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Barcelona ha invertido 1,6 millones de euros en arte público en los últimos cuatro años

Dos de las grandes instalaciones previstas para el área del Fórum aún no se han colocado

El Ayuntamiento de Barcelona invirtió entre 2003 y 2005 un total de 1,6 millones de euros en arte público. La mayor cantidad correspondió a 2004, año en el que gastó casi 800.000 euros en encargos de escultura para el espacio público, de los que la mayoría era para proyectos en el área del Fórum. Pero dos de las piezas más representativas anunciadas para esta zona aún están a la espera de ser instaladas, aunque al menos una de ellas está lista, y por supuesto pagada, desde mediados de 2004. Otras esculturas en otros enclaves urbanos también esperan su turno.

La Comisión de Escultura decide los proyectos que paga el área de Urbanismo

En plena euforia del Fórum 2004, el área de Urbanismo del Ayuntamiento encargó, a través de la crítica Gloria Moure, cuatro proyectos artísticos permanentes que se situarían en el entorno del recinto. Durante el evento y hasta ahora sólo ha podido verse uno, la escultura suspendida de Cristina Iglesias en el vestíbulo del Centro de Convenciones, si bien en el último momento el Ayuntamiento incorporó otras obras ya realizadas, de Eugènia Balcells y Antoni Tàpies, que se instalaron en el interior del Edificio Fórum.

De los cuatro proyectos iniciales, el de los suizos Fischli & Weiss, está muy atrasado y no hay fecha de instalación. Tampoco la hay para los dos restantes, aunque el realizado por la artista catalana Eulàlia Valldosera está listo desde hace ya dos años. Moure confía en que pueda inaugurarse este año junto al del artista estadounidense Tony Oursler, cuyas últimas pruebas de las tres proyecciones de vídeo que realiza sobre el Edificio Fórum, el suelo de la plaza, y el hotel del Centro de Convenciones, se realizaron la semana pasada.

Moure indica que se ha optado por hacer coincidir las dos inauguraciones ya que, señala, "si no se explican bien estas piezas no se sabe lo que son y podrían sufrir daños". Pero en este esperar tanto a Oursler, la obra de Valldosera corre el peligro de perder sentido. Aquí hay tomate, nombre de la obra, consiste en siete tomavistas distribuidos a lo largo del recinto en los que el público, a través de la mirilla, ve el lugar hacia el que enfoca el objetivo, pero no en la realidad, sino en un vídeo que le acerca en un zoom escenas que cuestionan el entorno de forma crítica y a la vez humorística. Los tomavistas llegaron a instalarse, pero la pieza nunca funcionó, explica Moure, por problemas técnicos que la artista afirma desconocer. Los vídeos se grabaron hace dos años y, aunque servirán de recordatorio de cómo era la zona, habría sido importante que se hubieran podido ver en el marco del evento durante el que fueron creados.

"Sí, la verdad es que me siento silenciada porque era una pieza que estaba hecha para verse en aquel contexto, aunque funcione también bien con posterioridad, en un momento en el que había un fuerte debate ciudadano en el que intenté participar a través de esta obra", indica Valldosera cuando se le pregunta sobre el asunto. Al contrario que a los arquitectos, "a los artistas no se nos contempla en el tejido intelectual del país", indica Valldosera, lo que a su juicio justifica que se considere que una vez se ha pagado la pieza ya no tienen por qué intervenir en el proceso.

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Otro caso parecido ha sido el de Javier Peñafiel, quien en 2002 recibió el encargo de realizar un proyecto sobre la figura de Enric Granados para la calle que lleva el nombre del músico -una serie de proyecciones durante dos horas de la noche de frases, a veces contradictorias, del compositor sobre el suelo de la calle peatonal-, que está también terminado hace tiempo, aunque la fecha de inauguración sigue pendiente "de la agenda", según señaló Ferran Mascarell, presidente de la Comisión de Esculturas que selecciona los proyectos, cuyo coste e instalación corre a cargo del área de Urbanismo.

Esta comisión -integrada por Manuel Borja-Villel, Antoni Marí, Gloria Moure, Bigas Luna, Narcís Comadira, Enric Satué, Joaquim Español, Oriol Clos y Josep Anton Acebillo- no se reúne desde septiembre del año pasado y está previsto que vuelva a hacerlo a mediados de abril. "El criterio de selección de los proyectos no es único", aclara Mascarell. "Llegan propuestas de asociaciones, particulares, arquitectos, artistas, o es la misma comisión la que considera que en determinados lugares se precisa una pieza para mejorar el entorno urbano". Aunque no es vinculante, Mascarell afirma que suelen cumplirse las recomendaciones de la comisión, que, teniendo en cuenta su composición actual, "es evidente que opta por proyectos contemporáneos que, cuando son tecnológicos, pueden suponer algunos problemas de instalación y mantenimiento. Es un tipo de escultura experimental, y esto implica procesos muy largos".

En estos momentos, además de las tres piezas señaladas hay al menos otra obra en espera. Se trata de Gràcies per vida, una pieza de Alicia Framis que es un monumento, realizado con 374 buzones, a los donantes de órganos que estará en los alrededores del hospital de Sant Pau. Framis dice que no estará acabada hasta dentro de "uno o dos años".

A la izquierda, proyección de Peñafiel en Enric Granados. A la derecha, proyecciones de Oursler en el área del Fórum.
A la izquierda, proyección de Peñafiel en Enric Granados. A la derecha, proyecciones de Oursler en el área del Fórum.

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