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Crónica:Fórmula 1 | Gran Premio de Malaisia
Crónica
Texto informativo con interpretación

Primer doblete en 24 años

Fisichella, ganador, y Alonso, segundo, confirman el dominio absoluto de Renault

Un gran triunfo de Renault y un fuerte abrazo de sus dos pilotos con el director de la escudería francesa, Flavio Briatore, cerró el Gran Premio de Malaisia, la segunda cita del Campeonato del Mundo de Fórmula 1. Pero esta vez el ganador no fue como de costumbre Fernando Alonso, sino el italiano Giancarlo Fisichella. Había motivos para la alegría. Cada cual tenía una razón para sentirse ganador. Fisichella, de 33 años, logró en el circuito de Sepang su tercera victoria, tras haberse impuesto en Brasil en 2003 -una carrera inacabada que no pudo celebrar hasta una semana después- y en Australia en 2005. Alonso cuadró una remontada espectacular que le llevó al segundo peldaño del podio y que le permite aumentar hasta siete puntos su ventaja sobre el alemán Michael Schumacher (Ferrari) y el británico Jenson Button (Honda), sus inmediatos perseguidores. Y Renault sumó 18 puntos, los máximos a los que podía aspirar, al conseguir su primer doblete desde 1982, cuando el francés René Arnoux superó a su compatriota Alain Prost.

Remontada espectacular del español, de séptimo a tercero, en la salida y accidente de Raikkonen
El italiano, más integrado en el equipo, prueba su calidad y logra la tercera victoria de su carrera
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La carrera aclaró conceptos. Volvió a evidenciarse que Renault es el coche más fuerte del momento. Pero, al tiempo, demostró que los Ferrari sufrirán en algunas pruebas y que los grandes adversarios de Alonso, sin descartar a Schumacher, serán Button y el finlandés Kimi Raikkonen (McLaren Mercedes), cuyos bólidos se mostraron más competitivos que los rojos. Y puede que Fisichella, con calidad y sintiéndose, por fin, integrado en el equipo azul, se sume a ese cuarteto.

Sin embargo, todas estas circunstancias deben combinarse con el hecho incuestionable de que Alonso es el hombre a batir. En cada carrera hace una demostración de poderío, de fuerza mental y de calidad de conducción que acaba por asustar. Ayer realizó una salida tan espectacular que dejó sentados y observándole con la boca abierta a sus rivales. No se lo podían creer. Ubicado en la séptima posición, tras el error que cometió su equipo al doblar la gasolina -por tanto, el peso del coche: casi 40 kilos de más- que debía ponerle para la última tanda clasificatoria, el español arrancó con una fuerza, una precisión y una velocidad de reflejos sin par para saltarse en un plisplás a los dos McLaren que le precedían y escorarse hacia la derecha para atacar a los dos Williams que le cerraban el paso. Sólo después intuyó que debía buscar la mejor posición para afrontar la primera y cerrada curva a derechas y se desplazó hacia la izquierda. Consiguió entrar por el exterior, con la mejor trazada, y adelantó de un zarpazo al austriaco Mark Webber y al alemán Nico Rosberg (Williams ambos).

Tras la primera curva, Alonso iba ya el tercero. Sólo le precedían Fisichella y Button. "Sé que me arriesgué mucho en la salida. Webber podía cerrarme e incluso tocarme y arruinar mi carrera", reconoció luego. "No obstante, era mi única oportunidad de subir al podio. Fue un intento suicida, pero todo salió bien. Salir de aquí con siete puntos más que mis principales rivales me da consistencia en la lucha por el título", agregó el campeón más joven, con sólo 24 años, de la historia de la F-1.

Cada una de aquellas decisiones resultó crucial. Porque determinó el futuro de la competición. Máxime, cuando en la quinta curva de la primera vuelta, Raikkonen fue embestido por detrás por el austriaco Christian Klien (Red Bull). Se le partió la suspensión trasera y se quedó sin ningún control del coche hasta estrellarse contra una valla protectora.

Con el abandono del nórdico, la carrera pareció quedar virtualmente sentenciada. No había nadie capaz de crear problemas a los tres líderes. Y la ventaja de 20 segundos que consiguió sobre Alonso en las 16 primeras vueltas, aprovechando la menor carga de combustible de su coche y la eficacia de sus neumáticos, se antojaba tan sustancial como para dar el triunfo a Fisichella.

Quedaba por ver de qué iba a ser capaz Alonso: su estrategia para tratar de superar a Button y a su compañero. Lo intentó retrasando nueve giros su primera parada en relación a Fisichella. Pero entonces descubrió la veracidad de sus propias palabras: "No estoy seguro de que demorar las paradas o ir a una sola sea ahora un beneficio para nosotros". En aquellas nueve vueltas descubrió con estupor que no lograba arañar más que algunas décimas de segundo al italiano. Es decir, que circular sin tráfico y con poco peso no compensaba la ventaja de tener neumáticos nuevos aunque fuera con el coche cargado.

"Al final, el problema de la clasificación fue determinante. No pude acercarme. Fisichella estuvo muy bien. Así que me centré sólo en Button", explicó el vigente campeón mundial. Atacó al británico, se le acercó y le pasó en su segundo repostaje. Una operación casi militar, precisa y corta: sólo 6,4 segundos. Y concluyó el segundo, tras Fisichella. Por delante de Button, el colombiano Juan Pablo Montoya (McLaren Mercedes), el brasileño Felipe Massa (Ferrari) y Schumacher, un detalle éste que no pasó inadvertido. No es normal que el kaiser acabe detrás de su colega. Pero eso a Alonso no le importa. Él sigue a lo suyo.

Fernando Alonso reinicia la marcha tras una de sus paradas.
Fernando Alonso reinicia la marcha tras una de sus paradas.ASSOCIATED PRESS

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