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Reportaje:

Dúrcal recuerda a Rocío

El pueblo granadino que dio el nombre artístico a María de los Ángeles de las Heras, de luto por la cantante y actriz

Transcurrían los difíciles años cincuenta en España cuando una niña de sonrisa alegre y voz cálida aparecía en los concursos radiofónicos de posguerra con el nombre de Rocío Benamejí o Rocío Fiestas. Se trataban de los primeros pasos artísticos de María de los Ángeles de las Heras, que todavía no había decidido cuál sería su nombre artístico. Un día, ante la fama que se abalanzaba sobre ella, decidió señalar con el dedo un lugar del mapa de España que le acompañaría para siempre. De este modo, el azar quiso unir a la reina de las rancheras con un pequeño pueblo de la provincia de Granada llamado Dúrcal.

La noticia de la muerte de la artista el pasado sábado fue recibida en Dúrcal como un auténtico jarro de agua fría. "Nada más conocer la noticia fueron muchos los que nos reunimos en la plaza como tratando de sentirnos acompañados. No lo acabábamos de creer, Rocío ha significado mucho para este pueblo", afirmaba ayer Encarna Bueno.

En 1968 Rocío Dúrcal fue nombrada hija adoptiva de la localidad de la que tomó el nombre. "En aquellos años un señor subía al baño con una borriquilla para traer agua al pueblo. Ésa era su profesión en unos tiempos muy difíciles. El día en que Rocío Dúrcal fue nombrada hija adoptiva también se inauguró una calle con su nombre en el centro del pueblo. Cuando aquel hombre pasó por allí con sus botijos se encontró a Rocío Dúrcal, entonces la subió a la borriquilla y la paseó por toda la calle", cuenta María Josefa, quien dice sentirse "muy triste".

De aquellos lejanos días casi todo el mundo guarda una anécdota. Encarna Bueno recuerda que, antes de descubrir la placa con su nombre en la antigua calle de Las Eras, Rocío se acercó a sus dos hijos mellizos, que apenas tendrían dos años, para acariciarlos. "Después supe que ella tuvo nietos mellizos y me hizo una gran ilusión. Ahora me siento muy triste, lloré al conocer su muerte y he rezado mucho por ella", confesó.

Pese al revuelo que supuso aquella visita de la artista a la localidad, no fue la primera, como tampoco la última. "Ya había venido algunos años antes de incógnito. Todo el pueblo se acabó enterando y acudió al viajo cine para verla. Entonces ella cantó varias canciones sin música a petición de los que acudimos. Ha sido una mujer admirable. He tenido varias veces la oportunidad de estar con ella, aquí en Dúrcal y en Madrid. Siempre se mostró muy sencilla y próxima a la gente, y de ese modo se ganó no sólo el cariño del pueblo, sino de toda España", asegura José Tamayo, un lugareño de 73 años.

Pero si Rocío deja una amiga en Dúrcal para siempre esa es Isabel Molina, que ayer se encontraba en el sepelio de la artista en Madrid. Isabel conoció a la cantante durante su nombramiento como hija adoptiva de la localidad y desde entonces han mantenido una estrecha amistad. "Desde hace unas semanas no sabía nada de ella. Estuve hablando por teléfono con su marido y mandó un beso para el alcalde y para todo el pueblo", declaró apenada desde Madrid, en donde estuvo acompañada por el alcalde, Manuel Megías, y por varios concejales.

El Ayuntamiento de Dúrcal cumplirá hoy su tercer y último día de luto oficial en señal de duelo por la muerte de la artista madrileña que ha llevado el nombre de la localidad granadina por medio mundo. Su alcalde destacó ayer los vínculos de la popular artista madrileña con el municipio y lamentó una vez más, ya en Madrid, la desaparición de la cantante. "Nos quedará para siempre su recuerdo y su música", resumió Esteban Terrón, primer teniente de alcalde.

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