La audacia recompensada

Hay teatros de ópera donde continuamente "pasan cosas". El de São Carlos de Lisboa es uno de ellos. Con un presupuesto modestísimo se ha situado en lo que va de siglo, gracias a la imaginación y audacia de su director Paolo Pinamonti, en uno de los puntos de referencia europeos. El espectáculo que se presentó anteayer es, sencillamente, asombroso: un programa triple con títulos de Hindemith y Schönberg precediendo un estreno mundial de Azio Corghi basado en un texto de José Saramago sobre Don Giovanni de Mozart.

La combinación de Sancta Susana e Il dissoluto assolto había sido programada en la anterior temporada de La Scala de Milán por Ricardo Muti, pero coincidió con la huelga que llevó al carismático director italiano a su despedida del teatro. Lissner ha mantenido este doblete para el próximo septiembre. La negativa del director de escena anunciado, Giancarlo Cobelli, a desplazarse a Lisboa ha permitido a Pinamonti una vuelta de tuerca genial, la incorporación de Erwartung, con lo que la primera parte del espectáculo se convierte en un homenaje al expresionismo musical alemán de los años veinte. También el São Carlos ha incorporado al proyecto a un joven equipo escénico portugués que hace de la necesidad virtud y suple con sencillez la escasez de medios, con lo que todo funciona teatralmente con fluidez.

Extraordinaria

La ópera en un acto Sancta Susana, de Paul Hindemith, basada en un texto de August Stramm, es una obra maestra absoluta, de una intensidad admirable y solamente lo poco habitual de su duración o la censura en su día del Vaticano han propiciado que no esté con más frecuencia en los escenarios líricos, aunque últimamente ha emprendido una cruzada a su favor un artista tan emblemático como Achim Freyer.

La protagonista, Tatiana Serjan, estuvo extraordinaria y levantó los primeros bravos. Brigitte Pinter tomó el relevo de las aclamaciones con el monodrama de Schönberg.

Después de tan singular doblete llegó el estreno mundial. En primer lugar, hay que destacar el trabajo irónico, desmitificador del mito, ingenioso y con un fascinante sentido del humor de Saramago. A ello Corghi responde musicalmente con oficio y espíritu distendido. Los cantantes-actores se mueven con gracia y la orquesta -al igual que en las obras anteriores- suena con poder y sensibilidad a las órdenes de Letonja. El éxito, ante un receptivo público de première, fue inmenso.