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Reportaje:ESTILO DE VIDA

Japón, paraíso de las mascotas

Este país vive desde hace años una fiebre por las mascotas. Perros y gatos se han convertido en un filón comercial, y para ellos se han creado balnearios y hoteles exclusivos, salones de belleza e incluso 'boutiques' de accesorios y prendas de vestir firmadas por marcas de lujo.

Con 19,2 millones de perros y gatos, frente a los 17,9 millones de hijos menores de 15 años, las empresas se han dado cuenta de que en Japón el filón a explotar es la industria de las mascotas. Los japoneses ya gastan unos 142 millones de euros al año en comprar animales domésticos, y en su comida, complementos y servicios.

Sólo el 38% de los propietarios compra comida específica para animales, mientras el resto prefiere mimarles con alimentos que parecen más pensados para el consumo humano, como "pollo con hierbas al sabor de naranja". A ello se suman las medicinas para retrasar su envejecimiento, los suplementos vitamínicos, la proliferación de centros que imparten estudios de cómo asear y entrenar a los animales, las 33 revistas sobre perros y gatos que abarrotan los quioscos y librerías, y más de 200 sitios en Internet dedicados a su venta.

Búsqueda de afecto. Los analistas han llegado a la conclusión de que esta moda nace de la necesidad de cubrir la carencia emocional que ha traído el cambio demográfico que ha experimentado este país, en el que hay un gran envejecimiento de la población y una baja tasa de natalidad. Los animales proporcionan algo muy valioso: placer y amor, y reducen el estrés. Cuidar de que tengan un crecimiento saludable, de que hagan ejercicio y de que estén limpios es una afición relajante para el empleado medio japonés que llega a casa agotado tras pasar todo el día en su puesto de trabajo y en los medios de locomoción que cubren las grandes distancias hasta su casa.

¿Mascotas por niños? Tal es la popularidad de esta moda animal que hace que las parejas y muchas mujeres solteras se pregunten si en lugar de pensar en tener hijos deberían optar por adquirir mascotas.

Noemí, madre de una niña, corrobora este extremo al indicar que un animal doméstico es "más barato y más fácil de atender que un hijo". En el edificio en el que vive con su familia sólo se permite tener dos mascotas, ninguna más alta de 30 centímetros y cada una de ellas de poco peso; por eso, como la mayoría de los japoneses, optó por un perro pequeño, en su caso una caniche toy.

Noemí y su familia pagaron por su perrita 2.137 euros, a los que deben añadir cada mes otros 71 euros de peluquería para que le corten las uñas, le laven con champú y le recorten el pelo, y otros siete euros más por cada mata que le desenreden. Como es cliente habitual, la peluquería, que dispone de catálogos con ilustraciones de todos los peinados y tintes que puede realizar dependiendo de la raza, pone a la perrita de Noemí una cinta de adorno en la oreja -como las de regalo- que le dura semanas.

Caprichos insólitos. Estos precios son bajos comparados con los 356 euros que desembolsan los amos que desean que sus canes peludos salgan de alguno de los salones de belleza surgidos por doquier en Tokio luciendo en su lomo el nombre de la familia o el suyo -a menudo un kanji (un ideograma)- hecho con una técnica de esquilado y tinte sobre la piel del can. Pero también se puede optar por gastarse 64 euros para que la mascota disfrute de una hora de relajación, que incluye un masaje corporal con un aceite aromático y un cepillado a conciencia, o por participar en los cada vez más numerosos clubes de propietarios de canes que existen, y en los que se hacen excursiones y otras actividades en común cuyo eje gira en torno a los perros. A lo mejor pocos llegan a pagar los 7.124 euros que cuesta un collar con piedras preciosas, pero muchos sí abonan los 1,90 euros de más que vale un billete de metro si se quiere ir acompañado por su mascota.

Vacaciones de lujo. Para otros amos que buscan el máximo lujo y confort, el hotel animal de su veterinario habitual puede resultar insuficiente, y optarán por un establecimiento de cinco estrellas, The Pet Inn Royal (Posada Real de Mascotas), recientemente inaugurado en la terminal 2 del aeropuerto internacional de Narita, en Tokio. Allí, veterinarios, entrenadores y todo tipo de personal especializado se ocuparán de su bienestar por precios que oscilan entre 28,5 y 142,5 euros por noche, dependiendo de si se elige una habitación normal o una suite de lujo. Lo de menos es si se trata de un perro, un gato, un hámster, un hurón o un conejo: todas las habitaciones están equipadas con aire acondicionado y sistemas de purificación para garantizar que el siguiente inquilino no percibirá el rastro del anterior.

Animales relajados. Ahora bien, si el problema es el estrés, no lo dude: lo ideal es llevarlo al balneario de Oedo Onsen Monogatari, en Tokio, que en 2005 abrió un anexo sólo para perros. Allí se ofrece la posibilidad de que los animales sean bañados por personal especializado mientras sus propietarios toman las aguas en zonas aparte o que sean ellos mismos los que se ocupen de sus mascotas. Además, una piscina, con terapeutas y un veterinario residente, espera a los canes que precisan realizar ejercicios de rehabilitación.

Noemí, no ha caído en muchas de estas tentaciones, pero lo que sí ha hecho es suscribir una póliza -"la más sencilla"- de un seguro médico por 142,5 euros al año -"porque después de lo que hemos gastado en comprar la perrita queremos que nos dure"-, y en esa filosofía entran las regulares visitas al veterinario por cantidades que oscilan normalmente entre 14 y 36 euros.

Uno de los últimos artículos en el mercado es una máquina expendedora de comida canina que detecta con un sensor y una cámara cuándo el animal se acerca a ella y envía una señal al móvil de su propietario para que pueda alimentar a su mascota sin estar presente.

De acuerdo con datos del Instituto de Investigación Nomura, el sector relacionado con el mundo de los canes ha pasado de facturar 21.377 euros en los años sesenta a los 8.548 millones de euros de ahora. Y además, ni siquiera hay que angustiarse si uno no se quiere comprometer demasiado. Si no se dispone ni del tiempo ni del dinero o espacio para albergar una mascota propia, en Tokio se puede alquilar una por horas. Puppy the World tiene más de 50 razas de perros, que serán suyos durante una hora o un día dependiendo de que quiera pagar 14 o 75 euros.

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