Buenas sensaciones, máxima expectación
Al Barça, líder con 11 puntos de ventaja, se le piden goles, y al Madrid, la victoria en un duelo condicionado por la clasificación
El Barça gobierna la Liga con tanta diferencia (11 puntos) que desde que se inició la cuenta atrás (quedan ocho jornadas) se echan cábalas sobre el día en que revalidará el título sin atender a circunstancias trascendentes como la nómina de lesionados (Márquez, Edmilson, Messi, Xavi y Sylvinho) o un calendario exigente (los azulgrana recibirán el miércoles al Benfica en los cuartos de final de la Champions).
Únicamente hay un partido capaz de provocar el alto en el transitar barcelonista. La visita del Madrid nunca provocó indiferencia, siempre rearmó al barcelonismo. La alineación de Rijkaard es la mejor prueba de la importancia que el Barça da al gran clásico. Jugarán los mejores disponibles al mando del capitán, Puyol, circunstancia que abona la posibilidad de que Motta repita como central mientras Oleguer ocuparía el puesto de Belletti como lateral e Iniesta ejercería de medio centro.
Especial Barça-Madrid |
Más que puntos, al líder se le piden goles, sobre todo tras ceder dos empates a cero consecutivos. El Madrid siempre despertó el apetito de jugadores como Ronaldinho o Eto'o, dispuestos a firmar la sentencia del campeonato a favor de su equipo. "No nos vamos a distraer con la Copa de Europa", interviene Rijkaard, "pero que nadie piense que será fácil. Ellos vendrán a hacer un gran partido".
A su vez, animado por la goleada endosada al Deportivo, el Madrid acude con ganas, consciente de que enfrentamientos como el de hoy siempre dejan secuelas. Todavía le escuece el 0-3 del Bernabéu y la rechifla de su hinchada, que aplaudió al Barça, y aspira a ganarse en un partido el respeto que le han perdido. No hay mejor vara de medir para saber dónde está y que necesita que un encuentro con el Barça en el Camp Nou, que sólo ha concedido una derrota (hace dos años) desde 1983.
Tan contento quedó del partido del domingo que López Caro podría repetir el once (la novedad es Pablo García), con lo que Raúl se sentaría en el banquillo por vez primera en un clásico que cumple 200 ediciones.
Los brasileños han tomado el mando en el Madrid, que se resiste a ser sólo el segundo y reclama sus aspiraciones al título mientras los números no le desmientan.
La expectación no está en consonancia con la distancia entre uno y otro en la tabla y ratifica que el clásico tiene vida aparte. Los dos equipos tienen buenas sensaciones para un choque que reunirá a 730 periodistas, representantes de 155 medios de 25 países. A una cita tan golosa tampoco faltará Medina Cantalejo después de que los árbitros desconvocaran ayer oficialmente su huelga.
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