"Los alumnos necesitan orden, rutina, seguridad, sobre todo emocional"

Atender a 25 niños de cuatro años en una clase es una tarea casi imposible. Pero se está haciendo en la mayor parte de las escuelas de educación infantil. Y, además, en muchos casos, los maestros están ofreciendo una "atención muy personalizada", asegura Gema Paniagua (Bilbao, 1957), que ha dedicado los últimos 30 años a la educación infantil, tanto en las aulas como, ahora, asesorando a los maestros desde un Equipo de Atención Temprana de la Comunidad de Madrid. El reconocimiento a la labor de los maestros fue lo que le llevó a escribir, junto al catedrático de Psicología Evolutiva de la Universidad de Sevilla Jesús Palacios, el libro Educación infantil. Respuesta educativa a la diversidad (Alianza, 2005), galardonado con el primer Premio Aula (Salón Internacional del Estudiante) al mejor libro de educación en la categoría de teoría e investigación. El libro también intenta señalar las carencias de este tramo educativo de carácter voluntario que va desde los cero a los seis años, y que las administraciones están obligadas a ofrecer en su segunda etapa (3-6 años).

"En demasiados centros no atienden al pequeño cuando se hace pis"

Pregunta. En el libro señala que muchas escuelas no cumplen las condiciones necesarias.

Respuesta. La normativa es absolutamente insuficiente. Hay muchas guarderías que funcionan con un control que no va mucho más allá que cualquier comercio. Todo centro con niños de hasta tres años debería tener un control para poder llamarse de educación infantil.

P. En el primer capítulo se preguntan si es infantil la educación infantil. ¿Lo es?

R. Algunos centros están perfectamente ajustados a lo que es un niño pequeño. Otros no. Y ahí se pueden crear situaciones graves, que pueden repercutir en la autoestima de los niños, por ejemplo, en demasiados centros no atienden al pequeño cuando se hace pis.

P. ¿El maestro debe cambiar pañales?

R. El maestro o cualquier otro empleado. Los niños no pueden estar mojados hasta que lleguen sus padres a cambiarlos. La clave es verlo como algo educativo: el niño ha de aprender a controlar su cuerpo, a estar limpio...

P. Aprendizaje global o sólo intelectual; preparar para primaria o atención integral... Ustedes plantean un término medio en estas cuestiones. ¿Cómo se consigue en la práctica?

R. Ya hay centros que lo han conseguido. Se trata de no hacer dicotomías.

P. Y de tener más medios.

R. Por supuesto, no vamos a dejar de pedir más profesores o menos niños por aula. Pero también se trata de aprovechar mejor lo que tenemos. Hay centros con los mismos recursos y unos funcionan bien, mientras que otros han de mejorar mucho.

P. Pero, ¿cómo puede atender la diversidad un solo profesor?

R. Es increíble las habilidades que se pueden poner en juego. Por ejemplo, hay metodología como la de dividir el grupo grande en otros más pequeños que hacen cosas distintas. Los maestros pueden dejar avanzar a algunos de forma más autónoma y centrarse en los que más lo necesitan. No se puede pretender que todos los niños hagan lo mismo al mismo tiempo.

P. ¿Cuál tendría que ser la prioridad?

R. La base de la educación infantil es el juego y aprovechar los momentos de la vida cotidiana. Por ejemplo, cuando hacen sus primeros pinitos con los números, ejercicios para poner la mesa. ¿Cuántos somos? ¿Cuántos platos hacen falta?

P. ¿Cuáles son los elementos básicos en una clase?

R. Para empezar, un profesor cualificado. Los niños necesitan orden, rutina, seguridad, sobre todo emocional, tener a un adulto siempre disponible. En la etapa de 3 a 6 años las características son las mismas, pero va aumentando la diversidad que hay que ofrecer a los niños.