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El Consistorio alojará a cuatro familias del Turó mientras duren las obras

La mayoría de los vecinos regresan hoy al bloque apuntalado

Cuatro familias del bloque siniestrado en el Turó de la Peira no regresarán hoy a casa. Sus pisos están llenos de puntales y vivir allí sería realmente muy complicado. Hasta que finalicen las obras de rehabilitación del inmueble, vivirán en pisos de titularidad municipal que les ha ofrecido el Ayuntamiento. Los otros vecinos, en cambio, podrán regresar hoy a sus pisos.

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Los 87 vecinos desalojados el pasado miércoles por la aparición de colosales grietas en el número 38 del paseo de Fabra i Puig, en el barrio del Turó de la Peira, regresarán hoy a su casa. Lo podrán hacer progresivamente a partir de las diez de la mañana, según informó ayer el concejal del distrito de Nou Barris, el socialista José Ignacio Cuervo. El edil también recordó que los desalojados podrán seguir "una o dos noches más" en el hotel Catalonia Atenas, donde también residen algunos de los desalojados por el socavón del Carmel tras producirse el hundimiento del túnel en las obras de la línea 5 del metro en febrero de 2005.

Pero no todas las familias podrán regresar hoy a su domicilio. No lo harán las que viven en las cuartas puertas de las cinco primeras plantas del edificio y del entresuelo. También está apuntalado uno de los dos locales que hay en los bajos.

Los puntales son el único modo de garantizar la estabilidad de la pared maestra de este edificio, construido en pleno apogeo del desarrollismo franquista, en los años sesenta. Precisamente, fue la mala calidad de los materiales que se usaron en su construcción lo que provocó la aparición de las colosales grietas que obligaron a desalojar el miércoles este edificio.

Vivir en un piso donde, además de muebles, hay hasta una veintena de puntales puede ser muy dificultoso. Así las cosas, el Ayuntamiento ha ofrecido a estas familias pisos de protección oficial en el mismo barrio del Turó de la Peira. Allí podrán vivir durante el tiempo que duren los trabajos de rehabilitación del edificio. A esta solución se han acogido cuatro familias. Otra vecina, que vive sola, ha optado por alojarse durante todo este tiempo en casa de su hija. Uno de estos pisos afectados estaba deshabitado, ya que sus propietarios tienen una casa fuera de la ciudad.

Las 31 familias desalojadas regresarán a sus casas después de recibir ayer un certificado que garantiza la estabilidad del edificio. Concretamente, disponen de dos informes que la acreditan: uno realizado por los Bomberos de Barcelona y otro por el arquitecto Carles Buixadé, especialista en patología de estructuras. Buixadé, además, ha sido el arquitecto que ha dirigido el proceso de apuntalamiento del inmueble siniestrado.

Con el propósito de "dar más seguridad a los vecinos", Cuervo anunció que técnicos municipales y de la constructora del edificio (Sacresa) visitarán diariamente las viviendas apuntaladas.

El concejal de Nou Barris añadió ayer que el consistorio " ayudará a que los vecinos reflexionen" sobre la conveniencia de sumarse "voluntariamente" a un proyecto de rehabilitación integral de la finca como los llevados a cabo en la mayoría de los bloques del Turó de la Peira.

Lo primero es el diagnóstico

Antes de empezar cualquier obra, será necesario hacer un diagnóstico del edificio. Nunca se había realizado un estudio sobre el estado de las estructuras del inmueble siniestrado. "Si realmente se hubiera hecho, habríamos detectado esta deficiencia estructural que hemos visto ahora", señaló Cuervo.

En esta misma línea, Cuervo recordó que según se refleja "en algunas actas de las reuniones de la comunidad de propietarios de la finca, los vecinos aprobaron por mayoría sumarse al plan de rehabilitación, pero después fueron anuladas alegando que faltaban algunos vecinos". Y ahora, expresó, "muy humanamente hay algún vecino que justifica cosas que en su momento indujo a que no se hicieran". Algunos vecinos afirmaban ayer que si hubieran conocido el peligro que corrían, habrían actuado con rapidez. Así lo explicó el presidente de la comunidad de vecinos, Emerenciano Carvajal. "Hasta esta semana nunca había aparecido ninguna grieta en el edificio", detalló.

Fue la inexistencia de este diagnóstico sobre la estructura lo que impidió a los vecinos recibir subvenciones cuando rehabilitaron la fachada.

El Ayuntamiento costeará el estudio, del que se encargará Regesa, la empresa pública del Consejo Comarcal del Barcelonés dedicada a la rehabilitación de edificios.

Por su parte, la Generalitat también anunció un aumento del 10% de las subvenciones que otorga en concepto de reforma y rehabilitación de inmuebles. De este modo, si los vecinos del bloque siniestrado deciden iniciar un proceso de rehabilitación, podrán recibir un máximo de 7.700 euros por familia.

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