el mínimo. A esta ecuación de la sostenibilidad, Lerner añade que se den múltiples funciones a los equipamientos urbanos. "No concibo una plaza de toros que sólo se utilice cuatro veces al año. ¿Por qué no hacer otros eventos o diferentes funciones?", se pregunta. En esta línea, señala que no es concebible que el centro de la ciudad se quede seis horas al día vacío. "Hay que vivir en el centro y es necesario que cada niño entienda su ciudad", sugiere quien cada vez que se entrevista con un alcalde le pide que, por favor, enseñen la ciudad a los niños porque si ellos la entienden la respetarán mejor. Como alguna vez ha escrito Mario Vargas Llosa, el arquitecto brasileño de origen polaco no sólo transformó el rostro físico de Curitiba sino la cultura cívica del vecindario. Los habitantes de esta ciudad han desarrollado un sólido sentimiento medioambiental.

Respecto a la identidad, Lerner considera que Valencia tiene una fuerte posición, aunque a muchas ciudades les cuesta desarrollar en los vecinos el sentimiento de pertenencia. El arquitecto, sin querer entrar a definir las intervenciones que habría que hacer desde su punto de vista en Valencia, como viajero, sí que siente que el Parque Central puede jugar un papel crucial en el desarrollo de la ciudad, por lo que considera que "hay que aprovechar la oportunidad y asegurar la continuidad de los bulevares y el parque del cauce del río mediante suturas", que, en la línea de su libro Acupuntura urbana, "podía resolverse con una acupuntura".

Aire de domingo

Jaime Lerner no había estado nunca en Valencia. Conocía lo básico: "La tercera ciudad de España, centro dinámico y artístico...". Pero encontró una ciudad muy activa con un centro con mucha vida, sin señales de decadencia, segura, de fácil recorrido y con gente muy próxima. "Realmente me ha encantado", dice.

El arquitecto ve la plaza de toros como el punto de compás que define la ciudad, junto a la Estación del Norte, "un espacio con un potencial inmenso". Dice que le encanta que no sea "una ciudad preparada para turistas sino para la gente" y advierte de que "no se deben preparar ciudades para turistas, sino para la gente, y que el turista entre como gente de la ciudad". El ex alcalde de Curitiba ha encontrado un número aceptable de bulevares y calles agradables, le ha sorprendido el Barri del Carme y tras visitar el Mercado Central, el mercado de la Boquería de Barcelona ha dejado de ser el más bonito que había visto en su vida.

Lerner considera que uno de los componentes de calidad de vida en las ciudades es la identidad. Y, según su impresión, Valencia tiene una identidad muy fuerte, pegada a la historia pero recorriendo caminos. Asimismo, en sus paseos ha anotado que mantiene una buena arborización y destaca el parque del cauce del Turia. "Me cuesta de imaginar una ciudad que tenga un parque como éste, tan ancho y tan largo", se sorprende.

El arquitecto también ha visitado El Cabanyal, que le ha parecido "una cosa especial" que "necesita menos que acupuntura" para arreglarlo, y considera "interesante" L'Eixample. Y ha detectado calidad de vida en que la gente calcula las distancias por minutos y a mediodía come en su casa. Pero sobre todo, le ha llamado la atención una cosa que hace mucho tiempo que no sentía: "La ciudad conserva el aire de domingo". Cree que en un momento que la mayoría de las ciudades han perdido la sensación de que el domingo es un día distinto.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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