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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

Se acerca el adiós de Blair

Defensores y críticos piden al primer ministro británico que deje el poder

Los días de Tony Blair como primer ministro parecen contados. El creador del Nuevo Laborismo, que perdió el carisma ante muchos de sus seguidores a raíz de la guerra de Irak, se ve acosado ahora lo mismo por sus críticos que por sus aliados para que ceda su cargo de primer ministro al número dos del laborismo, el ministro del Tesoro, Gordon Brown. Tras una semana especialmente difícil, una catarata de editoriales periodísticos le está marcando el calendario y forzándole a abandonar Downing Street este mismo verano.

Blair ha sido protagonista de numerosas resurrecciones políticas, pero ahora no se encuentra ante un determinado problema explosivo que puede superar a base de carisma, sino ante una situación de debilidad crónica. Los problemas de las últimas semanas sintetizan bien el origen de su situación: ni la crisis desatada por los problemas de la ministra de Cultura, Tessa Jowell, salpicada por los dudosos negocios de su marido, ni el escándalo de los créditos blandos recaudados en secreto entre multimillonarios donantes del partido constituyen ningún delito. Pero ambos casos ponen de relieve las poco escrupulosas relaciones del Nuevo Laborismo con el mundo del dinero y los negocios, ensuciando su imagen y haciendo añicos su vieja promesa de que el laborismo será más puro que la pureza.

"Nueve años son suficientes", afirma el diario 'The Guardian' en un editorial

En el plano parlamentario, la aprobación de la reforma educativa -posible gracias al apoyo del Partido Conservador- parece llamada a convertirse en la norma, más que la excepción, porque los rebeldes laboristas se oponen a numerosas reformas pendientes y porque ven en su rebeldía la mejor forma de acelerar la marcha de Blair. Y por los Comunes han de desfilar aún numerosos asuntos abiertos a la polémica, desde nueva legislación en materia de educación y sanidad a la reforma del sistema de pensiones, la revisión del Estado de bienestar, la discusión sobre la moratoria para construir nuevas centrales nucleares o la renovación del programa Trident sobre armamento nuclear. En todos esos asuntos, Blair puede necesitar de nuevo el apoyo de los conservadores.

Algunos medios tradicionalmente próximos al primer ministro o a sus políticas, como The Economist, The Guardian o The Financial Times, han subrayado estos días esa dependencia y los dos primeros le han sugerido que lo mejor que puede hacer es retirarse cuanto antes, ahora que aún está en condiciones de manejar el calendario, en lugar de esperar a que el partido acabe echándole.

A juicio del Financial Times -probablemente el diario más blairista del Reino Unido, porque siempre ha visto en él al líder moderado más capaz de poner en marcha la agenda librecambista, europeísta y reformista que defiende editorialmente-, Blair se enfrenta a la paradoja de que "cuanto más empuja para asegurar su legado como primer ministro, más obligado se ve a depender del apoyo de los conservadores". Aunque no pide su marcha, llega a afirmar que ya no controla los Comunes.

The Economist, en un editorial extraordinariamente duro con el que domina la primera página de su último número, Los últimos días de Tony Blair, subraya que el líder laborista ya no es necesario para llevar a cabo su programa de Gobierno y recuerda que "Brown no está agitando a los diputados laboristas rebeldes, pero podría hacerlo si pensara que Blair está meramente haciendo tiempo o, aún peor, dañando las posibilidades electorales de Brown en el futuro". Y concluye que Blair sólo debería seguir "si está absolutamente seguro de que es capaz de dirigir sus reformas sobre sanidad y otras materias durante los próximos dos años". The Guardian, el diario más próximo al Partido Laborista aunque a menudo crítico con Blair, sostiene que "nueve años son suficientes" en un editorial publicado ayer con ese encabezamiento. "Debería renunciar este año. El último discurso de Brown esta semana en la presentación del presupuesto debería ir seguido este otoño de su primer discurso en el congreso del partido como primer ministro", afirma The Guardian. Su editorial señala que Blair debe hacer público un calendario de retirada, sostiene que su presencia no es una ayuda para sacar adelante las reformas y le recomienda que se pregunte a sí mismo: "¿Tiene que arrastrar las cosas otros 12 o 24 meses difíciles y vacíos, sólo porque puede hacerlo?".

Blair y el presidente dominicano, Leonel Fernández, ayer en Londres.
Blair y el presidente dominicano, Leonel Fernández, ayer en Londres.EFE

Coalición a la vista

La debilidad de Tony Blair y la emergencia del nuevo líder conservador, David Cameron, no se ha traducido en un hundimiento laborista en los sondeos. Desde hace meses, las encuestas reflejan ventajas de no más de tres puntos que se alternan a favor de ambos partidos, con los Liberal-Demócratas sorprendentemente recuperados tras la dimisión de su anterior líder, Charles Kennedy, y los escándalos sexuales que obligaron a retirarse a uno de los candidatos a sucederles y minaron las posibilidades de otro.

Cameron, a pesar de su luna de miel con los medios de comunicación, no ha conseguido empujar a los tories decididamente al alza cuando se cumplen 100 días desde su elección. El actual panorama hace pensar cada vez más en la posibilidad de que ningún partido logre la mayoría absoluta y se vaya hacia un Gobierno de coalición o un Gobierno minoritario, aunque aún quedan algo más de tres años para las elecciones, previstas para mayo de 2009.

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