Los desalojados del edificio agrietado en el Turó de la Peira volverán a casa este fin de semana
Los desperfectos se deben a la mala calidad de los materiales y no a la aluminosis
Los 87 vecinos que fueron desalojados anteayer de los 31 pisos de un bloque del Turó de la Peira podrán volver a casa este fin de semana. Antes bomberos y técnicos firmarán un certificado que garantice la estabilidad del inmueble -construido en los años sesenta, en pleno apogeo del desarrollismo franquista-, en el que aparecieron grietas profundas la semana pasada. La causa de las grietas no es la aluminosis, hipótesis que se apuntó en un principio, sino la mala calidad de los materiales empleados. La pared maestra no es de cemento u hormigón, sino de ladrillos.
"Los materiales son más sensatos que algunos arquitectos o constructores", explicó ayer Carles Buixadé, arquitecto encargado de los trabajos de apuntalamiento, cuya primera fase de urgencia finalizará con toda probabilidad esta misma tarde. La constructora del número 338 del paseo de Fabra i Puig, la promotora Sacresa -de la familia Sanahuja-, utilizó ladrillos para alzar la pared maestra del edificio, la que aguanta todo el peso del bloque.
Con el paso de los años, los ladrillos han cedido, y ello explica la aparición de grietas colosales, dijo Buixadé. "Los materiales de construcción están cansados, envejecidos, fatigados", según Buixadé, de ahí la gran grieta que apareció la semana pasada en el primer piso del bloque.
Los vecinos desalojados podrán volver a sus casas este fin de semana. Antes, los técnicos municipales y los bomberos tendrán que garantizar la estabilidad de la estructura. "El bloque sufre una lesión seria", explicó Buixadé. Los trabajos de apuntalamiento continuarán durante todo el día, sobre todo en la cuarta puerta de cada rellano, la zona donde se produjo la grieta.
Eso sí, las obras del edificio no acabarán aquí. Primero se realizará un diagnóstico para determinar cuáles son los males que padece. El Ayuntamiento de Barcelona ya les había ofrecido la diagnosis en 2001, cuando se produjeron desprendimientos en la fachada, que tuvo que ser remozada. Pero los vecinos la rechazaron. En otros 26 bloques del Turó de la Peira tampoco se ha realizado el estudio necesario para determinar la situación real de su estructura. En una segunda fase, el bloque tendrá que ser rehabilitado por completo. Lo mismo se ha hecho o se está haciendo en la gran mayoría de los bloques del Turó de la Peira. En esos casos, sin embargo, la causa sí ha sido la aluminosis. De los 3.000 pisos afectados, hubo que derruir 1.000 y reformar el resto.
Los costes de la rehabilitación del bloque no irán a cargo de la constructora Sacresa ni del arquitecto que diseñó 40 años atrás este edificio, J. Canela, ya fallecido. Lo asumirán los vecinos, la Generalitat y el Ayuntamiento. El único coste que, de momento, asumirá Sacresa será el tanto que le corresponda por ser la propietaria de siete pisos del bloque que tiene alquilados.
La aluminosis queda de momento descartada como causa de las grietas. Otras hipótesis, como vibraciones provocadas por el metro o por el edificio que se está construyendo enfrente, también se han descartado.
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