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Reeditada una obra fraudulenta que se atribuyó a Cervantes

Fue un gran fraude de la literatura. Un engaño asumido desde su inicio. Los profesores de la Universidad de Cádiz Alberto Romero y Yolanda Vallejo han indagado en las claves de El buscapié, escrito por el gaditano Adolfo de Castro (1823-1898) y atribuido a Miguel de Cervantes.

De hecho, fue presentado como un opúsculo explicativo de la primera parte del Quijote que había permanecido inédito hasta 1848, cuando De Castro consiguió publicarlo. "Se tradujo a varios idiomas y tuvo un grandísimo eco", recuerda Romero. El autor gaditano quedaría para siempre marcado por el éxito de ese libro, que le dejó la cara de una gran fortuna y la cruz, de un eterno descrédito.

Ha sido la Diputación de Cádiz la que encargó a ambos investigadores la reedición en facsímil de esta obra. "Es uno de los aspectos más originales en los que se podía abordar el centenario del Quijote", sostiene Romero, quien, junto a Vallejo, ha revisado el texto y ha realizado un estudio introductorio.

"Adolfo de Castro era un erudito muy interesado en el Siglo de Oro. Adelantó en varios artículos que había encontrado un texto inédito de Cervantes y que tenía previsiones de presentarlo y publicarlo. Aunque, ya entonces, algunos dudaban de su autenticidad", explica el profesor de la Universidad de Cádiz.

Traducciones

En 1848, se editó por primera vez El buscapié, un texto de "cuestionable calidad", según Romero, en el que un supuesto Cervantes introducía y explicaba las razones que le habían llevado a escribir el Quijote. "Cervantes era el Shakespeare español y cualquier cosa que apareciera sobre él generaba un enorme interés. Eso fue lo que ocurrió. Hubo una revolución para hacerse eco de este texto. Se tradujo al inglés, al francés y al italiano. Revistas rusas hablaron de él. Unos críticos lo apoyaron y otros lo denostaron", señala.

Según explican ambos profesores en la reedición editada por el Servicio de Publicaciones de la Diputación de Cádiz, De Castro reconoció mediante pseudónimos el engaño. Más tarde su viuda llegaría incluso a reclamar derechos de autor a editoriales que siguieron publicando El buscapié como parte del Quijote.

"Cayó en una trampa judicial porque reconocía que su marido había engañado y, en cambio, la justicia no le dio la razón y se quedó sin esos derechos". El texto de Adolfo de Castro aún hoy aparece en algunas ediciones como un apéndice de la obra más reconocida de Cervantes.

"Lo más llamativo de este caso fue que, aunque el texto fuera falso, la crítica más sesuda cayó en este fraude. De Castro consiguió darse a conocer, que era su objetivo con esta publicación, pero siempre quedó marcado por el descrédito del engaño", concluye el profesor de la Universidad de Cádiz.

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