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Reportaje:GESTIÓN Y FORMACIÓN

Bienvenidos a India

El IESE ensaya con un curso de inmersión para directivos de cinco días sus posibilidades en el gigante asiático

Amaya Iríbar

La economía india creció el año pasado el 8,1% y, si se cumplen las previsiones del Gobierno, lo hará este ejercicio un 10%. Más que China. A pesar de ello, la atención que recibe por parte de empresas y directivos españoles este país de más de 1.000 millones de habitantes, con un sector tecnológico en plena ebullición y una potente industria de entretenimiento, es aún pequeña. La escuela de negocios IESE quiere cambiar esta situación. Ha empezado con un curso de cinco días desarrollado entre Hyderabad y Bombay al que han asistido casi 40 directivos, en su mayoría europeos que trabajan para grandes multinacionales. El objetivo: que conozcan de cerca el éxito indio.

La mayoría de la treintena larga de participantes son directivos europeos de grandes multinacionales

José Durany es director general de Tesalca, una empresa catalana que fabrica un tejido especial utilizado en pañales, compresas y otros muchos productos. Hace tres semanas hizo las maletas y voló de Barcelona hasta Hyderabad (India) para participar en el primer programa Inside India de la escuela de negocios IESE, ligada a la Universidad de Navarra. Tesalca está estudiando la posibilidad de empezar a fabricar y distribuir su producto en el gigantesco mercado indio.

No sería raro. Según la consultora estratégica A. T. Kearney, India es el mejor país del mundo para relocalizar procesos de negocio, por delante de China, Malaisia y Filipinas (ver cuadro). Y no sólo por sus costes, mucho menores que los europeos y también más bajos que en China, sino también por el entorno empresarial -mayor seguridad jurídica que otros países del entorno- y por la abundancia de profesionales cualificados. India produce cada año al menos un cuarto de millón de ingenieros e informáticos y se ha convertido en un foco de atracción para empresas de estos sectores de todo el mundo.

Un socio de prestigio

La mayoría de la treintena larga de participantes en el programa, al que fue invitado por el IESE un grupo de periodistas, no eran sin embargo empresarios con ganas de abrir nuevos mercados, sino directivos de grandes grupos multinacionales que trabajan en Europa. Desde EADS a Volkswagen pasando por Novartis, Nike, Mary Kay y Ernst & Young, por poner sólo algunos ejemplos. Españoles algunos, pero también alemanes, británicos, daneses, islandeses, latinoamericanos... Hasta de Japón y Nigeria.

La idea de llevar a cabo un programa en India surgió de los alumnos del Global MBA (Master en Administración de Empresas) de la promoción de 2004. Este master incluye dos estancias en el extranjero de dos semanas, una en Shanghai (China) y otra en Silicon Valley (California, Estados Unidos). Entre los alumnos de esa promoción había un estudiante indio y un grupo propuso a la escuela hacer un seminario sobre India.

El IESE se lo tomó con calma. "Estudiamos la propuesta y vimos que sería muy positiva", recuerda David MacManus, director del Inside India.

Lo primero era encontrar un socio de prestigio en el país asiático. Ahí intervino, entre otros, la experiencia de Rama Velamuri, antiguo alumno hoy profesor del IESE y nacido en India. Encontraron ese socio en la Indian School of Business (ISB) de Hyderabad, el mismo centro que pocos días después de despedir al grupo del IESE recibió la visita del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, de gira en India y Pakistán.

El programa, que se diferencia de los módulos del Global MBA en China y Estados Unidos en que es más corto y algo más flexible, pretende acercar a los asistentes a la realidad económica de India. Y, sobre todo, abrirles los ojos sobre las posibilidades de inversión que ofrece este país de 1.070 millones de habitantes, así como cuáles son las mayores dificultades para hacer negocios allí.

¿Se puede conocer esto en tan sólo cinco días? Ciertamente, no. Pero dada la intensidad del programa, y su enfoque eminentemente práctico, los asistentes pueden volver a sus países de origen con una idea bastante aproximada de qué es lo que se cuece en el gigante asiático.

Tras un viaje de más de diez horas de avión, los tres primeros días el grupo se alojó en la ISB, cuyo campus poco tiene que envidiar a los más avanzados del mundo, con su césped impecable, su hotel-residencia y una gran zona deportiva y de recreo, además de las instalaciones académicas. Desde el campus se puede ver además la sede de Microsoft, donde trabajan 600 informáticos y que es, después de la de Redmond (EE UU), el segundo centro más grande de desarrollo de productos del gigante informático.

El despertador sonaba cada día en torno a las siete de la mañana porque las clases empezaban a las 8.30. Sólo las primeras fueron de carácter teórico. En el mejor estilo de escuela de negocios, tras la presentación de todos y cada uno de los participantes, así como del curso por su director, David MacManus, entraron en juego dos directivos que han vivido desde dentro la realidad india: Gerd Hoefner, de Siemens, y el antiguo presidente de la multinacional Procter & Gamble Gurcharan Das.

De esta forma, los participantes pudieron acercarse a dos realidades diferentes del país: la de los expatriados europeos, que se asombran ante la pobreza de grandes capas de la sociedad, y se extrañan de la enorme burocracia que rodea cualquier paso, y la de los directivos autóctonos, orgullosos del desarrollo que ha vivido el país en la última década.

Ese primer acercamiento se completó con una presentación sobre el desarrollo industrial del país y su último boom informático y tecnológico.

Carrera de visitas

A partir de ahí, la carrera. En el día y medio siguiente los alumnos visitaron Infosys, el segundo proveedor de tecnología de India y que cotiza en el Nasdaq estadounidense, y el laboratorio farmacéutico Dr. Reddy's, ambos en Hyderabad, que es la sexta ciudad de India y está a poco más de una hora en avión de Bombay. Y los estudios Ramoji, una especie de Disneylandia, mezcla de parque de atracciones y de gigantesco estudio de cine (dicen que el más grande del mundo), a unos cincuenta kilómetros de Hyderabad. A estas alturas del programa, ya asomaba el cansancio.

Luego, vuelo a Bombay, donde los participantes tendrían la oportunidad de tomar contacto con los casos de Cadbury y el Grupo Tata, entre otros.

El programa cuesta 3.900 euros, a lo que hay que añadir el billete de avión de ida y vuelta. El IESE tiene intención de repetirlo, aunque aún no ha decidido con qué periodicidad. Para la escuela de negocios española, es también una oportunidad para poner el pie en un mercado aún por explotar. "Cada vez recibimos más solicitudes de estudiantes indios para hacer nuestros programas en España", reconoce MacManus.

Sede del Indian School of Business (ISB) de Hyderabad.
Sede del Indian School of Business (ISB) de Hyderabad.

Primero fue China

Las grandes escuelas de negocio españolas están entre las mejores del mundo, según las clasificaciones más reconocidas del sector. Eso significa que compiten de igual a igual con los centros de más prestigio, sobre todo de Estados Unidos, a la hora de formar a los directivos del futuro. Y en un mundo cada vez más globalizado como el actual, esos directivos no pueden desconocer dos mercados asiáticos fundamentales: China e India. De unos años a esta parte, muchas escuelas se han apresurado a firmar convenios de colaboración con escuelas chinas. De hecho, Esade acaba de ampliar sus acuerdos con centros de ese país.

La presencia en India, sin embargo, aún está por explotar. Y eso que este país, antigua colonia británica, tiene más tradición en formación de posgrado. Al margen del programa del IESE, la escuela ESCP-EAP acaba de firmar un acuerdo con el MDI indio por el cual sus alumnos del MBA podrán hacer un semestre en Gurgaon, cerca de Nueva Delhi, periodo en el que harán también prácticas en una empresa europea instalada en el país asiático.

Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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