Victoria Camps denuncia el peligro de la propaganda frente a la libertad
La filósofa Victoria Camps (Barcelona, 1941) habló ayer del liberalismo como actitud en Ayala, en la cuarta conferencia del ciclo Meditaciones sobre la libertad que se celebra en homenaje al ya centenario escritor en la Casa de América de Madrid. La catedrática de Ética de la Universidad Autónoma de Barcelona centró su intervención en la propaganda, una de las principales amenazas para el liberalismo. Un concepto, el liberalismo, que se apresuró a aclarar se encuentra expuesto a múltiples apropiaciones. "Es un término muy polisémico, que se usa con un rigor muy deficiente. Hoy, la mayoría de los que se proclaman liberales lo hacen entre comillas". Por ello, Camps animó a la "urgente recuperación de su autenticidad".
"Ayala pone de relieve el peligro de las democracias de masas que comercian y monopolizan el discurso político". La filósofa recordó que, en origen, la libertad de expresión era una libertad de los más débiles contra los poderosos. "Con el paso del tiempo esto se ha ido perdiendo y se ha convertido en un instrumento del poder mismo para someterlo todo a sus intereses. El individuo necesita información para tomar decisiones, pero ésta no es siempre veraz, pertinente o adecuada", afirmó. La culpa de ello no es sólo de intereses partidistas, aclaró, se trata también de la propia inercia de los medios. "Nos llega información que por sí misma no forma, que viene deformada por visiones parciales". Camps aceptó que la propaganda no sólo es eficiente, sino también inevitable. "Corrige dos defectos: la información agobiante y, además, suple la ausencia de una guía fiable ilustrada", explicó. El liberalismo, según la filósofa, debe "conseguir que los individuos se liberen de la manipulación que les acecha y propiciar la formación para que puedan pensar por sí mismos".
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