Los impuestos, talón de Aquiles de Prodi
Berlusconi aprovecha la división del centro-izquierda en materia fiscal
Silvio Berlusconi ha encontrado el punto flaco de Romano Prodi: los impuestos. El centro-izquierda es un coro que desafina, y algunas promesas en materia fiscal, procedentes del flanco izquierdo de la coalición, han inquietado al elector medio. Il Cavaliere y sus aliados martillean a los rivales con la frase "el partido de los impuestos", y Prodi ha perdido ya varias veces los nervios en público. Parece claro que la última semana de campaña girará en torno al dinero. "Si vota más del 80% del electorado, tenemos la victoria asegurada", insistió ayer Berlusconi.
Romano Prodi, un hombre de verbo habitualmente comedido, se dejó llevar el jueves por la ira y acusó al ministro de Economía, Giulio Tremonti, de practicar la "delincuencia política". "La última vez vendieron sueños, ahora venden miedo", dijo Prodi, para frenar las acusaciones de que pensaba elevar el impuesto sobre la renta a los autónomos, restablecer el impuesto sobre sucesiones y gravar el ahorro y las inversiones bursátiles. Pero los aguijonazos del centro-derecha hacían daño, porque se referían a una cuestión muy valorada por los electores y contenían una cierta dosis de realidad.
El líder de Refundación Comunista, Fausto Bertinotti, hizo caer el Gobierno de Romano Prodi en 1998: retiró su apoyo parlamentario, y la Administración prodiana cayó tras sólo dos años en el poder. Bertinotti, que recoge los votos de la izquierda radical y resulta imprescindible para una victoria del centro-izquierda, vuelve a ser un problema para Il Professore. Porque muchos electores temen que si la izquierda regresa al Gobierno se repetirá la historia de 1998. Y porque cada vez que Bertinotti habla de impuestos, un puñado de votantes centristas huye hacia el centro-derecha.
Bertinotti afirma en sus mítines que hay que implantar un impuesto sobre las sucesiones. Hasta ahí, ningún problema: está escrito en el programa del centro-izquierda. Pero Bertinotti considera que ese impuesto debe afectar "a cualquier patrimonio que supere los 180.000 euros", lo que afecta a la gran mayoría de las familias italianas.
Acusación sobre Aldo Moro
Prodi, que no había hecho cálculos concretos, tuvo que desmentir ayer a su incómodo aliado y estimó que sólo "el 1% de las familias, poseedoras de grandes fortunas" se verían afectadas por el nuevo impuesto. Poco antes, Prodi había sido desmentido a su vez por Piero Fassino, secretario general de los Demócratas de Izquierda (ex PCI): Il Professore había asegurado que no habría cambios en la tasación de los títulos de deuda pública, un producto de ahorro muy popular, y que se mantendría el actual 12,5%. Fassino dijo que no, que ascendería hasta el 20%. Prodi tuvo que darle la razón, especificando que el nuevo tipo sólo se aplicaría a futuras emisiones de deuda. El mal ya estaba hecho: pareció que Prodi ocultaba un plan para exprimir a las clases medias y que su coalición era una olla de grillos. La cosa se vio agravada por titubeos al hablar del impuesto sobre la renta.
A Prodi se le notaron los nervios durante un programa de radio con preguntas de los oyentes. Un hombre expresó su temor a que un futuro Gobierno de centro-izquierda cayera al primer presupuesto, por las divergencias entre sus miembros. La respuesta de Prodi fue muy hosca: "Usted está loco". Ni siquiera Berlusconi trata así a los potenciales electores. El candidato del centro-izquierda se vio obligado a pedir perdón.
Il Cavaliere, después de quejarse de los modales del adversario, lanzó contra Prodi una acusación monstruosa: la de haber sabido dónde tenían secuestrado las Brigadas Rojas a Aldo Moro, el dirigente democristiano asesinado en 1978. Otra carga de profundidad. Prodi nunca supo nada, pero durante el secuestro intentó localizar a Moro con una sesión de espiritismo, lo que dice poco en favor del candidato del centro-izquierda.
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